La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 26/11/2020 00:00
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Las situaciones de confinamiento “consisten en un estado donde se combinan estrategias para reducir las interacciones sociales como el distanciamiento físico, el uso obligatorio de mascarilla, restricción de horarios de circulación, suspensión del transporte, cierre de fronteras, etc.”.
La enseñanza-aprendizaje en tiempos de confinamiento por pandemia es una situación que aunque no es inédita (ya hemos tenido situaciones similares en la pandemia de influenza AH1N1 o gripe española, en 1918, y parcialmente en pandemias como la de la gripe porcina en 2009 y brotes epidémicos como el del SARS 2003 y MERS 2012) ha puesto a prueba los sistemas educativos a nivel global, que han sido impactados de manera directa o indirecta, transfiriendo dichas afectaciones a todos sus actores.
Según la Unesco 2020, el cierre de los centros educativos en todos los niveles de instrucción, como parte de las acciones para contener el virus y su propagación, tiene a más de 165 millones de estudiantes sin asistir a los centros de enseñanza. Esto es desde la educación preescolar hasta el tercer nivel educativo, representado por las universidades. Esta cifra solo en 25 países de la región latinoamericana.
Sin duda alguna el cierre de los centros educativos de manera presencial tendrá repercusiones negativas sobre la calidad de los aprendizajes alcanzados, y sus consecuencias perniciosas se incrementarán produciendo una afectación mayor a los estudiantes de escasos recursos económicos, poblaciones vulnerables y estudiantes con necesidades educativas especiales; grupos de individuos que requieren de una acción educativa basada en la implementación de la educación inclusiva y participativa. De hecho, se estima que la educación tendrá un enorme revés en sus objetivos de capacitación del recurso humano si los centros educativos no cuentan con mecanismos eficientes de educación a distancia, acordes a los objetivos y metas establecidos en la educación de cada país o región.
¿Cuál ha sido la tendencia prevalente utilizada con el propósito de revertir estos efectos nocivos? La inclinación que ha prevalecido ante una situación como la actual, es la migración de los sistemas educativos de uno mayormente presencial a uno virtual, casi en su totalidad. La gran mayoría de los países y sus sistemas educativos se han abocado o han desarrollado iniciativas de enseñanza remota o a distancia, para generar una solución a corto plazo y así mantener la continuidad de los procesos educativos. Se han reemplazado temporalmente los procesos que permitían una interacción y el contacto cercano entre docente y estudiante por iniciativas que permiten que dicha interacción sea de manera informal, utilizando para ello, material impreso, la pantalla de un televisor, equipo electrónico o informático.
Esto trae consigo el cambio de los paradigmas establecidos durante muchos años en la práctica docente y ha permitido el desarrollo o adopción de nuevos roles para estudiantes, quienes se deben adaptar a las nuevas prácticas en el proceso de enseñanza aprendizaje, y a los docentes, quienes sin duda deberán tomar las medidas necesarias para que aún en la virtualidad, se mantengan altos estándares en la capacitación educativa y el ejercicio de la profesión docente.
Esta modalidad de enseñanza remota está siendo implementada en un lapso y velocidad sin precedentes, y se caracteriza por contar con una combinación de soluciones y medios de primera generación (materiales impresos, radio y televisión) y de segunda generación (plataformas, sistemas de gestión de aprendizajes) para entregar contenido y mantener algún nivel de interacción entre escuelas y estudiantes”.
Los resultados de la efectividad de la migración de los sistemas de enseñanza-aprendizaje a la modalidad virtual, no podrán ser medidos en la actualidad, pero han permitido que la función docente continúe, ofreciendo una alternativa inmediata que ha garantizado la continuidad del flujo de la información docente-estudiante. La labor del docente y del estudiante ahora tienen escenarios distintos; por una parte el docente debió evolucionar para adaptarse al cambio repentino producido por el evento de salud global, migrando a la nueva metodología de enseñanza; y por otro lado, el estudiante deberá contribuir en gran manera a que el conocimiento que intenta transmitir su docente, llegue de la mejor manera, trayendo consigo el incremento de su formación personal y profesional.