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- 13/06/2024 00:00
- 12/06/2024 20:31
Cuando Jesús Adrián comenzó su travesía, su principal intención era llegar a Estados Unidos con su familia y su perro ‘Bruno’. Sin embargo, como es común al migrar, los planes cambiaron: su hija y su yerno contrajeron malaria en la selva de Darién.
Salieron de Venezuela rumbo a Bolivia, donde residieron cuatro años. Hace unos meses la necesidad apremió y regresar a su país natal no era una opción, por lo que buscar una mejor vida en Norteamérica fue la esperanza que les inspiró a cruzar la selva. Jesús dijo que es muy costoso obtener renovación del pasaporte venezolano en el exterior. Cifras de referencia indican que su costo asciende a más de $200.
Era más fácil y barato tomar un avión para llegar a Estados Unidos, pero con los obstáculos que representa sacar un visado para viajar a cualquier país de América, la selva parecía una mejor opción, indicó Jesús a este medio. $2.000 dólares tuvieron que pagar para llegar hasta Bajo Chiquito, el primer poblado que encuentran los migrantes al salir de la selva.
“Cuando agarras la selva de Darién tienes que pagar todo: para la carga del celular, para el Wi-Fi, para la piragua, todo eso es costoso”, dijo Jesús Adrián, migrante venezolano.
Para salir de Bajo Chiquito hay que tomar una piragua. La pequeña embarcación debe navegar por el río hasta Lajas Blancas, localidad a la que Jesús se refiere como ‘la ONU’, donde las autoridades nacionales y los organismos internacionales ofrecen atención y albergue. Allí la pesadilla no acaba; las condiciones son difíciles, entre la poca salubridad y la mala atención que reciben, de acuerdo con Jesús.
La familia, al quedarse sin dinero para mantenerse en Darién, caminó junto a su perro por tres días para llegar a la ciudad de Panamá. Su hija y su yerno contrajeron malaria en la selva, por lo que los síntomas les impidieron avanzar al norte; su nieto se fracturó el fémur y fue hospitalizado, mientras que el miedo de que su perro, ‘Bruno’, les fuera arrebatado por las autoridades al seguir la travesía, lo han mantenido en Panamá.
Actualmente Jesús trabaja como ayudante general y vende pastillas ocasionalmente para generar ingresos extra. Su esperanza, junto a la de más de 100.000 venezolanos que han atravesado Darién, es que el 28 de julio las cosas cambien con las elecciones venezolanas, para al fin poder regresar a su país.