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Candidaturas por libre postulación: ¿una alternativa a los partidos políticos?
- 05/08/2022 00:00
- 05/08/2022 00:00
Lo califico de positivo. La candidatura independiente le permite al político tradicional refrescar su imagen, aduzco que gozarían de autonomía y su actuar confirmaría que no necesitan responder a los intereses específicos de su antiguo colectivo, generando esto mayor expectativa para quienes se postulan y en donde el pueblo panameño espera más dinamismo y representación desde las diferentes curules. Es la figura que necesitaba el/la político(a) al que no le permitieron correr, al que le impusieron otro candidato, al que le dijeron tú no o aún no es tu momento, o le dificultaron por completo su aspiración dentro del colectivo donde previamente militaba. No es solo para quien nunca ha tenido relación alguna con el tradicionalismo político nacional.
La figura es interesante analizarla ya que, si bien es cierto, son aspirantes que buscan de alguna manera separarse de los ideales partidocráticos colectivistas, de banderas y colores, en casos muy especiales pretenden alejarse de situaciones, señalamientos y personas que a lo interno de sus antiguos partidos han sido “los varios obstáculos” (y por mencionar algunos) de las candidaturas y aspiraciones políticas; en alguno de ellos (analizándolo desde la figura de estrategias políticas), por ejemplo, se estila a “apostar” con las candidaturas sujetas a negociaciones por los directivos de los partidos, previo al resultado preliminar de lo que indiquen las encuestas / pronóstico, y muchas veces hasta ignorando lo que ha solicitado el comité político, sus delegados o los propios adherentes. Esto da como resultado que quienes llegan a las papeletas como candidatos, no tengan las mejores propuestas o no sean los más preparados, precisamente por haber sido impuestos y favorecidos por el colectivo en el que militaban.
Considero que se ha distorsionado. Un político independiente que viene desde una estructura política no nace seis meses antes de las elecciones o previo al año electoral y mucho menos surge actualizando su domicilio electoral para correr en otro diferente. Milita y es conocido precisamente por su trayectoria y ha expresado abiertamente su disidencia. Mi señalamiento es puntualmente para aquel que se aprovecha de la mencionada “excepción” y busca aventajarse con los grises en las normas electorales, tratando de adaptarse a fin de sobrevivir políticamente, eso es lo reprochable. Sería bueno analizar la posibilidad de actualizar La Ley 4 del 7 de febrero de 2013 sobre la revocatoria de mandato a fin de que puedan reglamentar e incorporar de mejor forma este nuevo escenario que ha surgido.
Considero que no, porque dependerá de la estrategia y oferta electoral que puedan ofrecer los partidos en las siguientes elecciones, y este ejemplo no aplica a todos los escenarios de puestos de elección popular al que estamos acostumbrados. Si bien el escenario pronosticado se debería diseccionar con pinzas, para realizar el ejercicio de analizar la característica individualista del candidato independiente (o del nuevo disidente partidocrático llamado independiente) versus la colectividad y unificación que ofrecen los partidos políticos. A mi criterio, quienes tienen el formal reto de lograr hegemonía, ya sea como coalición o grupo son los independientes, ya que deberán tratar de identificar entre sus colegas aquellos que compartan los mismos principios, valores e ideales políticos, a fin de establecer alianzas y militancias colectivas en los respectivos puestos de elección popular.
Siendo extremadamente honesta, no. Panamá es un país tradicionalmente partidocrático y llegar a ser presidente no es suficiente. La figura del presidente no es la que controla todos los poderes, ya que el orden de la nación recae en una armónica colaboración de los poderes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial; y esto se logra desde la colectividad y con el control político que brindan las estructuras de los partidos. Adicional, los candidatos por la libre postulación son ideales y necesarios para puestos como representantes, alcaldes, diputados y demás. Aunque, previo a lo que he expresado, no descartaría en su totalidad que un/a candidato(a) presidencial por la libre postulación que se encuentre muy bien organizado (estructura orgánica para administrar el país, equipo de trabajo de alto nivel, plan de gobierno y demás) logre romper el paradigma y esta larga tradición. Celebro las 1.696 postulaciones presentadas por los aspirantes a puestos de elección popular y confiemos que se mantenga un porcentaje significativo para ofrecer un sinnúmero de propuestas para los comicios de 2024.
