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- 18/01/2024 00:00
- 17/01/2024 19:12
La pandemia de la covid-19 ha tenido un impacto significativo en la salud mental de las personas en todo el mundo. Antes de la pandemia, casi mil millones de personas ya sufrían algún trastorno mental diagnosticable, el 82% de las cuales vivían en países de renta baja y media.
Desde entonces, la pandemia ha afectado a la salud y bienestar mental de muchas más personas, tanto las que ya padecían estos problemas como las que no, acentuando las deficiencias de los sistemas sanitarios y las desigualdades socioeconómicas. Se calcula que la pandemia ha incrementado entre un 25% y un 27% la prevalencia de la depresión y la ansiedad en todo el mundo.
La pandemia ha generado una mayor necesidad de servicios de salud mental en un contexto donde la población ha tenido que enfrentar la pérdida de sus seres queridos por covid-19; una crisis sin precedentes que ocasionó la pérdida de trabajos, el cierre de las escuelas, el aislamiento, entre otros factores, expresa la psicóloga Wendy Montenegro Villarreal.
Los trabajadores de primera línea y los jóvenes han sido los más afectados, pero nadie ha escapado al impacto de la pandemia.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha destacado que la salud mental debe ocupar un lugar prioritario en la agenda política, tras la pandemia
Wendy Montenegro Villarreal es una mujer que tiene como propósito contribuir de manera positiva en la vida de las personas que la rodean. Apasionada por brindar herramientas de valor, cultiva una su día a día gratitud, actitud positiva, responsabilidad y respeto por las demás personas.
Manifiesta preocupación al advertir que es importante buscar ayuda cuando se presentan síntomas de ansiedad o depresión, ya que esperar que los problemas de salud mental desaparezcan por sí solos, puede llevar a que los síntomas empeoren.
¿Cuáles son las principales amenazas contra la salud mental?
Una de las principales amenazas para la salud mental es la falta de recursos que tiene la mayoría de la población para enfrentar los problemas del día a día.
He visto de manera muy cercana en los talleres que brindo en las empresas, que existe desconocimiento en cuanto a cómo regular las emociones, la importancia de cuidar los pensamientos y el valor de incorporar prácticas para mantener el equilibrio en el día a día.
Otra de las amenazas, aunque está disminuyendo, es la falta de acción al no buscar acompañamiento de un especialista en la salud mental. Podría ser por prejuicios o creencias erróneas sobre buscar ayuda. He escuchado frases como las siguientes: “yo resuelvo mi problema solo”, “no necesito hablar con nadie”, “el que va al psicólogo es porque está loco”, entre otras expresiones.
El hecho de no reconocer que se tiene un problema, es otra amenaza, ya que la condición se podría profundizar, si no se busca el acompañamiento a tiempo.
Poco acceso desde el sector público a atenciones periódicas, es otra amenaza contra la salud mental. He sabido de casos en los que no hay espacio para recibir atenciones de especialistas en salud mental y cuando se logra obtener la fecha, es muy lejana. También he conocido casos en los que una vez se inicia el proceso de acompañamiento, las sesiones no se dan con la frecuencia que se recomienda para mejor efectividad del tratamiento.
La falta de conocimientos en cuanto a implementar prácticas de salud financiera, pese a que el principal estresor a nivel mundial es, precisamente, el estrés financiero, es otra amenaza.
La depresión y la ansiedad aumentaron considerablemente durante la pandemia, ¿puedes explicar por qué?
La depresión y la ansiedad fueron en aumento durante y después de la pandemia, porque somos seres humanos biológicos, psicológicos y sociales, y todos estos aspectos fueron impactados terriblemente. Estuvimos por mucho tiempo sin cultivar la parte social de contacto físico que es muy valiosa para conectar con el balance en nuestras vidas, además de que todo el tiempo vivimos en constantes sobresaltos, como consecuencia de mucha información negativa.
Adicionado a lo anterior, se vivieron momentos de gran incertidumbre en relación con la salud personal y la de los seres queridos. Hubo muchas pérdidas de seres queridos. El temor a contraer el virus, la preocupación por la salud de los familiares y amigos, así como la inseguridad económica, contribuyeron a un ambiente de estrés constante.
