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- 12/02/2023 00:00
Terremoto en Türkiye
La madrugada del 6 de febrero el sureste del país euroasiático se vio sacudido por dos fuertes sismos, de 7,8 y 7,5 de magnitud, que afectaron también el territorio sirio, fronterizo con Türkiye. Al momento en que escribo esto, las cifras de muertos ascendían a 17 674 muertos, 72 879 heridos y más de 7 mil edificios desplomados. Esto se produce en una de las zonas sísmicas más activas del mundo.
El mundo entero está conmocionado con las escenas que se ven a diario, de la devastación que ha afectado el área de impacto y de las acciones de rescate que se llevan a cabo. Hasta ahora más de 65 países han enviado equipos de rescatistas, perros, insumos, aviones, barcos, que ayuden a evacuar a los que se han visto afectados, así como tratar de encontrar, en la medida de lo posible, los cuerpos bajo los escombros.
No ayuda que las temperaturas estén siendo extremadamente bajas, lo que dificulta el rescate de los posibles sobrevivientes –si a estas alturas los hay— y los cuerpos de los que hayan fallecido. Igualmente hay una escasez de equipo pesado que es necesario para la remoción de escombros. La comunidad diplomática en Ankara, la capital, está activada para canalizar las donaciones de las embajadas, a través de la Cancillería turca, que ha establecido una unidad de atención y recaudo de estas. El grupo de mujeres embajadoras y jefas de organismos internacionales también está tomando acciones en velar por la población femenina e infantil, con lo más urgente y necesario.
El presidente Recep Tayyip Erdogan ha asegurado que se trata de la mayor tragedia que ha sufrido el país, desde el terremoto de Erzincan, al noreste, que se vivió en 1939. Se suma al estupor de todos, la aprehensión de que haya réplicas y por tal razón se han decretado tres meses de alerta, así como una semana de duelo nacional. El área afectada representa una séptima parte del país.
En Ankara, donde está la sede de la Embajada, se sintió levemente el segundo terremoto, lo que obligó a la evacuación del edificio en el que está la oficina de la misión, así como de la Cancillería turca. Desde el lunes 6 de febrero, no se ha sentido ninguna otra réplica en la capital, aunque ha habido más de 100 en las áreas cercanas al epicentro.
La Embajada de Panamá en Türkiye, desde el momento en que se sintió el sismo, inició los contactos con los panameños residentes en este país, ya sea estudiantes o residentes. También puso a disposición los contactos telefónicos para orientación. Igualmente, ha estado pendiente de los turistas que, siendo Türkiye tan atractiva y está tan de moda y afortunadamente todos están bien, y han contactado a esta misión.
Según los expertos, el sismo ha acelerado dos veces la gravedad como factor determinante para entender la magnitud y el impacto de este fenómeno. El puerto turco de Iskenderum ha quedado totalmente fuera de servicio, lo que está dificultando el arribo de ayuda humanitaria. Esta aceleración de la gravedad es la ruptura de una superficie de 200 kilómetros de largo por 30 de ancho, lo que muestra el epicentro en un punto, pero en realidad sus dimensiones son enormes. Es decir, unas cifras a las que “no llegan ni los astronautas cuando suben a la nave”. No hay edificio que soporte ese nivel, se podrían hacer construcciones que lo resistieran, pero tendrían un precio muy elevado, cuando se advierte de que se debe construir con mentalidad antisísmica, que contempla la mitad de la aceleración de la gravedad en roca, cuatro veces menos al nivel alcanzado.
El geólogo y experto en seísmo español, Antonio Aretxabala, declaró a EFE que “La sismicidad es muy contagiosa. La magnitud del terremoto principal desestructuró completamente la zona, entonces la corteza se ajusta a las nuevas tensiones del terreno y por eso las réplicas se van extendiendo en horizontal y en vertical”.
Para apoyar a este país, la Embajada de Türkiye en Panamá está recibiendo donaciones, para poder suplir de todo lo que en estos momentos falta en las áreas del desastre y enviándolas a la Cancillería turca, que ha habilitado un centro de recepción de la ayuda. Un equipo de 20 rescatistas y 2 canes de una unidad especial de Sinaproc han viajado a las áreas afectadas para apoyar en las labores, que son enormes y difíciles.
Es el momento de solidarizarnos con este gran país que, precisamente, este año celebra su centenario y que ha sido la cuna de la civilización. Estoy segura de que, con la fortaleza de las instituciones turcas, se recuperará el área, incluso se volverán a erigir los edificios milenarios que han caído.