La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
'No deben estar en cuarentena el pensamiento crítico ni la transparencia'
- 24/09/2020 10:47
- 24/09/2020 10:47
En estos tiempos cuando la sociedad panameña, como el resto del mundo, se ha visto vulnerada por los efectos de la pandemia de la covid-19, surgen figuras de nuevos líderes que abogan por transformaciones profundas en el sistema político y económico del país.
Nos referimos a Mariela Arce viuda de Leis, educadora, investigadora social, feminista con más de cuatro décadas de activismo y luchadora por los derechos humanos. Es consciente que ha recibido reconocimiento popular por el nombre de su esposo, destacado sociólogo, escritor y dirigente político, aunque prefiere ser distinguida por los aportes propios que ha dado a la nación.
No se considera la líder, pero es una integrante fundamental en la creación del movimiento social denominado “Cuidemos a Panamá”, una organización formada por patriotas, mujeres y hombres, que han elaborado una propuesta nacional para buscar el desarrollo integral del país.
Surgió a raíz de que observamos que era importante, a pesar del distanciamiento físico y la ruptura de la comunicación, intentar tejer una nueva manera de acción ciudadana. Es por ello que hice un documento y lo envié a nuestra red de derechos humanos. Allí empezó todo, en un Viernes Santo. Desde entonces hemos hecho más de 20 eventos por celular desde Punta Burica hasta Darién. Había gente que se trepaba en los cerros para conseguir la señal. Se hicieron nueve mesas de trabajo, con representación de territorios indígenas, juventud, mujeres y hombres, derechos humanos, ciencia. Fueron nueve temas abarcados de una manera colectiva y participativa. Se recibieron 300 propuestas del Panamá que queríamos tener al final de la pandemia.
De esas reuniones surgió el plan Panamá que contiene 53 medidas para cumplirse a corto, mediano y largo plazo. El documento está en las redes sociales y se puede descargar y se denomina “Cuidemos a Panamá”. Es una lista de buenas deseos.
El plan Panamá tiene propuestas para transformar el poder formal e institucional. Hablamos de una constituyente, de cambiar el sistema de educación y de salud. Todos los sistemas de protección social tienen que ser universales, públicos y gratuitos. Aquí no debe de haber una educación para unos y otra distinta para otros. Es decir, no debe haber una educación para ricos y otra para los pobres. No debe haber una salud para los ricos y otra para los pobres. Los derechos humanos deben ser accesibles por igual. Estamos proponiendo reformas al sistema tributario para que el que más tenga, más pague. Ahorita los trabajadores son los que están pagando más, mientras que los que tienen riquezas acumuladas casi no pagan. Lo que se busca es la justicia tributaria.
Un modelo económico que no esté concentrado en comercio y servicios. Estamos proponiendo que tiene que haber un plan nacional de desarrollo sostenible, en donde se priorice la soberanía alimentaria. Además, proponemos que haya una recuperación del empleo digno, porque ahora con el teletrabajo hay una sobreexplotación de los profesionales y más de los jóvenes profesionales. También instamos a que se hable de un plan de reconversión energética; el agua como un derecho humano y no como mercancía, que el Canal de Panamá sea un activo estratégico del desarrollo nacional y una zona internacional de paz.
Hay 53 propuestas que valdría la pena verlas. Pero también estamos haciendo propuestas para transformar el poder oculto, es decir, ese poder fáctico que está detrás de los partidos, de los gobiernos y que mueve los hilos.
Todos los movimientos ciudadanos son políticos. Es decir, que implica política transformar las relaciones de poder. Ahora hay políticos partidarios que están detrás de los partidos. Hay otros que son ciudadanos que no tienen que ver con partidos. Una de las características que tenemos como sociedad es que nosotros siempre tendemos a encasillar las iniciativas. Nos preguntamos qué partido está detrás. En este movimiento no hay nadie detrás. Aquí lo que está detrás es la gran mayoría que no estamos metidos en partidos políticos, que no estamos organizados en gremios empresariales u obreros. Es una iniciativa ciudadana que busca responder a la gran mayoría ausente y silenciada en todos los escenarios del diálogo nacional, porque en la actualidad se juntan los mismos con los mismos para abordar lo mismo.
Este movimiento lo forman activistas de derechos humanos. Se trata de científicos y científicas sociales. Estoy hablando de docentes, de profesionales de la enseñanza, investigadores sociales, líderes comunitarios e indígenas. Estamos refiriéndonos a todo un movimiento representado por todo el país. Todos los que participamos somos coautores de este plan.
¡Interesante! Rompimos con el liderazgo personalista. Somos un colectivo. En principio éramos nueve, ahora somos quince. Quince líderes que formamos el equipo coordinador nacional. La mitad del equipo es de hombres y la otra mitad es de mujeres. Trabajamos como colectivo. Yo soy la facilitadora metodológica, pero no soy la líder. Allí están Carlos Lee, Maribel Jaén, Iván Chanis, Richard Morales, Sonia Henríquez, Daniel Holnes, Liliana Candanedo y Jorge Castillo, entre otros.
Esta pandemia nos agarró a todos de sorpresa, a pesar de que a nivel mundial venían alertando de una serie de indicadores que establecían que el modelo depredador del ambiente venía agotando las oportunidades de mantener un mundo saludable. Había indicadores ambientales que decían: ojo, esto ya no da para más. Ahora llegó y la gente no reaccionó porque pensábamos que era como una pesadilla. La ciencia no tenía respuesta, no conocía ni de dónde salió y cómo se propagaba. Fue mucho tiempo de incertidumbre y de miedo.
En Semana Santa, aquí en Taboga se hizo un trabajo, porque pertenezco a la red de derechos humanos y nos habíamos pronunciado frente a todas estas situaciones de cuarentena, obviamente de movilidades y restricción de derechos, y comenzamos a decir que si bien es cierto había una ignorancia de cómo se manejaba la pandemia, no debía haber ignorancia y olvido de los marcos de derechos humanos y de los derechos ciudadanos que tiene todo el país.
Este es un tema que no debe estar en cuarentena. No debe estar en cuarentena el pensamiento crítico ni la transparencia. Tampoco la rendición de cuentas y el derecho a la vida. No debe estar en cuarentena nada de lo que es esencial en una sociedad, y no hay excusas para decir tú no tienes derechos y yo decido todo.