Alma de la independencia: José Agustín Arango

Actualizado
  • 01/02/2025 00:00
Creado
  • 31/01/2025 18:14
Hombre desprendido y con ambición de patria, no de individuo. Ofrecerle la presidencia a Manuel Amador Guerrero da fe de su ecuanimidad.

El alma del movimiento independentista fue don José Agustín Arango Remón.

Algunos datos sobre su vida nos permitirán situarle en un contexto biográfico que permita conocerle mejor a fin de evaluar y comprender su accionar en los hechos que marcaron los primeros años del siglo XX panameño.

Hijo de cubano

Nació en 1841 en Panamá. Su padre fue el cubano José Agustín Arango, quien se distinguió por su lucha a fin de conseguir la independencia de su patria y la unidad continental, tal y como su amigo Simón Bolívar planteaba por ese entonces, lo que le llevó a participar en varias fallidas conspiraciones y revueltas por la libertad de la isla.

Fue conocido con el mote de el Águila Verde por su valentía y persistencia en la lucha.

La imposibilidad de lograr su objetivo independentista y la persecución montada por las autoridades españolas de la isla de Cuba, que querían persuadirlo, por la fuerza, a abandonar sus intenciones, le obligaron a partir rumbo a Venezuela y Colombia, en donde acompañó al Libertador por Suramérica en sus luchas armadas.

Finalmente, tras la muerte de Bolívar y el derrumbe de sus ilusiones de independizar Cuba, Puerto Rico y unir a toda América Latina, se radica en el istmo, en donde contrajo nupcias con la panameña Tomasa Remón Soparda; con ella tuvo varios hijos.

Murió en 1842 cuando su hijo menor, José Agustín, apenas tenía casi un año de nacido, por lo que este quedó al cuidado de su tío José María Remón Soparda y su esposa Luisa.

El primer banco que existió en Panamá, por los años de 1861, fue el Banco de Circulación y Descuentos de Pérez y Planas, propiedad de Antonio Planas, quien a su muerte heredó en sus hijos, Ricardo y Manuela Planas, su fortuna y la dirección del banco.

Estudios y progreso

José Agustín Arango Remón estudió derecho y ejerció como abogado y comerciante; contrajo nupcias en 1864 con Manuela (Pepita) Chiari Planas, nieta de Antonio Planas y sobrina del banquero Ricardo Planas, quien fuera el mayor accionista de ese banco; su suegra, viuda, le hace administrador de su fortuna, ya que las posibilidades de que las mujeres dispusieran y gestionaran en nombre propio sus bienes estaba sumamente limitada en el siglo XIX.

Es así como el tiempo de la presidencia de Buenaventura Correoso, le vemos formando parte de los accionistas, que en 1869 fundaron un segundo banco en Panamá [el Banco de Pérez y Planas había cerrado operaciones] en cuyas acciones participó José Agustín Arango con el 20 %, junto con Ricardo Planas (40 %) y Richard Francis Kelly (40 %), esta entidad se denominó Banco de Panamá y funcionó hasta el año 1874.

Con Pepita Chiari, José Agustín tuvo varios hijos, siendo la menor Oderay, la que fue en 1903, a solo dos meses de la gesta independentista, desposada por Ernesto Tisdel Lefevre, así se establece con toda claridad que la situación económica del prócer no fue holgada y fluctuó de “años de extrema pobreza que siguieron a la muerte de su padre”, a ser accionista en los negocios del ya mencionado banco y administrador de la herencia de su suegra y de su esposa, quienes heredaron una muy considerable fortuna –que al parecer él no supo conservar– y nuevamente años de estrecheces económicas y penurias; así lo encontramos en los días previos a la independencia, que él mismo impulsara con todo afán y ahínco. “Anciano, vestido a la usanza de mediados del siglo... sus ropas raídas revelaban su pobreza”, “es un hombre pobre que confronta estrecheces y privaciones ocultas y disimuladas con orgullo de patricio”.

José Agustín Arango trabajó como abogado de la Compañía del Ferrocarril de Panamá, fue un activo militante del partido conservador, lo que le llevó en dos ocasiones a ser senador por Panamá ante el Congreso colombiano.

Paso independentista

Defendió la aprobación del tratado Herrán-Hay y al ser rechazado, en junio de 1903, se decidió lograr la independencia de Panamá con base al grupo de conspiración de ocho miembros, que él mismo había convocado y, además, continuó sus contactos con el Gobierno de Estados Unidos para lograr apoyo político y efectivo en la independencia. Cuando toda la conjura bordeaba el fracaso, él animó a su grupo a seguir fiel al ideal perseguido y estuvo al frente de la junta revolucionaria, coordinando con Amador, Huertas, con James R. Beers, agente de fletes del ferrocarril y las autoridades americanas, todas las acciones que propiciarían la seguridad de la emancipación.

Encomendó la tarea de redactar el acta de independencia a Carlos Antonio Mendoza, distinguido liberal, demostrando con este acto y otros muchos más la nobleza de su carácter y la convicción de que había que lograr el objetivo fijado con la conjunción de ambos partidos, el Conservador y el Liberal.

Presidió el triunviratum de la Junta Provisional de Gobierno y fue el primer designado en la presidencia de José Domingo de Obaldía. Como secretario de Relaciones Exteriores, en el año 1907, en compañía de William Howard Taft, firmó un protocolo de adición al tratado Hay Bunau-Varilla, que establecía la potestad de Panamá de poder negociar directamente y sin intervención norteamericana la fijación de las fronteras con Colombia, con quien a la fecha aún no se mantenían relaciones diplomáticas.

Falleció en el año 1909 y a la posteridad ha trascendido su fama de hombre ecuánime, humilde de corazón, pobre en dinero, si lo comparamos a los “ricos” que había en el Panamá de entonces, desprendido y con ambición de patria, no de individuo.

Su gesto de ofrecerle al doctor Manuel Amador Guerrero el cargo que por méritos a él correspondía es muestra suficiente de estas cualidades. Esta ecuanimidad fue indispensable para mantener la unidad entre conservadores y liberales, que habían peleado en el istmo en la fratricida Guerra de los Mil Días, hacía apenas un año.

Próxima entrega: La Junta Revolucionaria en la gesta separatista.

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