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El ADN óseo de Catarino Garza, la clave para encontrar sus restos
- 28/02/2024 00:00
- 27/02/2024 19:13
A pocos días de cumplirse 129 años de la muerte del periodista y exgeneral rebelde mexicano Catarino Erasmo Garza, arranca la excavación arqueológica para identificar sus restos mortales.
La Dirección Nacional de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura de Panamá aprobó el proyecto arqueológico de antropología forense para reconstruir la historia y repatriar los restos del “combatiente”, que en 1891 convenció a miles de soldados, en el sur de Texas, a tomar las armas. contra el régimen de facto de Porfirio Díaz, un militar que gobernó México durante más de tres décadas, explicó Linette Montenegro, directora del departamento.
Una resolución emitida en diciembre de 2023 autoriza a la Comisión Nacional de Búsqueda de México a realizar la exploración e investigación de fosas comunes del siglo XIX del Cementerio Municipal, que está ubicado en la avenida G norte, entre las calles 11a y 13a, donde se cree se depositaron sus restos mortales el 8 de marzo de 1895, cuando apenas tenía 35 años. Esto es en el marco de un arreglo de cooperación complementario al educativo y cultural entre Panamá y México.
Para identificar los restos se realizarán estudios de ADN óseos aplicando una estricta metodología científico-forense, detalló Montenegro. La operación se realizará por un término de 6 semanas (45 días aproximadamente) en 7 polígonos del antiguo camposanto. Lo harán bajo la supervisión de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural. Así lo confirmó Linette Montenegro, directora del departamento. Las labores de excavación arqueológica iniciaron formalmente el lunes 26 de febrero de 2024.
Garza murió cuando encabezaba un ataque a un cuartel militar de Bocas del Toro, que pertenecía al entonces departamento de Panamá, antes de la separación de Colombia el 3 de noviembre de 1903.
Era un liberal del siglo XIX y estaba contra las políticas conservadoras de Porfirio Díaz, que favorecieron a los más altos estratos de la sociedad mexicana y precarizaron a los trabajadores.
Era amante de un periodismo ardiente, colorido y cargado de señalamientos. Escribió artículos incendiarios que denunciaban las brutalidades y desmanes de la dictadura. Fue acusado de calumnia y difamación e incluso fue encarcelado.
Decidió dejar la pluma por las armas. Distribuyó también un “plan revolucionario” que proponía una insurrección para derrocar al dictador e instaurar en México un gobierno liberal y democrático que defendiera la integridad territorial y restableciera el orden constitucional. Impulsó la “no reelección, libre comercio, soberanía estatal y nacional y libertades políticas y civiles”. Promovía la repartición de las tierras.
Lo hizo desde Palito Blanco, Texas, a 130 kilómetros de la frontera de Estados Unidos con México. Las ideas revolucionarias entusiasmaron a millas a levantarse contra el régimen dictatorial mexicano. Le donaron caballos, pistolas, alimentos y dinero en efectivo. Mil soldados se sumaron a su campaña. A principios de los años 80, promovió tres incursiones para enfrentar al ejército de Porfirio Díaz.
Pero no tenía muchas oportunidades. Washington apoyaba a Díaz y el ejército estadounidense buscaba a la guerrilla de Garza. El argumento era que organizar una rebelión en su territorio (Texas) era una violación a la ley de neutralidad. Fracasó en su intento de incursionar a México y derrocar a Díaz. La osadía le costó caro. Le pusieron precio a su cabeza: $30.000 por el “forajido, bandido” –como se le llamaban a quienes se oponían a Porfirio Díaz–.
Era claro y alto, medía 1,83 metro de altura. Tenía el cabello castaño, ojos marrones y un bigote espeso. Sobre su ojo derecho tenía una cicatriz. Así era la descripción física publicada en el diario Harper’s Weekly, en enero de 1892, con el anuncio de la recompensa.
Asediado, decidió huir. Partió de Texas y llegó a Nueva Orleans. Tomó un barco y llegó a cayo Hueso, Florida. Allí se encontró con José Martí, el cubano que luchaba por la independencia de la isla de España. En su recorrido pasó por Bahamas, Jamaica y Cuba. Llegó en 1893 a Costa Rica.
Pero nunca perdió la idea de regresar a México y derrocar al dictador. Para hacerlo buscó aliados. Se unió a los liberales colombianos para combatir a los conservadores que estaban en el poder. Lo haría a cambio de ayuda para su anhelada revolución mexicana. Pero volvió a fracasar. No pudo tomar Bocas del Toro para los liberales. Lo asesinaron en la batalla. Pero sus acciones sentaron las bases para otros movimientos revolucionarios.
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, ha resaltado las acciones de Garza. Impulsó la búsqueda de los restos del exgeneral rebelde desaparecido hace cientos de años.
Mientras, México reclama la búsqueda de más de 100.000 desaparecidos en los últimos cinco años.