• 08/02/2025 09:36

Patriotismo y dignidad: un futuro respetuoso de los derechos humanos

La lucha por la dignidad humana de todas las personas es esencial en nuestra búsqueda de una sociedad más justa y democrática

Estoy orgulloso de vivir en un país libre y democrático. Vivimos en un país que se enorgullece de su libertad y democracia. Como panameños, entendemos que la diversidad sexual es parte integral de nuestras familias y de nuestro tejido social. Cada uno de nosotros comparte el mismo patriotismo y la misma aspiración de una Panamá donde todas las personas podamos ser quienes somos, sin miedo ni discriminación en la promesa de la nueva nación.

La opinión pública en Panamá ha evolucionado rápidamente en tiempos recientes. Es alentador observar que, a pesar del extremismo que se vive en otras partes del mundo como en Estados Unidos, en Panamá estamos en un camino de concordia y aceptación. Según las encuestas realizadas por Fundación Iguales y Borge y Asociados, hay un aumento significativo en el apoyo hacia las personas LGBTIQ+ en los últimos años. Más de 300.000 panameños han cambiado su opinión negativa por una positiva o neutra, lo que refleja un cambio positivo en nuestra sociedad.

Ante la polarización internacional, la resiliencia es una propuesta. El avance hacia una sociedad más inclusiva y de progreso no será detenido por mensajes divisivos provenientes de gobiernos extranjeros. En lugar de permitir que el miedo y la polarización nos dividan, debemos reconocer que el diálogo que hemos cultivado nos fortalece como nación. Nuestro compromiso debe ser con la unidad y el entendimiento, no con la división.

Es innegable el peligro al que nos enfrentamos frente al uso de la discriminación como estrategia política. Es fundamental entender que el discurso de odio hacia las personas LGBTIQ+ no es un fenómeno aislado. Este tipo de retórica se enmarca dentro de un contexto más amplio de degradación de los derechos de otros grupos en condición de vulnerabilidad, como lo son personas migrantes, mujeres y minorías étnicas. La lucha por la dignidad humana de todas las personas es esencial en nuestra búsqueda de una sociedad más justa y democrática.

Ante estos ataques, el respeto a los derechos humanos debe ser el pilar de nuestras democracias. Nuestra democracia, aunque joven e imperfecta, ha sido históricamente un refugio de libertad desde la construcción de su noble misión. Debemos aspirar a una democracia real, que no se pliegue a conveniencias ideológicas momentáneas, sino que se base en el respeto a los derechos humanos. La dignidad de cada individuo debe ser reconocida, y no un calvario para ellas, independientemente de su origen, orientación sexual, o cualquier otra característica.

Así, los liderazgos políticos deben hacer un llamado a la acción fortaleciendo nuestros valores democráticos. Nos encontramos en un momento crucial para definir el futuro de nuestra sociedad. Como nación pequeña y promotora de paz, es imperativo que reforcemos nuestras convicciones en el derecho internacional. Este marco no solo promueve la paz y la soberanía, sino que también nos recuerda que nacemos libres e iguales en dignidad y derechos.

Una Panamá inclusiva es una Panamá fuerte. No permitamos que agendas políticas oscuras, que se alimentan de la división y el miedo, nos desvíen de nuestro camino hacia una sociedad inclusiva donde reine el amor fraternal. En lugar de caer en la trampa del conservadurismo que busca perpetuar la opresión, elijamos construir sin dilación una Panamá donde cada persona, sin excepción, pueda vivir en dignidad y respeto. Solo así podremos avanzar juntos hacia un futuro más próspero y equitativo.

*El autor es presidente, Fundación Iguales

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