La falta de control sobre la situación y la imprevisibilidad del futuro, aumentaron los niveles de ansiedad y desencadenaron síntomas depresivos.
¿Qué recomiendas para el cuidado de la salud mental?
Primero, hacer una pausa y evaluar qué estamos implementando para cuidar nuestra salud mental. Evaluar el estado emocional regularmente: ¿Cómo me siento?
Evaluar si contamos con las herramientas para manejar la situación por la cual estamos pasando, si no es así, buscar acompañamiento de un profesional idóneo.
Escuchar a personas importantes en nuestra vida, si nos hacen algún comentario sobre nuestros comportamientos, si las percibimos muy preocupadas por nosotros ... son indicios que indican que algo está pasando y que no es normal.
Implementar prácticas que permitan alcanzar el equilibrio, por ejemplo: hacer ejercicios, sacar unos minutos al día para realizar ejercicios de respiración, escribir, leer, meditar, agradecer, evitar la intoxicación, realizar détox digital, comer de manera sana y sacar un tiempo para uno en donde se pueda hacer esas actividades que nos gustan.
¿Cómo evalúas la inversión que se hace para la salud mental en Panamá, ¿piensas que es suficiente?
No es suficiente, cada día hay más personas que requieren del acompañamiento emocional y las disponibilidades en el sector público son muy pocas.
Además, las campañas de salud preventivas son escasas.
Varios expertos dijeron en su momento que la pandemia que vendría después de la covid-19, era la de la salud mental, desde tu óptica, ¿ha sido así?
Totalmente. De hecho, lo veo muy reflejado en los servicios que ofrezco en las empresas. Antes de pandemia, el foco de las inversiones era mayormente destinado a temas de productividad. Hoy día muchas organizaciones se han dado cuenta de que existen carencias en cuanto a la gestión emocional de sus colaboradores y deciden incorporar estrategias que apunten a potenciar la salud mental de los mismos. Son conscientes de que si sus colaboradores mantienen el equilibrio en sus vidas, serán más productivos.
¿Cómo se puede enfrentar esta nueva pandemia?
Incorporando prácticas saludables preventivas, que permitan lograr el balance, buscando el acompañamiento de un profesional idóneo a tiempo y estando presentes para nuestros seres queridos, familiares y conocidos, escuchándolos sin juzgar.
¿Cómo se desarrolla la educación emocional en Panamá?
Se están dando los primeros pasos, sin embargo, por todo lo que estamos viviendo hoy como sociedad, se requiere que esos pasos se den con mayor rapidez.
Se espera que mediante la aprobación del proyecto de ley No.379, se implemente en los colegios tantos públicos, como privados, espacios que fortalezcan el reconocimiento de las emociones, la gestión emocional y brinden herramientas tanto a docentes, acudientes y estudiantes que les permitan aprender a transitar por el carrusel de emociones que vivimos en el día a día, de una manera sana.
El proyecto indica que la Educación Emocional es el proceso de enseñanza y aprendizaje de las habilidades y competencias emocionales y sociales, tales como autoestima, autoconciencia, empatía, perseverancia, autoconocimiento, autocontrol y el arte de escuchar, mediante el acompañamiento y fortalecimiento de la persona en el ejercicio y perfeccionamiento de esta.
Además, el proyecto está basado en cuatro pilares fundamentales:
Educación emocional de los educandos
Escuela para padres de educación emocional
Educación emocional para el manejo de las emociones en los educadores
Educación emocional en las relaciones interpersonales e institucionales.
Será un proyecto de muchos retos, pero a su vez traerá grandes frutos a nuestra sociedad.
¿Qué papel juegan las redes sociales en este tema? ¿tienen alguna influencia?
Las redes sociales han sido científicamente creadas para desarrollar adicciones y mantener a los seres humanos conectados, por lo tanto, su uso frecuente impacta en la salud mental de todas las personas.
Se recomienda utilizarlas de manera consciente, con moderación; desconectarse en los momentos oportunos; elegir seguir cuentas que aporten, evitar comparaciones con estilos de vida publicados y evitar la intoxicación, es decir, el exceso o sobrecarga de información, que impide profundizar en los temas que se abordan.