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- 19/03/2023 00:00
Juego limpio: Panamá Oeste, el Panamá del insomnio
Loa panameños que viven en la provincia de Panamá Oeste, diariamente se ven sometidos a un calvario que los obliga a permanecer muchas horas al día sin poder dormir, como consecuencia del pésimo servicio de agua potable, de energía eléctrica y el canalla sistema de transporte, visto desde cualquier punto de vista.
En las mañanas, hay que levantarse a las dos o tres de la mañana para intentar bañarse (en el caso de que no se haya interrumpido el suministro de agua o se haya colectado agua en recipientes durante la corta noche anterior), prepararse para desayunar la comida que no se haya dañado por la falta de energía eléctrica, ya que se va con mucha frecuencia y en diversos casos por muchas horas y hasta días.
Si no tiene vehículo propio, deberá someterse al imperio de los transportes piratas, quienes en su mayoría manejan desordenadamente, por los hombros y cambian las tarifas a su libre albedrío, pero de los transportes piratas, escribiremos en otra ocasión.
Quienes tienen vehículos deberán atravesar el puente de las Américas antes de las cuatro de la mañana, de lo contrario caerán en un tranque infernal que los encerrará por dos o tres horas para poder llegar a sus lugares de trabajo, estudio, etc. Al llegar a sus respectivos destinos, algunos aprovechan para dormir una o dos horas en sus autos y así esperar que abran sus puestos de trabajo o estudio.
Por la tarde, se repite la historia, pero con rumbo geográfico inverso, ahora de Panamá al Oeste, el puente de las Américas se cierra desde las tres de la tarde y, a pesar de eso, con los carriles invertidos, el tranque es de otras dos a tres horas, un poco menos intenso es el tranque por el puente Centenario, aunque igual de sufrible.
Si la persona sale a las cinco de la tarde de su puesto de trabajo, podrá optar por meterse al tranque o esperar un poco con la esperanza de que el mismo baje un poco y emprender el viaje de regreso para llegar a casa entre las ocho, nueve o 10 de la noche a sus respectivos destinos. Cuando llegan no hay luz o no hay agua, en muchas ocasiones no hay de ninguna de las dos, hay que salir a buscar agua y a comprar hielo para salvar los alimentos que no se conservarán en un refrigerador sin energía, terminada esta parte de la odisea, hay que estudiar, tanto lo propio como con los niños y adolescentes.
El ciclo diario culmina entre 12 de la noche y una de la mañana, para dormir el par de horas que quedan e iniciar de nuevo la faena. Eso no es vida.
La ampliación de la carretera, la construcción de la línea 3 del Metro y la creación de una empresa nacional de “Ferry” son imperativos que el Gobierno actual (en lo poco que le queda), como el venidero, deberán abordar para acabar con esta no-vida de nuestros compatriotas del Panamá del insomnio.