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¿Panamá necesita $14.000 millones para rescatar el agro?
- 27/10/2023 00:00
- 27/10/2023 00:00
En 20 años la mayoría de los productores abandonará el campo, vaticinó el responsable de Juventud Agro de las Américas, Cristian Elizondo Guerra, mientras la cúpula empresarial de Panamá calcula que se necesitan $2.742,7 millones en 10 años para convertir al sector primario en un nuevo paradigma rentable.
Ambos datos –no es ciencia ficción– surgieron con relevancia en el foro agropecuario ¿Cómo transformamos el sector?, que el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) celebró el pasado miércoles en la provincia de Chiriquí –pese a la convulsión que vive el país– al que asistieron unas 200 personas y otro millar lo siguió por redes sociales durante ocho horas de exposición.
La cifra millonaria, proyectada a diez años, la presentó casi al cierre de la jornada el economista del Conep Alfredo Du Bois, quien explicó que los cálculos se hicieron con apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (Iica), ente especializado en el sector con sede en Costa Rica.
Mientras tanto, Elizondo mostró la realidad de la juventud del campo en un panel previo con otros líderes, en el que expuso que “sí hay interés” de asumir la responsabilidad de empujar el desarrollo agropecuario, una prueba es la red que se ha constituido en el continente y que reclama “oportunidades, tecnología y que nos tomen en cuenta”.
“Lo conversamos con otros jóvenes, no es un asunto solo de Panamá, pasa en México, en Chile, porque hay poco acceso a los profesionales graduados, por eso estamos trabajando alianzas con el Conep, con Apede (Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas) para lograr esa participación”, comentó.
Cristian afirmó que el cálculo –si las cosas no cambian– es que “en 20 años la mayoría de los productores abandonará el campo” y por ello “el reto de la organización es lograr garantizar la seguridad alimentaria” sumándose al proceso con tecnología disruptiva.
Posteriormente, Du Bois incidiría en los factores que van a permitir que el sector primario levante cabeza, de ese apenas casi 3% que representa del producto interno bruto (PIB) a un 5% en una década, lo que equivale a “pesar” unos $5.653,6 millones.
Pasada la emergencia de la pandemia de la covid-19, la organización empresarial tomó conciencia del papel vital que jugaron los productores para que en Panamá “no faltara nada de alimentos”, como reconoció Antonio Fletcher, expresidente del Conep, y se puso en marcha la maquinaria intelectual para concretar propuestas de desarrollo.
Du Bois fue claro, se necesita “ampliar la cartera crediticia”, uno de los asuntos álgidos durante la jornada porque los banqueros que participaron en su turno no pasaron más allá de las explicaciones edulcoradas de cara al futuro de esta realidad.
Mejorar la oferta de financiación pasa por aliviar la elevada exigencia de garantías y colaterales –en lo que el Instituto de Seguro Agropecuario (ISA) es un recurso de protección–, es un clamor de los productores, sobre todo los más jóvenes y los no bancarizados, porque son los que más obstáculos encuentran.
El principal prestamista del sector es el Banco Nacional de Panamá, con más del 90% de la cartera, lo que bordea los $2.000 millones acumulados.
El economista también apuntó que la inversión se necesita para facilitar el uso de tecnología punta para los pequeños productores con la meta de no solo capacitarlos, sino ayudar a aumentar la producción por hectárea, tanto vegetal como animal, y gestionar una reducción del costo de los insumos.
Por ejemplo, en el renglón arroz, la meta es aumentar la producción anual de 8,6 millones de quintales a 17,2 millones en una década, para lograr abastecer el mercado nacional y exportar.
En su conjunto, si se aplica la estrategia propuesta por los empresarios, se puede incrementar en $600 millones el total de las exportaciones primarias del país y reducir en la misma cantidad el peso de las importaciones de productos terminados e insumos.
