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- 13/09/2019 02:00
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Una brumosa tarde de 2014, en Guabito, Bocas del Toro, Juana Morales recalienta el almuerzo de su nieto Cristóbal Ábrego Sorllán, un muchacho ngäbe de 13 años. Cuando escucha los ladridos de Simbad, arrima dos banquetas, limpia la carpeta del mesón y sirve sopa de pescado y arroz con coco.
El recién llegado lucía taciturno. La mujer suelta una pregunta a quemarropa: ‘¿Qué tienes?'. Él le confesó sus sueños de estudiar inglés y cinematografía. ‘Somos pobres, comienza desde abajo y con humildad', aconsejó Juana.
‘La pobreza no es un obstáculo, sino una fuente de inspiración', señaló Cristóbal a La Estrella de Panamá. Hoy, con 17 años, es uno de los estudiantes del Colegio Secundario de Guabito que aspiran a representar a Bocas del Toro en la Copa Nacional de Debate.
‘Antes no me interesaba lo que pasaba en Panamá; el debate me ha dado madurez y pensamiento crítico sobre la oscuridad que vive el país', expresó Cristóbal, un idealista quien por falta de dinero, el día del cumpleaños de la abuela, le regaló un poema. Y Juana lo disfrutó más que si fuera la clásica bata de dormir o los fragantes jabones Maja.
En este escrito hablaremos de la Asociación Panameña de Debate (Aspede), de la Copa Nacional y de las opiniones de expertos sobre el tema.
Cambio de mentalidad
Jazmina Guerra, profesora de Historia del Colegio Secundario de Almirante, aboga por reformar los planes de estudio, preparar estudiantes más analíticos y compenetrados con la realidad.
Todavía persisten, hasta en las universidades, evaluaciones ‘de memorización': cierto y falso, pareo, escoja la mejor respuesta y llenar espacios. Al día siguiente del examen, no se acuerdan de nada.
Aspade es una asociación sin fines de lucro, cuyo objetivo es promover el debate entre los jóvenes para formar ciudadanos capaces de provocar transformaciones sociales.
Alexandro Young, coordinador regional administrativo de Aspade en Bocas del Toro y profesor de debate en el Instituto Episcopal San Cristóbal, indicó que en un principio los jóvenes rechazan el debate; lo relacionan con la Asamblea Nacional o como lo presentan en la televisión. Cuando conocen la dinámica, se unen al programa.
La Copa Nacional de Debate, organizada por Aspade y patrocinada por el Tribunal Electoral, se realiza desde hace cuatro años. Este año el tema a debatir es el análisis de la realidad nacional, para ejercer el voto con plena conciencia ciudadana.
En el evento, apoyado por el Ministerio de Educación, compiten todas las provincias y las comarcas indígenas: Guna Yala, Ngäbe Buglé y Emberá Wounaan.
Las competencias para escoger a los representantes por provincia se iniciaron el 3 de septiembre en Veraguas y el 7 y 8 de septiembre en Panamá Oeste. Le siguen Panamá Centro (14 y 15), Colón y Los Santos (14 ), Coclé (15), Bocas del Toro, Guna Yala (21); Panamá B (San Miguelito, Panamá Este y Panamá Norte) (21), Herrera y Emberá Wounaán (22), Chiriquí y Darién (27 ) y Ngäbe Buglé el 28 de septiembre. La gran final será el 27 de octubre en el auditorio del Tribunal Electoral. Participan más de 200 estudiantes.
Sherryl Girón, presidenta de Aspade, informó que actualmente se trabaja con 110 clubes de debate en igual número de escuelas, particulares y oficiales. Se espera que este año se incorporen 40 nuevos planteles (revista Elecciones 2019 – Tribunal Electoral de Panamá).
El ‘sopor ciudadano'
El hecho de que algunos jóvenes examinen la realidad social y política del país, con espíritu crítico, no significa que haya ‘un renacimiento' del debate, opina Carlos Guevara Mann, analista político y profesor de Ciencias Políticas en Florida State University.
‘Ciertamente, muchos estudiantes muestran interés en los asuntos públicos y rechazan actuaciones que consideran reprensibles. Ellos ven el debate como un desafío estimulante, similar a los deportes de contacto, lo que los motiva a involucrarse en actividades de dialéctica'.
