• 11/12/2017 01:00

Listas negras y otras yerbas aromáticas

De nosotros dependerá si cambiamos nuestro entorno financiero para darle la imagen requerida

Una de las interrogantes que muchos se deben estar haciendo es conocer la razón por la cual Panamá se encuentra ahora de vuelta en una lista. El país ha hecho esfuerzos ingentes por adecuar su legislación nacional a las realidades del mundo moderno, sin embargo seguimos estigmatizado.

Si de impuestos se trata, Panamá tiene una tasa efectiva de 32.5 % en la tributación del impuesto sobre la renta e impuestos complementarios, como el del dividendo. Los asalariados panameños pagan impuestos y seguridad social, en términos generales, igual a cualquier ciudadano de un país desarrollado. No somos un país de carga impositiva nula o baja. Lo único que nos diferencia en materia tributaria es nuestro criterio territorial de imponer tributos en vez de gravar la renta del residente, no importa dónde se genere. Y en este último criterio de tributación también hay un sinnúmero de variantes.

En materia de transparencia hay dos factores que inciden en el tema de las calificaciones negativas. En primer lugar, la solidez del sistema financiero en su capacidad para impedir u obstaculizar el dinero sucio o ilícito. En segundo lugar, el cumplimiento tributario, en el mundo financiero lo denominan ‘tax compliant', es decir, dinero que ha pagado sus impuestos.

La dirección del mundo va hacia un mundo que será ‘Tax Compliant'. De eso no tengo la menor duda. Todos los esfuerzos del intercambio de información automática entre países a través de sus entidades financieras y el denominado Fatca americano cerrarán poco a poco las brechas y cambiarán los comportamientos empresariales e individuales. No hay nada como dormir tranquilo y lamentablemente muchos lo aprenderán con el tiempo o a los golpes. Eso sin embargo no significa que la privacidad patrimonial no sea un requerimiento de los ciudadanos.

Panamá ya se montó en esa ruta. Lo que carece es de una buena imagen y está pagando el precio por ello. Si un burócrata extranjero de la Unión Europea o de la OECD se lee los periódicos panameños todos los días tendría una muy mala impresión del país. No hemos sido capaces de corregir o implementar leyes, reglamentos y códigos para corregir las malas conductas públicas en el poder. La gente va al Gobierno a lucrar, a robar. Esa responsabilidad es del Gobierno y no ha hecho su tarea. Igualmente, los Panama Papers nos hicieron mucho daño. Algo que estamos corrigiendo, pero no lo estamos divulgando adecuadamente ante el mundo. Tenemos que capturar y castigar a pillos europeos y americanos involucrados en el negocio del narcotráfico y el lavado de dinero y esa información debe rebotar en sus países y así se entenderá que en Panamá con esos temas no se juega. ¿O ustedes creen que los narcotraficantes y lavadores son solo colombianos, panameños o mejicanos? Let's play ball .

En conclusión, necesitamos una estrategia para quitarnos los motes negativos. El negocio financiero no dejará de existir, el centro financiero panameño no desaparecerá. Necesitamos buscar aquellos nichos donde podemos ser competitivos y eficientes. El dinero fácil, el dinero sucio no es negocio. Tarde o temprano se paga el precio y muy muy alto. Entonces entendamos lo que debemos hacer, impulsar nuevas actividades financieras, mejorar nuestra imagen internacional. Trabajemos con jugadores transparentes e íntegros y fortalezcamos las relaciones de confianza en el sistema financiero. Ningún sistema financiero puede operar donde reine la desconfianza. Muchas de estas regulaciones están obstaculizando el progreso de las naciones. De nosotros dependerá si cambiamos nuestro entorno financiero para darle la imagen requerida.

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