La iniciativa política fue de los conservadores (II entrega)

Actualizado
  • 18/01/2025 00:00
Creado
  • 17/01/2025 18:26
Los primeros remezones políticos dentro de los gestores de la independencia comenzaron a sentirse. La pugna entre liberales y conservadores ya está instalada en el naciente país.

Durante el período de la Junta Provisional de Gobierno se realizaron dos elecciones: la elección directa de los diputados constituyentes y otra elección indirecta por los constituyentes del conservador Manuel Amador Guerrero como presidente constitucional y de otro conservador, don José Domingo de Obaldía Gallegos y del liberal don Pablo Arosemena, como primero y segundo designado.

Estas elecciones no suscitaron ninguna controversia porque fueron realizadas bajo un pacto entre los dos partidos, que se dividieron los diputados constituyentes por partes iguales, 16 cada uno en razón de cuatro por cada una de las siete provincias reconocidas legalmente hasta entonces y ocho por la provincia de Panamá.

El doctor Manuel Amador Guerrero en esos momentos se encontraba en Estados Unidos, ya que él, podríamos decir, estaba seguro de que sobre sí recaería la primera magistratura de la recién nacida República, sin embargo, tuvo que suspender su viaje cuando recibió noticias que le informaban que un grupo de constituyentes impulsaba la candidatura de don José Agustín Arango en vez de la suya.

Primeras tensiones

No bastó la certeza que tenía de la declinación que en su favor había hecho el presunto nuevo candidato, pues a pesar de que la palabra empeñada provenía de un hombre que mantenía sus promesas, la unión general de criterios entre conservadores y liberales era difícil de mantener, a pesar de estas circunstancias la elección de Amador Guerrero fue por unanimidad.

Baltasar Isaza Calderón, liberal tradicional por excelencia, en su obra El liberalismo y Carlos A. Mendoza en la historia panameña, con visos de imparcialidad y haciendo énfasis en la controversia, nos comenta que:

“En el seno de la Constituyente se notó, desde un principio, que había una minoría briosa y exaltada, que no estaba de acuerdo con entregar el gobierno con exclusividad al partido conservador, acaudillado por Amador Guerrero, y que este, por su parte, no estaba dispuesto a entregar puestos claves del gabinete a miembros de esa oposición, en la que figuraban hombres conspicuos del liberalismo que habían luchado con tesón en las filas del movimiento separatista y no se conformaban con quedar excluidos del equipo gobernante”.

Quien de modo visible y sin tapujos empuñó la bandera contra la pretensión absolutista y, en particular, contra la candidatura de Amador Guerrero, fue un hombre de extraordinario valor dentro de las filas del liberalismo: el doctor Carlos A. Mendoza.

Enemistad

Existía entre ambos un viejo resquemor que se convirtió en declarada enemistad.

No quería el prócer de Santa Ana que un enemigo suyo ocupara la presidencia. En consecuencia, opuso su candidatura a la de Manuel Amador Guerrero.

Llama a la curiosidad indagar el origen de esta enemistad que separaba a dos próceres y los enfrentaba políticamente.

El escritor Ismael Ortega Brandao , quien llegó a ser procurador general de la Nación y magistrado de la Corte Suprema de Justicia, en una de sus obras explica las causas de ese “viejo resquemor que se convirtió en declarada enemistad”, que databa de tiempos de la Guerra de los Mil días, cuando:

“... el General Carlos Albán, jefe Civil y Militar de Panamá exigió del doctor Carlos A. Mendoza, liberal de los más activos, una fianza como garantía de que no tomaría parte en la revolución ni ayudaría en forma alguna en esa revuelta armada y el doctor Mendoza lo hizo así, presentando como fiador al doctor Manuel Amador Guerrero, quien fue aceptado como tal, pero el fiado, con todo y eso, días después se fue al campamento liberal por lo que el general Albán exigió del fiador, sin consideración alguna, el pago inmediato del valor de la fianza, la que el doctor Manuel Amador Guerrero tuvo que cubrir totalmente, a la carrera. La conducta del doctor Carlos A. Mendoza disgustó mucho al doctor Manuel Amador Guerrero, quien así se lo manifestó al reclamarle su proceder, obteniendo este del doctor Mendoza una respuesta dura y fuera de tono –en la que llegó hasta llamarle “viejo loco”– que lastimó tanto al doctor Manuel Amador Guerrero, causándole, a la vez, un resentimiento profundo que conservó toda la vida y que jamás pudo olvidar”.

Amador, como mencionamos, cuando recibió noticias de que su candidatura a la presidencia peligraba, se encontraba en Estados Unidos haciendo las diligencias que le había encargado la Junta de Gobierno de negociar el tratado del Canal, el que, para sorpresa suya, había firmado sin consulta alguna Bunau-Varilla en contra de los intereses de la recién creada República y a favor suyo y de los de la nueva compañía del Canal.

Avisado por su cuñado Jerónimo de la Ossa de que existía un grupo de liberales encabezado por Carlos Antonio Mendoza, se vio urgido de regresar de inmediato al istmo para hacer frente a las pretensiones liberales.

La primera Constitución panameña fue aprobada por la Asamblea Constituyente, comandada por Pablo Arosemena, el día 13 de febrero de 1904 y el 16, en sesión secreta, se escogió unánimemente a Manuel Amador Guerrero como primer presidente constitucional de la República de Panamá.

Y este conformó su primer gabinete de gobierno por partes iguales, nombrando a importantes liberales y a conservadores sólidos y seguros.

Surgen dos periódicos

Este comienzo de pugna en el temprano surgimiento de la República fue responsable de la aparición de dos nuevos periódicos: primeramente el Diario de Panamá, de fundación liberal, dirigido por el doctor Odoardo León Ponte, quien había sido contendor político de José Cipriano Castro Ruiz, presidente de facto primero (en 1899) y luego presidente constitucional de Venezuela, hasta 1908.

El doctor León Ponte era un exiliado venezolano, quien llegó a Panamá invitado por los liberales para ejecutar esta tarea; en las páginas de este diario, creado exclusivamente para contrarrestar las acciones del Partido Conservador en el poder, participaron connotadas figuras de la época con su pluma e inteligencia; la reacción conservadora no se hizo esperar y surgió el diario La República.

Ambos periódicos fueron de corta duración, pero su existencia es de sumo interés y sirve de referencia para calibrar la calidad de la contienda política de principios del siglo XX.

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