Según él, la mayoría de la población continúa ‘sumida en su habitual sopor, sin conciencia política ni deseos de tomar parte en la vida cívica del Estado'. El pésimo sistema educativo que ‘no aporta destrezas básicas, ni instrucción ciudadana, ni cultura general al estudiantado'.
Jairo Pertuz, veterano periodista, analista internacional y escritor, afirma que la mansedumbre de los panameños, el desinterés y la falta de espíritu de crítica —en jóvenes y adultos— ‘nos ha llevado al extremo de aceptar —como algo normal— la corrupción, la impunidad y la violación de las leyes'.
‘Los orígenes de este comportamiento se deben a la falta de sana orientación, ausencia de educación de hogar, deficiencias en la enseñanza escolar, una absurda aculturación y manipulación de sentimientos'. A su juicio, ‘el pensamiento crítico está siendo cercado, abolido de la gran masa popular, sector en el que realmente descansa el poder del Estado'.
‘Aspade es una asociación sin fines de lucro, cuyo objetivo es promover el debate entre los jóvenes para formar ciudadanos capaces de provocar transformaciones sociales'.
Laura Ramos T., estudiante universitaria de informática, hizo un llamado a la familia, educadores y líderes de opinión, a promover la lectura, porque ‘no se puede analizar la realidad nacional si no se tiene piso cultural, profundidad en los argumentos, respeto a las ideas ajenas y práctica de valores éticos y morales'.
‘Hemos confundido el avance y manejo de la tecnología con estar pegados todo el día al celular, perdiendo lo más valioso del ser humano: el tiempo'
Aldahir Olmos Muñoz, abogado y coordinador académico de Aspade en la comarca Emberá Wounaan, sostiene que los estudiantes sufren por un sistema educativo que no se acopla a sus necesidades.
Los jóvenes de la comarca han perdido el interés por el conocimiento; los maestros han bloqueado su creatividad. Hay docentes que dicen —sin ningún sonrojo— que solo les interesa la permanencia en el sistema educativo.
Olmos Muñoz, experto en comunicación y debates, dijo que la juventud comarcal es víctima de una ‘cultura cerrada', que les impide pensar con libertad. ‘Sin cambios en el sistema educativo, se reducen las esperanzas'.
Orlando Carrasquilla, coordinador académico de Aspade en Bocas del Toro, indicó que hay muchachos con talento, pero les falta confianza en sí mismos para transformar la sociedad.
‘Nuestros jóvenes tienen que ser más investigativos y reflexivos, ser auténticos y no comer cuentos'.
Pensamiento crítico, herramienta para la vida
Gonzalo Escobar Muñoz, pedagogo, advierte: ‘Nos encontramos en la era de la posverdad, donde disponer de un pensamiento crítico es una necesidad vital para no ser manipulables de la publicidad, de las esferas políticas; enajenados, marginados o masificados'.
‘Los sectores productivos y de servicios se quejan de la falta de competencias básicas de nuestros bachilleres (en idiomas, aritméticas, ciencias, valores, tecnológicas), pero si evaluamos las capacidades críticas y reflexivas de nuestros noveles estudiantes, concluiremos que tenemos una tarea pendiente'.
Dijo que las personas tienen que hacerse cargo de sus propias mentes: cómo trabajan, qué piensan, qué creen; examinar las motivaciones que tienen para hacer lo que hace y someter las decisiones a un escrutinio para determinar si están justificadas racionalmente.
‘Pensamiento crítico es formular preguntas vitales, evaluar información relevante e interpretar ideas abstractas; llegar a inferencias y conclusiones razonadas', señaló Escobar Muñoz.
Los docentes del siglo XXI tienen la responsabilidad de desarrollar en sus alumnos el pensamiento crítico mediante el análisis de textos, estudios de casos, aprendizajes basados en proyectos, interpretación de analogías, dilemas morales, comparación de noticias, debates, foros, mesas redondas y desempeño de roles.
‘Nadie llega al mundo con una actitud innata para aplicar el pensamiento crítico a su contexto. Esta es una habilidad que se aprende, se entrena, se adquiere y se convierte en parte de la personalidad y el perfil profesional. El pensamiento crítico nos convierte en activos, inconformes, escépticos sanos e inteligentes, reflexivos-argumentativos', concluyó el profesor.
Terminamos la reseña con un pensamiento de Margaret Hilda Thatcher, ex primera ministra británica:
‘Me encanta la discusión. Me encanta el debate. No espero de nadie que simplemente se siente ahí y esté de acuerdo conmigo; ese no es su trabajo'.