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- 14/07/2020 12:15
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"No puede negarse que el Estado de Derecho produce desigualdades económicas", F. Hayek
A más de cuatro meses de haber arribado la pandemia a nuestro país, con alrededor de mil muertes y más de 30 mil contagiados de covid-19; la mayoría de las personas perciben que nos encontramos, en el mejor de los casos en franco retroceso respecto a la lucha en contra de la pandemia y, en el peor escenario, sin una prioridad definida.
Es evidente que el gobierno no ha implementado planes sistemáticos para detener el crecimiento exponencial del contagio, en circunstancias que el sistema sanitario se encuentra a punto de colapsar, el personal de salud agotado por las largas jornadas de trabajo y lo prolongado de la crisis, y frustrado por la manifiesta falta de acompañamiento del Gobierno en el suministro de equipo e insumos de protección al personal humano de salud.
Durante estos cuatro meses, a excepción de la loable labor de la doctora Rosario Turner y el equipo asesor, muy temprano se evidenció la carencia de un plan para enfrentar la crisis de la pandemia y, sobre todo, estuvo de manifiesto la ausencia de coordinación interinstitucional, al contrario, existen diferentes "agendas", incluidas la del cohecho y del privilegio del eje económico. Ello es tan cierto, que el 1 de julio en su "Informe a la Nación", el Presidente de la República dedicó casi la totalidad de los 45 minutos que duró su alocución a detallar las iniciativas financieras, todas dirigidas a "apalancar" el sector económico, destacándose la exorbitante suma de dinero –MIL MILLONES DE DÓLARES- puestos a disposición de la banca para que los usureros ganen más macuquina en medio de la crisis.
Adicionalmente, el mandatario no ha sido consecuente con las penurias (muerte, hambre y dolor) que vienen padeciendo los sectores pobres y más vulnerables de la población y que "toca puertas" de la clase media, que obligada al encierro, se le está agotando los pocos ahorros que tenía y ya está dando claras muestras de desesperación.
Por otro lado, la administración de Nito Cortizo no predica con el ejemplo, porque anunció un ahorro (contención del gasto) de dos mil millones de balboas, pero no fue en gastos corrientes sino de inversiones no ejecutadas. También el Jefe de Gobierno dijo que se realizarían rebajas de salarios de 50% el Presidente y Vicepresidente y 25% de los más encumbrados servidores públicos del Ejecutivo, pero, es otra burla al sufrido pueblo panameño, porque no se aplicará al total de los emolumentos, sino sólo al salario, que es la parte más flaca de los ingresos de los altos mandos del "buen gobierno".
¿Cuál es el punto? Sencillamente, que se trata de un problema de prioridades. Para la mayoría de las personas la prelación debe ser salvar vidas humanas, evitar que fallezcan a causa del virus una enorme cantidad de panameños y panameñas, sin embargo, para el Señor Presidente, el eje sanitario no parece ser de su preferencia, a pesar de que ha sido reconocido por uno de los integrantes del Comité de Asesores Presidenciales que "la cuarentena no mata virus", sino saliendo a la calle a cazar, es decir, utilizar todos los recursos necesarios para realizar la "trazabilidad" y aislar los enfermos en centros adecuados para el cumplimiento de la "cuarentena" y su respectivo tratamiento (Hoteles, centros de convenciones, coliseos deportivos, etc.).
¿Qué hacer? La epidemia ha puesto sobre relieve tres ejes fundamentales sobre los cuales trabajar: El sanitario, el social y el económico y, en el orden de prioridad el eje sanitario debe ser el de primera atención. Para ello el gobierno no puede escatimar recursos -"tengan la plena seguridad que haré todo lo que tenga que hacer, junto al pueblo panameño, para sacar adelante al pueblo panameño"- en consecuencia con sus palabras del 1 de julio, el Señor Presidente debe pasar del discurso a los hechos: Aumentar el bono solidario a 300 balboas, nombrar todo el personal de salud necesario para la atención hospitalaria y la trazabilidad, comprar equipo e insumos para el personal de salud, comprar materiales de protección contra el contagio del virus y distribuir a toda la población y reorientar la publicidad estatal a objeto de concienciar y hacer docencia en materia de las medidas de bioseguridad (uso de mascarillas, lavado frecuente de manos y distanciamiento físico).
De suerte que se pueda asegurar la "convivencia" con el virus, hasta que se produzca la vacuna. Sin lugar a dudas, paralelamente, se podrá ir realizando la necesaria apertura económica y la vuelta a la vida en sociedad, ajustada a la nueva realidad impuesta por la pandemia. ¡Así de sencilla es la cosa!
El autor es abogado y analista político.