• 24/08/2023 00:00

Intrusión salina en el lago Gatún

“La existencia de especies eurihalinas dentro del lago Gatún (ureles, robalos y sábalo real, entre otros), valida lo anterior [...]”

Cuando el vapor Ancón, el 15 de agosto de 1914, inauguró el Canal, algo de agua de mar entró en los lagos. Siempre ha sido así y se debe al diseño y operación de las esclusas.

Cada esclusaje, inevitablemente, agrega agua salada. Al iniciar un tránsito, la primera esclusa (con agua dulce), iguala su nivel con el del mar para recibir el barco. Al abrir la compuerta, se encuentra el agua dulce de la esclusa con la salada del mar. Esta última por ser más densa (densidad del agua de mar 1.027 g/ml; dulce 1.00 g/ml) se desliza por debajo de la masa dulce, desplazándola y ocupando casi todo el volumen de la esclusa. Luego al cerrar la compuerta el barco en la esclusa flota en agua salada. Al elevar el barco (subir el nivel de agua) se agrega por gravedad agua proveniente del lago.

Esta operación se repite dos veces más, considerando que son tres los escalones para subir al lago Gatún. Los nuevos volúmenes de agua dulce disminuyen la participación del agua de mar en las esclusas; sin embargo, al llegar el barco al lago, aún se mantiene un % salado que pasa al lago. Entiendo que, en el tercer juego de esclusas, (mayor tamaño de la esclusa y tinas de reciclado) este fenómeno, llamado “intrusión salina”, es mucho más crítico.

Una clara muestra de esto es que, debido a la progresiva salinidad del lago de Miraflores, la potabilizadora con igual nombre, tuvo que trasladar la toma de agua cruda desde el lago de Miraflores donde estuvo desde 1915, al lago Gatún en el área de Paraíso.

La existencia de especies eurihalinas dentro del lago Gatún (ureles, robalos y sábalo real, entre otros), valida lo anterior. Personalmente lo he comprobado.

Esta mezcla (salada / dulce), introducida al lago, al entrar en reposo, tenderá a acomodarse, y por sus diferentes densidades originará una especie de haloclina. Es decir; la de mar ocupará la parte más profunda, la mezcla salobre a media agua y la dulce en la parte superior.

Cuando en la estación lluviosa se llenan los lagos, para mantener los niveles óptimos y reducir riesgos de inundación, es necesario desalojar agua buscando un balance en el volumen. Estos excesos se aprovechan descargando agua a través de hidroeléctricas, pero ocasionalmente un gran volumen se descarga al mar por los vertederos de las represas (agua dulce desperdiciada).

Estas descargas, por supuesto, ayudan a mitigar en algo el efecto de intrusión salina, ya que las represas y sus vertederos están ubicados cerca de las esclusas, que es donde más concentración de agua salobre debe haber (allí se origina la intrusión).

Los vertederos descargan agua superficial, o sea, mayormente dulce que es la que está en la superficie. Por esto, la salinización del lago se mantiene progresiva (se agrega más de lo que se saca), y estará cada día más salado (caso del lago Miraflores), a menos que se mitigue totalmente este efecto. El canal lleva más de cien años operando y ahora, por el incremento de tránsitos anuales (tercer juego de esclusas) esto se está volviendo crítico y pronto (si no ya) será un serio problema de difícil corrección.

Considero que se podrían rediseñar los vertederos para desechar menos agua dulce, y en cambio mitigar con más efectividad la salinidad, realizando vertidos desde media agua y/o más profundidad (más salados).

Esto podría lograrse, alimentando algunas de las actuales compuertas con largas tuberías sumergidas en el lago, extendiendo así la toma de agua de desecho a puntos (predeterminados) de alta salinidad, de tal manera que, al iniciarse la descarga, succionen en estas aguas.

Por supuesto, considerando filtros y sistemas de control que no erosionen el fondo ni afecten la biota acuática. El balance del volumen en los lagos, se manejaría a través de estos “sifones” (varios y a distintas profundidades), que pueden seguir siendo aprovechados por las hidroeléctricas. Así, los valiosos aportes dulces los mantendríamos dentro del lago, reconquistando progresivamente los valles salados.

Es posible que, en los análisis de las distintas alternativas de mitigación, que ha estudiado el equipo de administración de aguas del Canal, se haya considerado esta idea. De ser así, me interesaría conocer las razones para que no se haya ejecutado. De lo contario, aquí les dejo este humilde aporte.

Finalmente, recomiendo a la Autoridad del Canal de Panamá que promueva discusiones en este sentido en las aulas escolares y centros de estudios superiores, para que una lluvia de ideas nos ayude a encontrar una solución práctica, sencilla y económica, a los problemas de nuestro canal.

Socio del Canal (como todos los panameños).
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