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- 13/10/2019 00:00
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A pesar de la presión humana, Panamá continúa impresionando a los naturalistas por su diversidad biológica extraordinaria, reconocida históricamente desde la formación del istmo.
Hace poco un grupo de científicos panameños y extranjeros registraron 46 especies de plantas vasculares nuevas para la flora panameña, un hecho que calificaron como algo “histórico”. Sin embargo, alertaron que las especies podrían estar “vulnerables”.
Este reporte fue divulgado el pasado mes de julio en un artículo científico publicado en la revista Check List the journal of biodiversity data y compartido, posteriormente, a La Estrella de Panamá por el líder del trabajo, Orlando O. Ortiz, botánico panameño del Herbario de la Universidad de Panamá.
“Este es un recuento histórico de la botánica del país” y el resultado de la colaboración entre botánicos panameños, norteamericanos y europeos, expresó Ortiz en entrevista con este diario.
Las especies pertenecen a las siguientes familias: Anacardiaceae, Apocynaceae, Aquifoliaceae, Araceae, Bignoniaceae, Burseraceae, Caryocaraceae, Celastraceae, Chrysobalanaceae, Cucurbitaceae, Erythroxylaceae, Euphorbiaceae, Fabaceae, Gentianaceae, Lacistemataceae, Lauraceae, Malpighiaceae, Malvaceae, Marattiaceae, Melastomataceae, Moraceae, Myrtaceae, Ochnaceae, Orchidaceae, Passifloraceae, Peraceae, Poaceae, Portulacaceae, Ranunculaceae, Salicaceae, Sapindaceae, Sapotaceae, Solanaceae y Violaceae.
Las nuevas especies de plantas fueron identificadas, en su mayoría, en áreas boscosas remotas del Caribe de Panamá —especialmente en las provincias de Colón, Coclé, Panamá Oeste, Panamá, Veraguas, Bocas del Toro y Guna Yala—, muchas caracterizadas por ser botánicamente inexploradas, con vacíos de información y desprovistas de colecciones botánicas, precisa el informe.
Bajo este contexto, Ortiz considera que se torna “urgente” promover estudios de biodiversidad en sitios que carecen de información biológica, antes que sean alterados o deforestados.
“Las colecciones botánicas y los estudios florístico-taxonómicos son la base del conocimiento de la biodiversidad vegetal en un terreno determinado, y su aplicación es fundamental para el desarrollo de estrategias de conservación: No se puede conservar lo que no se conoce”, manifestó el botánico.
Respecto a la situación actual de las especies reportadas, el especialista destacó que actualmente “no” se conoce su estado de conservación, sin embargo, debido a los sitios en donde crecen, es “muy probable” que correspondan a especies que están “vulnerables”.
“En el caso de que se perturbe o desaparezcan los bosques en donde estas especies habitan —muchos de ellos sin protección— podría conducir a una extinción local, debido a la extirpación de la población”, advirtió Ortiz.
Indicó que para responder con mayor seguridad a la interrogante sobre la situación actual de las nuevas especies reportadas, es necesario hacer estudios adicionales que incluyan aspectos ecológicos y geográficos.
Ortiz también resaltó el aporte que hace este trabajo en la investigación científica, pues tiene diversas implicaciones, aunque sus resultados impactan principalmente en los temas relacionados con la “conservación” de la biodiversidad.
“La información presentada en nuestro estudio permitirá evaluar el estado de conservación de las especies de una forma más precisa. Pero lo más relevante fue la identificación de una población natural de una especie previamente no reportada para Panamá (aumento de su extensión geográfica natural), la cual podría tener una estructura o diversidad genética singular”, comentó.
Ortiz, a su vez, enfatizó que este trabajo fue un esfuerzo colaborativo entre él, y los botánicos Rodolfo Flores (Universidad Autónoma de Chiriquí), Juan Carrión (Universidad Estatal de Feira de Santana) y Ernesto Campos (Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales). Adicionalmente, participaron los botánicos extranjeros Gordon McPherson (Jardín Botánico de Missouri), Riccardo Baldini (Universidad de Florencia), entre otros especialistas taxónomos de diferentes países, que ayudaron en la identificación.
La investigación ofrece, además, información geográfica panameña en la cual existen vacíos de información botánica, con un mapa que establece cuales son las áreas botánicamente menos exploradas en el país, entre otros datos interesantes.
“La misión de este trabajo fue destacar la importancia de las colecciones botánicas y los recolectores. Pero también es necesario tratar de abarcar los vacíos de información de plantas identificadas, para que en un futuro no tan lejano, podamos desarrollar en conjunto una flora de Panamá renovada”, puntualizó Ortiz.
Hasta el año 2018, el Herbario de la Universidad de Panamá contaba en sus archivos con unas 134 mil muestras de especímenes de plantas, algas, hongos y líquenes, entre otras, de la flora panameña, que han sido documentadas durante los cincuenta años de creación que tiene bajo sus hombros.
Al ser Panamá un puente biológico desde la formación del istmo hace 10 millones de años, tiene gran influencia de plantas de Sur América y de Norteamérica, según datos del Instituto Smithsonian.