• 17/05/2023 00:00

Normatividad de la inteligencia artificial

“[…] se hace necesario regular la IA, a través de un anteproyecto de ley de IA, enfocado en fortalecer las reglas [...]”

Hace unos diez años, hablar de inteligencia artificial o robots inteligentes, era cosa de pasquines, ciencia ficción o sueños del futuro; sin embargo, sin darnos cuenta, las grandes empresas de informática con la IA, han dinamizado una revolución en todos los sectores de la economía, finanzas, salud, educación y toda actividad social del ser humano. Entendemos que el cambio nos superó en nuestra cotidiana realidad, propia del subdesarrollo, pero, con gran ímpetu y voluntad, pronto pasaremos al primer mundo. Esto nos induce a actualizarnos y entender todo lo relacionado con el conocimiento tecnológico de la IA, tal como hace la Unión Europa, que, ante el desborde de tal dinamismo de la IA, desarrolla leyes que regulen la Robótica.

La inteligencia artificial (AI) no es más que la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que el ser humano. Son sistemas que piensan como humanos, actúan como humanos, emulan el pensamiento lógico racional de los humanos e imitan de manera racional el comportamiento humano. Inclusive ya utilizan “Big Data”, dada su habilidad para procesar ingentes cantidades de datos y proporcionar ventajas comunicacionales, comerciales y empresariales.

Sin embargo, hay que diferenciar entre inteligencia artificial y la automatización, la primera se encarga de “pensar” como un humano para revisar y encontrar problemas que notifica al usuario; la robótica es una tecnología de automatización que agiliza procesos que lo humanos llevan a cabo cuando interactúan con un sistema informático.

Esta irrupción de la IA y Robótica en el desarrollo humano lleva a plantear la creación de normativas para su uso y empleo, evitando así posibles problemas que surgirán en el futuro. Por ejemplo, los robots no podrán hacer daño a los seres humanos, no podrán generar relaciones emocionales, tendrán derechos y obligaciones legalmente y tributarán a la seguridad social.

Es bueno empezar, desde nuestro terruño, a legislar sobre la IA y Robótica, así estaremos preparados para la transformación que hacen estas dos potencias de la informática.

Según el FMI, la IA acabará con 85 millones de puestos de trabajo en cinco años, pero a cambio creará 97 millones; según Nick Bostrom, “existe un 90 % de posibilidades de que entre 2075 -2090 haya máquinas tan inteligentes como los humanos”.

Lo importante es que la IA y la Robotónica nos harán más eficientes y nos permitirán ejecutar acciones que nunca hubiéramos podido realizar debido a su complejidad. Aunque estemos retrasados en el uso y perfeccionamiento de la IA y la Robotónica, es indispensable modernizar la educación hacia estos dos importantes factores productivos, preparar nuestra economía y nuestra producción en servicios para implementar estos dispositivos que nos harán más competitivos, esencialmente con nuestro canal, que no se puede quedar atrasado de la modernización tecnológica que hoy dinamiza el mundo.

Por tal razón, se hace necesario regular la IA, a través de un anteproyecto de ley de IA, enfocado en fortalecer las reglas sobre la calidad de los datos, la transparencia, la supervisión humana y la responsabilidad sobre esta tecnología. De la misma manera que regulamos el acceso a las armas u otros aspectos sociales, algunas dimensiones tecnológicas merecen una conversación profunda, un debate social sereno y una regulación que proteja los intereses de los ciudadanos y de la sociedad en general. Hay que reconocer que la pérdida de empleos y el abaratamiento masivo de servicios están en riesgos que se tienen que regular. Esta regulación consensuada puede tener tantos beneficios como perjuicios para la empresa, puede mejorar la confianza del público y establecer un campo de juego homogéneo para todas las grandes empresas, sobre todo, las gigantes tecnológicas. Así aseguraremos llegar a una normativa global que podría homogeneizar el terreno entre Europa, China y EE. UU., estableciendo un marco común para todas las compañías en cuanto a su competitividad.

Diputado de la República, PhD RRHH.
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