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“Después de la oscuridad, hay una luz y una nueva esperanza de seguir adelante”: Marquelda Apolayo
- 15/10/2021 00:00
- 15/10/2021 00:00
El 27 de enero de 1989, nació en Penonomé, Marquelda Apolayo, ese mismo día inició su aventura junto a su madre Marta Apolayo Márquez. Marquelda fue diagnosticada con cataratas congénitas. A sus dos años ya había recibido tres operaciones, ninguna con buen resultado.
Con estos resultados el mundo de Marta se complicó, sin embargo, su lucha por el bienestar de su hija arreciaba día tras día. Oriunda de Churuquita Chiquita (Coclé) , Marquelda cuenta a La Estrella de Panamá, que producto de una de las operaciones, su ojo derecho fue afectado con desprendimiento de retina, y en la tercera operación le diagnosticaron una afección cardíaca (Soplo).
La niñez de Marquelda no fue fácil. Su madre y sus abuelos sufrían el rechazo tanto de sus docentes, como de los compañeros en la escuela.
Marta, cuenta que lloraba, ya que a su niña no la querían aceptar en la escuela. “Me decían que no había maestros especiales para ella, pero yo insistía que ella podía sola, confiaba en ella”, indicó.
La baja visión nunca fue un obstáculo para Marquelda y con la ayuda de su familia se graduó de sexto año de Bachiller en Letras en la Escuela Secundaria Ángel María Herrera, colegio donde recibió apoyo de la comunidad educativa.
A los 17 años Marquelda y su madre emprendieron un viaje a Cuba, con el programa “Operación Milagro”, pero lastimosamente no hubo resultados positivos. Era la última esperanza que tenían para mejorar la visibilidad de la joven.
“No hay una operación para tener una mejor condición, solamente queda la poca visión que tenga, hasta que Dios lo decida”, expresó Marquelda, docente de profesión.
A pesar de ya no tener opciones para mejorar su visibilidad, la coclesana siguió sus sueños de ser una profesional.
Con ansias de estudiar Psicología, Marquelda junto a su madre, acudió al Domo de la Universidad de Panamá, para hacer las pruebas e iniciar un nuevo camino, pero no fue como lo esperaban.
“Ya les había comentado a los encargados el problema que tenía, sin embargo, a la hora de los exámenes, no me quisieron ayudar, ella no veía esas letras tan pequeñas, solamente era imprimir las pruebas con letras más grandes”, comenta Marta. “No pasó la prueba”, agregó.
Ese obstáculo no le quitó a la joven el deseo y fuerzas para seguir estudiando. Con su espíritu de guerrera emprendió un nuevo comienzo en la Universidad Especializada de las Américas (UDELAS).
Con el fin de cumplir los sueños de su hija, Marta, con su bajo sueldo trabajando de empleada doméstica, luchaba para cumplir con la matrícula de la universidad. “Fueron momentos duros, ahorraba para la matrícula de ella, yo pensaba en ella y ella lloraba en cada semestre porque no sabía si iba a tener el dinero suficiente para seguir pagando”, dice Marta, una mujer que vio el fruto de su esfuerzo y la determinación de su hija.
En medio de lágrimas, determinación y sacrificios la abuela de Marquelda se llenó de valor y escribió una carta para la entonces Primera Dama, Vivían Fernández de Torrijos, quien contribuyó con una beca completa para los estudios universitarios de la joven.
Marquelda obtuvo el título de Licenciatura en Estimulación Temprana, luego Licenciatura en Educación Especial y en la actualidad realiza un profesorado.
Marquelda que se describe como una persona perseverante, luchadora y guerrera, cuenta que uno de los motivos para estudiar sus profesiones es saber todo lo que pasa un alumno con discapacidad, sus retos y pruebas. Luego de haber obtenido sus títulos no fue fácil conseguir un empleo.
Tanto así que un año se frustró. Vivió encerrada y no quería hablar con nadie hasta que buscó ayuda profesional para poder salir de la depresión.
En su segundo año como docente, Marquelda imparte clases en la Escuela Dr. Manuel Patiño de Antón a niños especiales. Un grupo de 16 estudiantes, cinco niños autistas, 10 con discapacidad intelectual y una niña de baja visión.
Uno de su mayor anhelo es tener la oportunidad por parte del Ministerio de Educación (Meduca) para ser nombrada permanente en una escuela.
La educadora también ha participado en competencia de atletismo a nivel nacional e internacional, uno de sus proyectos a futuro es realizar una asociación para las personas con discapacidad visual en la provincia de Coclé.
Además de tener la oportunidad de viajar a España, a la Fundación ONCE para la Cooperación e Inclusión Social de Personas con Discapacidad para capacitarse e implementar los conocimientos en Panamá.
En el mundo hay gran cantidad de personas que cuentan con historias que inspiran y dejan una gran huella en la vida de los demás, por lo que la docente, envían un mensaje a todas aquellas personas que sufren de alguna discapacidad. “Después de la oscuridad, hay una luz y una nueva esperanza de seguir adelante”.
Desde 1964 el 15 de octubre se celebra el Día Mundial del Bastón Blanco, un elemento fundamental para las personas ciegas o con discapacidad visual, es su mayor fuente de independencia y autonomía.
Las personas ciegas utilizan un bastón de punta roja, las personas de baja visión utilizan el bastón de punta verde.
En Panamá hay que darle a la ciudadanía más docencia social en cuanto, el uso del bastón, ya que muchas veces no saben, explica Marquelda.
El bastón blanco es el recurso de movilidad más accesible para las personas con pérdida visual, lo que permite a las personas con discapacidad visual o ciegas realizar sus actividades de desplazamiento en aceras y vías públicas con la confianza necesaria para depender de sí mismas.