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- 22/09/2019 07:00
'Lo que quiero es entender'
En días pasados se inauguró un encuentro de organismos electorales y estudios democráticos en el auditorio del Tribunal Electoral, con la participación de representes de varios países que por tres días debatieron sobre los avances que han experimentado instituciones homólogas a través del tiempo.
El representante de Costa Rica, magistrado Hugo Picado, repitió en varias ocasiones una frase de la filósofa alemana Hannah Arendt que reza “lo que quiero es entender”, en referencia a cómo cambian los tiempos entre cada elección, los factores que inciden directamente en cada uno de los países, y el modo en que hay que abordarlos. En el caso particular de Costa Rica, relató Picado, estuvo el factor de la incidencia de las redes sociales en las campañas que se desarrollaron en la última elección y el de la religión, ya que uno de los que más cerca estuvo de ganar es un representante de la iglesia evangélica.
En el panel que se verificó el día de la inauguración también se habló de género, especialmente del ataque que por ser mujer recibe una candidata a puesto de elección donde se desmerita su capacidad porque se enfoca en temas menores, como su estado civil y la eterna monserga de la equiparación del salario entre hombres y mujeres.
Volviendo a lo que me llamó la atención en la intervención del magistrado tico, aporto para el conocimiento de todos que Hanna Arendt, nacida en Alemania, pero de origen judío, es una referencia del pensamiento ético y político a nivel mundial. Salió de su país natal con el surgimiento del nazismo, fue discípula de Heidegger y otros filósofos y tuvo que vencer muchos obstáculos para que su obra, original e independiente, fuera aceptada y hoy goza de mucho reconocimiento. Su legado intelectual y su manera lúcida de pensar la acción política como genuino ámbito de expresión de la condición humana es motivo de reflexión sobre la búsqueda del bien común en un mundo cada vez más globalizado y plural.
En mi caso, lo que quiero entender son muchas cosas, empezando (por) cómo y por qué el presidente del partido del Gobierno expresa que la educación no aporta nada al fisco, habiendo establecido el actual presidente que esa misma educación es la estrella de su plan de trabajo. Es una vergüenza para el partido y para todos sus miembros, que no solamente alguien como el que ha llegado a presidente del colectivo piense así, sino que lo exprese públicamente.
También quiero entender por qué, a solamente 84 días de Gobierno, las redes revientan en señalamientos de incompetencia hacia la gestión gubernamental, habiendo recibido una administración totalmente inoperante, sin recursos, con contratos incumplidos y con compromisos financieros inmensos a los que hacerle frente. Creo que al PRD se le exige más que a los demás partidos, y también que se mide a todos sus miembros con la misma vara con que se mide a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional (CEN). No me quiero ni imaginar lo que hubiera sido este país, en estos 84 días, de haber ganado un independiente (que estuvo cerca) donde la falta de experiencia y el exceso de buena fe nos hubieran llevado a un caos seguro.
Quiero entender por qué los noticieros televisivos no se ponen a tono con la realidad del país y del mundo. Hoy día muchas personas nos enteramos de lo que sucede por las redes sociales, y en ellas hay verdaderos kamikazes que desvirtúan cualquier realidad y señalan lo más inaudito, para que cualquier incauto le dé retuit a un comentario inadecuado. Un ejemplo de esto me ocurrió esta semana en el que, al considerar que la persona que lo señalaba es seria y sin intenciones políticas, retuiteé una opinión sobre el programa Panamá Bilingüe. Gracias a Dios que los responsables de este proyecto, que si bien es muy bueno para el país ha tenido mala ejecutoria, me aclararon que está siendo auditado por las entidades que lo financiaron. Mea culpa por mi error, pero hago la salvedad que no caigo en difundir lo que se dice en las redes por el simple hecho de hacerlo, sino para contribuir a hacer un mejor país.
Los noticieros locales parecen la central de una corregiduría y aportan muy poco a conocer la realidad nacional, y por eso caemos en la tentación de creer lo que dicen las redes que, tal como antes de morir el filósofo Umberto Eco dictaminó, “le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas”, más si estos idiotas son troles o cuentas fantasmas originadas desde un “call center” político.