Ello ayudaría también a recortar unos $200 millones en subsidios que se distribuyen en el sector, al precio de los productos finales en muchos casos, y concentrar los recursos en mejoras a la productividad, como semillas de mejor calidad y ganado de razas de alta genética.
La visión del Conep incluye también al sector acuícola, para apoyar su expansión y calidad, tomando en cuenta que toda la actividad tiene que estar lista para afrontar los efectos del cambio climático sobre el país, determinando los nichos y ventanas de oportunidad usando inteligencia de negocios e inteligencia artificial para aprovechar modelos de simulación para lograr información procesada, no solo una nube de datos en bruto.
Solo la pesca de cabotaje representa la oportunidad de generar ingresos a unas 30.000 familias y, como lo manifestó el dirigente Heriberto Díaz, enfrentan serias restricciones por unas normas “radicales” de conservación que se aplican a ellos, pero en esas mismas áreas donde no se les permite trabajar, se produce la “pesca ilegal internacional”, perjudicando todo el ecosistema que se quiere proteger.
Crear más centros de acopio, potenciar la cadena de frío, los caminos de penetración asfaltados, puertos logísticos –como el mencionado puerto de Barú–, más mercados de abastos tipo Merca Panamá se necesitan.
El representante de Merca David, Franchesco Jované, adelantó que para inicios de 2024 se pondrá en marcha el homólogo de La Chorrera y se considera la apertura de sedes en Santiago de Veraguas, Penonomé y Las Tablas.
Hay muchos retos, se escuchó en la jornada el “milagro” de Marruecos, forjado en cuatro décadas de trabajo constante, para posicionar al sector agropecuario en el 14% del producto interno bruto de ese país; asimismo, sobre la formación profesional del futuro que requiere el hombre de campo, con pensamiento crítico, transformación digital, espacios de innovación y participación público-privada.
La incidencia del libre comercio con Estados Unidos en el sector fue un asunto desgranado principalmente por representantes de los productos sensitivos como la carne de res, de cerdo, pollo, arroz y leche, quienes claman por aplicar a tiempo las salvaguardas previstas en el tratado de promoción comercial (TPC).
El agregado comercial estadounidense en Panamá, Peter Olsen, en su exposición virtual detalló que Panamá tiene oportunidades para elevar su competitividad, como lo han hecho sus vecinos, aplicando las leyes de inocuidad estadounidenses a toda su producción, porque ello les ha ayudado a “duplicar” sus exportaciones a EE.UU. aprovechando su respectivo tratado.
Detalló que desde hace dos años Estados Unidos está trabajando con Panamá para ayudar a que las empresas logren cumplir con esos estándares y citó que con el sector ganadero se está “avanzando mucho”.
Los tratados son compromisos a muy alto nivel, tienen que ver con todos los sectores, si vemos el crecimiento de la economía de Panamá desde 2006, “de manera muy impresionante, gracias a Dios y a nuestro tratado, somos socios en todos los aspectos, compartimos una historia muy profunda, es una oportunidad”, comentó.
Para Rubén Castillo, presidente del Conep, el sector agrícola tiene que “cambiar el paradigma económico del país”, para aparcar la “mentalidad transitista” e impulsar el desarrollo pleno de la agroindustria, lograr “oportunidades para todos” y ayudar a disminuir la migración del campo a la ciudad.
Lo secundó el ministro panameño de Desarrollo Agropecuario (Mida), Augusto Valderrama, quien reconoció que hablar de sector primario es “sinónimo de pobreza” en Panamá y su trabajo está orientado a cambiar esa realidad y transformarlo en un sector estratégico.
Reconoció que, cuando se negoció el TPC con Estados Unidos “no defendimos los productos sensitivos”.
Aseguró que la nueva ley de desarrollo del sector agropecuario permitirá crear una agenda de Estado que sobrevivirá a los cambios de gobierno.
Solo este año el Mida distribuirá $150 millones en subsidios.