• 24/02/2025 00:00

Seguridad social y estilo de desarrollo

Un tema importante que, salvo en el documento de la Universidad de Panamá, no ha hecho parte importante del debate sobre la protección social, es el que existe entre la dinámica del estilo de desarrollo del país y la seguridad social. Esta olvidada vinculación se relaciona con dos aspectos.

En primer lugar, como lo señalan Nicholas Barr y Peter Daimond en su clásico documento The Economics of Pensions (2006), la producción futura juega un papel fundamental en la economía de las pensiones, tal como como también lo recoge el documento de la Universidad de Panamá, titulado Sistema de Pensiones: Hacia una Solución Alternativa (2024). De acuerdo a este último: “si se prescinde de la impracticable posibilidad de almacenar físicamente bienes y servicios durante la etapa de trabajo activo, para luego consumirlos en la fase de retiro, la única forma práctica de estar pensionado es lograr un consumo basado en un derecho sobre la producción de la siguiente generación” (p. 69).

Esto significa que un proceso correcto de construcción o reforma del modelo de seguridad social, debería darse en el marco de una clara definición del estilo de desarrollo con la capacidad de atender las necesidades de la generación activa, así como las correspondientes a la generación en retiro. Esto no solo guarda relación con la dinámica de la producción. También tiene que ver con las características de distribución del producto.

Teniendo esto en cuenta el reciente debate pudo haber tratado el tema de la seguridad social entendiendo que lo anteriormente expuesto llevaba, de manera lógica, a la necesidad de hacerlo en el contexto de un diálogo que abarcara el análisis crítico del actual estilo de desarrollo. Desgraciadamente esta posibilidad chocó con la posición del señor Mulino, quien llegó a criticar acremente a quienes según el pretendían utilizar las reformas a la CSS para cambiarlo todo. Se trata de una posición que solo puede ser interpretada como un intento de proteger un estilo de desarrollo agotado y concentrante, el cual solo favorece los intereses de los sectores económicamente dominantes.

El segundo elemento en que el estilo de desarrollo se vincula íntimamente con las pensiones, está dado por el hecho que, en los sistemas contributivos, incluyendo los de beneficio definido, la conformación del derecho a la pensión de las personas depende de la forma en que el estilo de desarrollo se manifiesta en el funcionamiento del mercado laboral.

Este es un hecho destacado por Andreas Uthoff en su ensayo Mercado de Trabajo y Sistemas de Pensiones (2002). En el mismo, el autor, refiriéndose a la problemática de América Latina, señala que “como parte de las personas en edad de trabajar se encuentran desempleados, subempleados e inactivos, un sistema que basa en estos esquemas la protección para consumir durante la vejez o invalidez del perceptor principal de ingresos o tras su muerte, dejará a muchas personas subaseguradas o no aseguradas.”

Uthoff también señala que el nivel de la cobertura efectiva de la protección social depende del nivel de redistribución del ingreso explícito del modelo de pensiones. Por eso afirma que “la evolución dependerá del grado de solidaridad del sistema, y del tipo de subsidios cruzados que se diseñen desde quienes tienen mayor capacidad de ahorro hacia los que tienen menor capacidad.”

Atendiendo a lo anterior se puede señalar que el estilo de desarrollo prevaleciente en Panamá se caracteriza, entre otras cosas, por un mercado laboral que no facilita la incorporación de las personas en edad activa al sistema de pensiones. Solo tomando en cuenta los desocupados y los informales que trabajan en actividades no agropecuarias encontramos que, según la encuesta de hogares de octubre de 2024, el 45.8% de la población económicamente activa no tiene participación en el sistema de pensiones. A esto se debe agregar que el 36.7% de la población en edad activa no participa en la población económicamente activa.

Teniendo esto en cuenta el documento de la Universidad de Panamá antes citado, llamó la atención sobre la necesidad de reducir los niveles de desocupación e informalidad, así como de promover la productividad, como elementos básicos de un proyecto para lograr un modelo de seguridad social basado en los derechos humanos (pp. 7 y 8).

De lo anterior también se desprende que el sistema propuesto por la Comisión de Salud, Trabajo y Desarrollo Social, que agrupa en el modelo solidario de beneficio definido a los trabajadores más vulnerables y de menores ingresos, mientras que los de altos salarios se concentran en el modelo de cuentas individuales, afectaría negativamente el necesario proceso de redistribución de ingreso destacado por Uthoff. A final de cuentas estaría generando un verdadero apartheid social en el sistema de seguridad social, en el que las personas de mayores ingresos no serían solidarias con los más vulnerables quienes tendrían pensiones de miseria.

*El autor es economista
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