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Coiba, un laboratorio para la humanidad
- 09/09/2022 00:00
- 09/09/2022 00:00
Coiba AIP es una de las cinco asociaciones de interés público que se han creado en el país. Su oficina está en Ciudad del Saber, pero su centro de operación queda a unos 300 kilómetros: en la isla de Coiba, una reserva natural que es patrimonio de la humanidad desde 2005.
Allí se instaló el primer laboratorio de ecología marina y oceanografía biológica en áreas insulares del Pacífico centroamericano para hacer, como dice su director Edgardo Díaz Ferguson, “ciencia”. Coiba AIP fue creada hace cuatro años por la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt) con la finalidad de promover, ejecutar y desarrollar investigaciones científicas orientadas a proteger, conservar y mantener la biodiversidad del Parque Nacional Coiba, su área especial marina, su zona de amortiguamiento y las áreas adyacentes que forman parte del Corredor Marino del Pacífico Este Tropical.
Son los objetivos generales que encierran los específicos, dice Díaz Ferguson, un biólogo con un doctorado en biología animal y genética de organismo marino, y tres posdoctorados, entre esos en genética y ADN ambiental de especies marinas, que después de estar trabajando y generando conocimiento en otras fronteras decidió regresar a Panamá con la misma finalidad: producir conocimiento científico para el desarrollo del país, a través de Coiba AIP.
En estos cuatro años de operaciones no solo se ha dedicado a levantar proyectos y hacer investigaciones científicas, sino también a reclutar científicos panameños que estudian o trabajan en el extranjero, para realizar estudios en Coiba.
“El científico está formado para generar investigación, conocimiento, y que ese conocimiento sirva para el desarrollo del país y no para redactar informes que terminan engavetados”, reclamó.
Para Díaz Ferguson Coiba es un “laboratorio viviente” porque hace 12.000 años era una “montañita y una gran llanura” que unía Veraguas, y luego de la glaciación se convirtió en isla, y la fauna que se encuentra en la zona es muy característica de ella y, aunque probablemente sean las mismas especies de tierra firme, tal vez tengan comportamiento e incluso morfología y fenotipo diferentes.
Coiba AIP trabaja en 14 áreas de estudios y algunas son inéditas en el país, como la arqueología subacuática, para la cual Díaz Ferguson se contactó con el primer panameño que realiza un doctorado en esta disciplina: Abner Alberda, quien estudia en la Universidad de Cadiz, España, y realiza su tesis en Coiba.
Alberda comenzó su tesis doctoral al mismo tiempo que Coiba AIP nacía y se sumó al proyecto porque no se ha hecho prospección arqueológica desde hace mucho años en la zona, narró Díaz Ferguson. Con la Universidad de Cadiz se acordó que un científico de Coiba AIP fuese tutor de tesis y así se sumó al equipo la doctora en arqueología Ilian Izasa, una panameña que vive en Boston, Estados Unidos.
En la búsqueda de científicos panameños fuera de la frontera, el equipo de Coiba AIP se contactó con Orlando Ortiz, radicado en Alemania y que estudia un doctorado en botánica para realizar la filogeografía en plantas de la región. Díaz Ferguson indicó que no se han realizado estudios evolutivos de plantas asociadas a bosques nubosos y zonas montañosas para determinar cuántas existen en Panamá.
A estos investigadores científicos en el extranjero su suman los que están en el país: Dumas Gálvez, que estudia las arañas del Parque Nacional Coiba; Eric Flores, que trabaja en un proyecto de tortugas marinas; y el propio Díaz Ferguson que trabaja en la caracterización de la biodiversidad genética de especies invertebradas marinas y de peces.
Para fin de año, Díaz Ferguson espera sumar dos nuevos científicos: un biólogo evolutivo y uno marino. La idea de sumar un biólogo evolutivo, explicó, es para estudiar los patrones en la fauna terrestre del Parque Nacional Coiba y determinar cómo el aislamiento de tierra firme ha generado nuevos patrones de comportamiento y de distribución de las especies.
¿El estudio determinaría si existen nuevas especies en Coiba?
Podría ser, pero es si las especies que han estado en la zona han generado nuevos aspectos de comportamiento, de fisiología y de reproducción distintas a las de tierra firme, indicó.
Díaz Ferguson explicó que ha notado comportamientos de animales, como los monos cariblanco en Coiba, muy distintos a los de tierra firme. “Estos animales no están acostumbrados a la presencia humana, por lo tanto no les temen a los humanos. En Coiba, los monos caminan libremente, y los monos aulladores suelen bajar de los árboles, lo que no es normal, y esa es una característica de un animal que ha estado aislado. Ellos no sienten a la especie humana como un depredador”, dijo.
El hecho de bajar de los árboles les ha permitido a los monos desarrollar habilidades con las dos manos, como el mono cariblanco que pueden levantar un coco de forma frontal romperlo y buscar comida, lo que no se observa en poblaciones terrestres, explicó.
Los planes de Díaz Ferguson no solo implica hacer ciencia, sino también generar gobernanza e interés entre los estudiantes de secundaria para estudiar ciencia, específicamente biología. Dos campos en los que ha empezado trabajar para generar espacios de diálogo entre científicos y autoridades locales y la organización por primera vez en Panamá del Congreso Latinoamericano de Ciencias del Mar que se realizará del 19 al 23 de septiembre próximo.
“En las gobernanzas todos somos iguales, pero si nosotros los científicos no participamos, ni siquiera vamos a ser iguales, no nos van a escuchar. Entonces, los científicos hemos fallado en creernos superiores y no bajar al mundo de los mortales”, reconoció.
La idea es sentar a personas de distintos pensamientos para pensar en el país, para lo cual busca especialistas en gobernanza para el equipo de Coiba AIP.
El Congreso Latinoamericano de Ciencias del Mar, explicó Díaz Ferguson, es una ventana para dar a conocer el trabajo que realiza Coiba AIP, que ya es reconocido por el mundo científico desde Canadá hasta Tierrad del Fuego, Argentina.
Al congreso asistirán unos 400 científicos de 17 países de América, además de España y Portugal, de los mejores institutos de investigación y universidades.
“Estamos viviendo el decenio de la ciencia oceánica y necesitamos que los estudiantes se interesen por estudiar biología marina, y los científicos panameños que están en el extranjero regresen”, alegó Díaz Ferguson.
Las asociaciones de interés público, como Coiba AIP, son una oportunidad para desarrollar ciencia y que los científicos panameños en el extranjero tengan oportunidad de generar conocimiento.
“La ciencia es la base de la sociedad, lo ha sido siempre. Sin la ciencia no tuviéramos medicamentos, puentes y un canal. Sin la ciencia tampoco tuviéramos la biodiversidad conservada”, recalcó.
Díaz Ferguson insistió en la necesidad de motivar a los jóvenes a estudiar ciencia marina, porque un país que se desarrolla como Panamá requiere de ciudadanos en cada una de las líneas de investigación científica.
Panamá, incluso, puede ser líder en la región en turismo científico, pero para eso, dijo Díaz Furguson, se requiere hacer ciencia, y en Coiba, por lo menos, desde hace cuatro años se hacen investigaciones que no solo aportan conocimiento al país, sino al mundo, porque la vida viene del mar.