Es un despropósito, lo que refuerza mi convicción de que el país y sus instituciones andan al revés, situación que exige una revisión integral a través de una asamblea constituyente. La ley electoral permite las postulaciones de miembros activos de partidos políticos de libre postulación. Además, permite que sean los partidos políticos los que regulen que miembros de un partido político se inscriban y migren a otro partido con el propósito inmediato y único de ser candidatos a puestos de elección. Y es que, desde mi punto de vista, todo esto es parte de la deformación del sistema electoral. Entonces, en el primero de los casos, el de la libre postulación, esas embestidas merman la genuina participación ciudadana y, en el segundo de los casos, la migración por candidaturas abona al desprestigio de los partidos políticos, que ya no son forjadores de pensamientos ni conductores de propósitos de desarrollo con bienestar social.
Tres razones fundamentales. Primero, porque el subsidio electoral ha servido para crear cúpulas dominantes, no liderazgos reconocidos, dentro de los partidos políticos, negando la apertura entusiasta a la formación y participación de sus membresías. Segundo, porque se ha perdido la mística y el compromiso de pertenencia a los partidos políticos; ya vale todo, incluso, dinamitarlo. Tercero, porque esa postulación por la libre puede formar parte de estrategias de división para restar votos a un colectivo o candidato útil para perfilar las posibilidades de otro candidato, que, aunque sea contrario, es con quien se construyen acuerdos de cuotas de poder. La suma de lo anterior da como resultado menos credibilidad en las organizaciones electorales, por tanto, menos democracia.
Sin duda ha sido distorsionado. La libre postulación pertenece a una conquista ciudadana en vía de desarrollo. ¿Por qué entorpecer su desarrollo? Algunos de los que han aspirado a cargos de elección desde la libre postulación, llegaron a la conclusión que sin un partido político no se puede llegar al cargo de elección popular, al menos a la Presidencia de la República. Ese razonamiento tiene sentido y valor, porque el sistema electoral ha sido cuidadosamente diseñado para favorecer a los partidos políticos, digo favorecer, mas no fortalecer. Sin embargo, organizar la sociedad desde la perspectiva de participación ciudadana es posible, exige mucho esfuerzo y constancia, pero es perfectamente posible si se tienen ideas claras, sensibilidad para entender a la gente y darse a entender, persistencia en el propósito de un proyecto posible. Lo llamo vivencia ciudadana con todos los sectores.
Por supuesto que pierden hegemonía en importantes sectores de la sociedad, les produce profunda preocupación, no como reflexión visible para corregir, sino para el desespero por mantenerse o ganar por ganar. Es muy probable que la campaña electoral nos revele, una vez más, que los discursos, propuestas y programas de gobierno, palabras más palabras menos, sean muy parecidos. Porque las necesidades, reclamos y desafíos siguen siendo los mismos, el problema de la salud integral, educación, desempleo, inequidad y desigualdad, nada ha variado, todo lo contrario, ha empeorado dramáticamente. Veremos más emociones que contenido, eso son las campañas.
Solo y únicamente si surgiera una alianza alrededor de un candidato con un proyecto creíble, lo que cada día es menos probable. De lo que estoy convencido es de que, la división forjada por egos, estrategias, despropósitos, malicias y demás factores de motivación (hasta los inconfesables), nos acerca más a repetir la historia, sin que los promotores del divisionismo tengan derecho a queja alguna. Esto es, repetir la historia como todo ciudadano tiene derecho a percibirla, buena o mala, conforme a su propia realidad.