El autómovil: transformaciones y llegada a Panamá en el siglo XX

Actualizado
  • 23/01/2021 00:00
Creado
  • 23/01/2021 00:00
La introducción del automóvil en la vida urbana en Panamá conllevó a la creación de instrumentos normativos que reglamentaran el tráfico vehicular y el transporte de personas y carga
Fotografía de una 'chiva' o pequeño bus que brindaba transporte público en la ciudad de Panamá. Foto tomada en 1939.

Durante prácticamente la primera mitad del siglo XX en Panamá, los automóviles se conducían del lado izquierdo, de la misma manera en que se hace, aún hoy, en Inglaterra y en algunas de sus excolonias.

De acuerdo con el Panamá Canal Review, “el día 15 de abril de 1943 a las 5:00 a.m., las sirenas sonaron en Panamá por tres minutos. Todo el tráfico se detuvo en las autopistas y carreteras del país, y todos los vehículos cambiaron de izquierda a derecha”.

Este era el día sobre el cual se había estado discutiendo desde hacía más de 20 años. Muerte y desastre en las autopistas y calles del país se habían predicho. Para sorpresa de todos, el cambio se hizo sin contratiempos. El único problema que se presentó era con los caballos que empujaban los coches de dos pasajeros, en las ciudades de Panamá y Colón, que parecían incapaces de entender porqué no podían seguir del lado izquierdo como lo habían hecho siempre.

La costumbre de conducir del lado izquierdo de la carretera parece haber provenido de “los conductores de carrozas empujadas por caballos, quienes eran originarios de las islas caribeñas que habían sido excolonias británicas, y que mantuvieron esa costumbre”.

Durante la década de 1930 se daban muchos accidentes, lo que en parte se debía a que los vehículos utilizados en Panamá eran manufacturados en Estados Unidos, donde se conducía del lado derecho de la carretera. Otros accidentes ocurrían debido a que los autobuses tenían la salida del lado derecho, arriesgando la vida de los pasajeros, quienes tenían que bajarse en medio de la vía. El cambio de izquierda a derecha buscaba reducir los accidentes ocasionados por esta costumbre.

Regulaciones de tráfico

La introducción del automóvil conllevó a la necesidad de realizar una serie de adecuaciones en la forma y funcionamiento de las ciudades alrededor del mundo. Recordemos que el automóvil como objeto de consumo para las masas y producto de la industrialización, apenas hizo su aparición en 1904, cuando Ford inicia la producción y venta del Modelo T.

La construcción de calles fue una de las principales transformaciones urbanas a inicios del siglo XX.

La introducción del automóvil a la vida urbana en Panamá conllevó la creación de instrumentos normativos que reglamentaran el tráfico vehicular y el transporte de personas y carga. El Decreto 173 de 1924 (publicado en Gaceta en 1927), surge estableciendo el peso límite de los autos que circulaban por las carreteras nacionales, el ancho de las llantas y la velocidad máxima de circulación, la cual llegaba a las 18 millas por hora en los vehículos más livianos.

Este año se aprueba también el Decreto 31 de 1927, que presentaba las disposiciones de la Policía sobre vehículos de rueda. Esta normativa surgía ante “las desgracias que con frecuencia causaban los automóviles debido a la deficiencia en los reglamentos de tráfico o la falta absoluta de ellos en los distritos en donde se había establecido este servicio”.

Estas disposiciones reglamentaban aspectos como las pruebas de seguridad, la expedición de placas, la regulación del transporte público, la velocidad y conducción de los vehículos y la expedición de licencias.

La normativa establecía la necesidad de hacer revisiones mensuales del funcionamiento de los frenos por parte de la Policía y de funcionarios municipales. Las placas podrían ser permanentes o renovables cada año, pero de ser así, debían procurar que se les asignaran los mismos números de placa para que la Policía los pudiera identificar.

En el interior del país se podría conducir con la licencia otorgada por el alcalde de Panamá o por el Artes y Oficios. En los exámenes para obtener la licencia, los conductores debían comprobar el manejo técnico y práctico, buenas condiciones fisiológicas y psíquicas, conocimiento de las normas de tránsito y del nombre y ubicación de las calles y sitios principales de la localidad. No se permitía el manejo de menores de 18 años.

Finalmente, existían prohibiciones similares a las que rigen hoy, como la de no conducir bajo el efecto del alcohol, no se permitía que viajasen personas en los estribos del auto o rebasar otro automóvil en un puente. La velocidad debía reducirse en los casos en que se encontraran obstáculos en el camino, hubiera poca visibilidad, en los cruces de calles y al transitar de noche, y en los casos en que otro auto se acercara en dirección contraria.

Transformaciones urbanas

La ley 47 de 1928 que “ordenaba el levantamiento de planos de mejoras y desarrollo en la capital de la República y cabeceras de las provincias”, plantea una primera preocupación de las autoridades por acoplar el desarrollo urbano a la aparición del auto, y a través del levantamiento de estos mapas, “preparar el futuro desarrollo de las ciudades mediante bases completamente modernas”.

Un acelerado crecimiento del parque automotriz sustentaba esta preocupación por regular desde lo urbano este fenómeno. Según Ángel Rubio en su libro, La ciudad de Panamá, para el año 1929 estaban registrados 6,886 vehículos a motor, para 1935 eran 9,212, en 1940 se registraban 15,381 llegando a 19,909 en 1949.

A este acelerado crecimiento del parque automotriz le siguió la adecuación y construcción de nuevas carreteras. Para 1916, según el Panamá Canal Record, se reportaba que el “área principal para el tránsito de los automóviles se encontraba en el lado Pacífico donde existían unas 83,3 millas de carreteras en buen estado y que incluían, hacia el norte hasta el río Chagres, y hacia el este por el camino de la Sabana y el río Juan Díaz”.

Para 1950, el geógrafo Ángel Rubio reportaba la construcción de carreteras regionales que conectaban la ciudad de Panamá con otros puntos del país. Así encontramos la carretera Transístmica que llegaba hasta Colón (1943), hacia el este la carretera que comunicaba con Pacora y Chepo, y hacia el oeste la carretera Central que comunicaba con los poblados del interior, y que en la década de 1950 pasaría a ser la carretera Panamericana.

Queda, a partir de estas transformaciones, el escenario preparado para que la expansión de la ciudad hacia la periferia tomara impulso, al automóvil recortar el tiempo que tomaba recorrer largas distancias. La vivienda para la clase trabajadora sería construida en áreas alejadas del centro urbano, donde se concentraban el empleo, los servicios y el ocio, dando inicio así a una era dominada por el auto.

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