¿Tienen nuestros partidos enfoque ideológico-político?

Durante mis estudios y seguida investigación sobre Ergología (Ciencia del Trabajo), la cual nos induce a aceptar la autogestión colectiva como el mejor medio organizativo alentador de una consciencia participativa, mediante horizontales relaciones de producción, para el alcance de objetivos y metas comunes__, descubrí que nuestros partidos políticos no son colectivos con base ideológica y una sólida unión en su membresía; sino un conglomerado humano fraccionado (partido) en retazos (partes), simulando una empresa comercial-clientelista (electorera) con dueños propios que invierten para alcanzar el poder político y repartirse el presupuesto nacional. Son esos mismos que predican sobre la democracia con la promesa de eliminar ausencias para prometer presencias liberadoras de las desigualdades.

Falso, pues, sostener esas desigualdades, con promesas idílicas, es el recurso más importante para triunfar en las elecciones nacionales. Es una farsa en un carnaval hábilmente montado cada cinco años, con las promesas de eliminar la pobreza de 1.1 millones de panameños que viven en la pobreza; mediante la generación de empleos dignos, fortalecer la salud y la educación, disminuir el costo de la vida, etc. Expresiones que sólo quedan en promesas a sabiendas de que son señuelos para un pueblo despolitizado-enajenado por la corrupción y que todos saben que jamás se concretizarán.

Torneos eleccionarios con costos elevados y financiados por empresas capitalistas que ambicionan el poder político para aprovechar, a través de obras y servicios, el uso del presupuesto nacional, con el propósito de incrementar su poder económico. Así de sencilla es la fórmula.

Son partidos que no exhiben ni les importa un ejemplo de conducta y actitudes de liderazgo ejemplar, para motivar hacia la obtención de objetivos comunes; pues, además, no poseen carisma.