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El compromiso de gestionar el agua con responsabilidad
- 26/07/2023 00:00
- 26/07/2023 00:00
Selmira Santana tiene más de 40 años de vivir en la comunidad de Nuevo San José, en la provincia de Colón. Vigila los ríos, quebradas y fuentes de agua, junto con los demás defensores que forman parte del Programa de Monitoreo Participativo Comunitario. Durante más de 10 años, los miembros de la agrupación han sido guardianes de las fuentes de vida. Vigilan las aguas minuciosamente, pues es la riqueza natural que no quieren perder.
Los ríos son la razón de ser de los líderes comunitarios. La defensora garantiza que los ríos se mantienen conservados y limpios. A través del programa, custodian las fuentes hídricas de más de 14 comunidades; entre ellas, los distritos Omar Torrijos Herrera y Donoso, en Colón, y el distrito de La Pintada, en Coclé.
“Nosotros, a través de una sonda paramétrica, tomamos la muestra del agua, verificamos su calidad, tomamos unos frascos que son custodiados y llevados a Panamá; de allí se envía a un laboratorio para su análisis”, declaró Santana.
Entre los afluentes que inspeccionan se encuentran los ríos San Juan, Petaquilla, San Benito, Uvero, Caimito, Pifá, Cascajal, Molejón, Coclesito; y las quebradas Naranjo, Cañazal y La Ceiba, entre otras. “Esto ha sido una buena experiencia, sobre todo porque tenemos la certeza de que podemos usar tranquilamente nuestros ríos para bañarnos, no hay contaminación. Se especula mucho sobre la minería, pero nosotros estamos vigilantes como comunidades y todo está muy bien por ahora”, añadió la defensora.
Evis Vega, supervisor de Medio Ambiente de Cobre Panamá, expresó que uno de los enfoques de la mina es la gestión responsable del recurso natural; para ello cuentan con un proyecto para la captura y manejo del agua de lluvia como fuente para la operación.
De acuerdo con el supervisor, se ocupan rigurosamente de minimizar el impacto ambiental de las operaciones y de contribuir al desarrollo sostenible de la región. Emplean tecnologías para el tratamiento del agua de lluvia que cae sobre las instalaciones y que, luego, es usada en los distintos procesos de la mina, “garantizando la disponibilidad del agua en los ríos que se encuentran en sus alrededores”.
Disponen de un sistema de alerta temprana, que consiste en el monitoreo en tiempo real de la calidad del agua fresca a través de 16 cámaras de video que proyectan imágenes sobre su estado físico. También, el sistema cuenta con 43 estaciones de control con sondas que miden parámetros fisicoquímicos de la calidad del agua, 25 sondas proyectan en tiempo real y 18 de manera diferida.
“El agua de lluvia llega a unas pozas de sedimentación, recircula y es bombeada hacia las plantas de proceso, en las que se realiza una separación de minerales y regresa al sistema. El 99,9% del agua que se usa en el proyecto minero proviene de la lluvia. No se utiliza agua de los ríos en ninguno de los procesos”, detalló Vega.
El superintendente ambiental de la compañía, Francisco Solís, aseguró que “la minería está 100% comprometida con el medio ambiente. Nuestro compromiso es una gestión responsable, demostrar que una minería de este tipo se puede hacer bien. Evidentemente, toda actividad industrial o actividad del hombre genera impacto. Sin embargo, estamos haciendo todo lo posible para compensar, mitigar y cumplir todos los compromisos ambientales dentro de la empresa”.
Solís agregó que el proyecto posee un estudio de impacto ambiental categoría 3, “uno de los más complejos y completos del país, con 371 compromisos ambientales y sociales”. De estos, 265 son netamente ambientales y están sujetos a auditorías externas cada seis meses. Los informes de cumplimiento son entregados al Ministerio de Ambiente.
Por medio de estos estudios evalúan el cumplimiento de su compromiso social y ambiental, según afirma Solís, “el resultado de las auditorías refleja el alto grado de compromiso de Minera Panamá con el medio ambiente y los altos estándares que se manejan (...) El compromiso es bastante importante, hemos invertido más de $65 millones en temas ambientales desde la operación”, resaltó.
Joan Candiotti, ingeniera de Planta de Ciclones, resumió la gestión con los desechos de relaves.
El manejo de relave es una instalación parecida a una laguna grande, que permite precipitar los residuos como la roca molida que viene del proceso. “La función principal es clasificar sólidos y finos de relaves, que vienen de las celdas de flotación con el objetivo de que los finos vayan directamente a la presa de relave y los sólidos vayan a conformar la plataforma de arena”, subrayó Candiotti.
“Trabajamos con altos estándares de calidad para clasificar lo más que se pueda el fino, por eso tenemos dos etapas de ciclones. Trabajamos con el máximo del 10% de fino para que la arena esté mayormente compactada y que no se erosione. Con eso podemos tener seguridad de que no habrá ningún desbordamiento con la presa de relave”, añadió.
Respecto al cambio climático, Solís destacó que se busca reducir un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2025 y 50% para 2030. Expresó que esto “impacta el proyecto de Minera Panamá porque se tiene una operación, una planta de energía que opera a carbón, pero que en 2025 se espera buscar fuentes alternativas de energías renovables para ir reemplazando poco a poco ese 50%”.
“La mayoría de los equipos que están funcionando en la mina es eléctrica. Tenemos perforadoras, palas. Además, los equipos de movimiento de tierra son camiones híbridos, utilizan diésel y electricidad a través del sistema Trolley, el cual reduce las emisiones hasta un 90% en pendiente, y cuando baja, con el uso de los frenos regenerativos, el consumo disminuye. Esto permite contribuir en la protección del ambiente, evitando la contaminación atmosférica y gases de efecto invernadero”, puntualizó el superintendente ambiental.