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- 03/05/2024 23:00
Política y desvirtualización del concepto
En los últimos lustros, el concepto de política, ha ido tomando semánticamente un giro acomodaticio, de tal manera que, en los actuales momentos, se le ve “como manera de sacar beneficio individual del uso indebido del dinero público”. Esta acepción se materializa cada vez más con el discurso, las jugadas o movidas políticas y las intenciones que subyacen en las acciones de nuestros políticos criollos.
El hecho de estar a horas de unos comicios electorales de mucha trascendencia donde se trata de rescatar el país de las manos infames de muchos corruptos y delincuentes, cobijados formalmente en partidos políticos de diferentes tintes, pero carentes de ideología, metas reales y propósitos sociales, económicos y culturales, nos da un sabor a estar enfrente de “más de lo mismo” y que la política como arte, ciencia objetiva de gobernanza en aras del bien común, pasó a la historia.
Lo vemos y lo seguiremos viendo en los acomodos inusitados de candidatos presidencias que, a última hora y sin el aval de sus bases, deciden alianzas, supuestamente en beneficio del país. Se sabe que este sustento es falso y lo triste es que se juegan con las mentes y propósitos que originaron la propuesta electoral.
Verdaderamente, se apuesta a la estupidez e inocencia del votante, a su amnesia, a su acondicionamiento, a su condición de manipulable y al daño que en su siquis ha causado el clientelismo y la demagogia. No se ha aprendido nada de la manifestación multitudinaria y la paralización del país con la pretensión de mantener la actividad minera perniciosa y a su inconstitucionalidad.
A la fecha existen candidatos con intenciones solapadas de mantener la actividad minera, de no respetar la decisión ciudadana, de no llevar a los tribunales a aquellos que vulgarmente atentaron contra el bien público, dejando las arcas agrietadas y al país en zozobra presupuestaria. Y lo triste es que se pretende dejarlos gozar de impunidad y del disfrute de pingües ganancias ilegales y de enriquecimiento injustificado. De hecho, ya el Ministerio Público debió emplazar de oficio a varios de estos delincuentes.
Ahora bien, el gobierno que salga electo el 5 de mayo no la tendrá fácil, dada la entrega de unas arcas famélicas, una sociedad enferma de esperanzas y sueños incumplidos por llamados políticos, que son más mercenarios y caballos del apocalipsis. Por tanto, el nuevo gobierno, no deberá caer en improvisaciones, deberá contar con un equipo de trabajo serio, honesto, comprometido con la patria y capaz de devolver la tranquilidad, la atmósfera de inversión, lograr que se apueste a Panamá y que haya trabajos dignos para nuestra juventud, atención hospitalaria de calidad, medicamentos accesibles, agua en los rincones más recónditos, una ASEP que defienda al pueblo y no a los inversionistas privados; una Asamblea de Diputados menos politizada, menos avara y ambiciosa y que en cooperación con los otros Órganos del Estado se vistan de honestidad.
En consecuencia, esto se puede lograr con asistencia masiva a las urnas, con un voto responsable y a consciencia, con despertar del letargo en que nos han puesto y con la visión de que, más que dádivas y limosnas de cinco años que suelen entregar estos miserables políticos, debemos darle la oportunidad a aquellos que puedan traer verdaderos cambios y desarrollo al país. Dios proteja a Panamá.