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- 13/10/2023 00:00
Generaciones de hierro y de cristal
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”, Aristóteles.
“Solo sé que nada sé”, Sócrates.
Con el respeto que mereces como lector, quiero invitarte a caminar reflexivamente la trayectoria procesal de los cambios en la consciencia y código cultural de nuestra actual sociedad; reconociendo y aceptando las sentencias consejeras de Aristóteles y Sócrates. Porque la actual presencia abrumadora de una tecnología, llamada virtual, nos señala una nueva época con el invisible acercamiento personal y el remplazo humano para lo laboral. ¿Pero cuáles son las causas y efectos de estos cambios acelerados y hasta sorpresivos?
Reflexionemos. Por impulso natural, siempre los humanos, intrigados, hemos tratado de descubrir y saber qué existe más allá, lo que no alcanzan nuestros sentidos; para descubrir y conquistar. Para ese propósito creó instrumentos, medios cada vez mejores; hasta con el uso de él mismo y animales.
En esa búsqueda llegó desde Europa a Oriente, y, posteriormente, con grandes veleros, a Aby Yala; caprichosamente bautizada como América. Seguidamente, y finalizada la segunda guerra mundial, se lanza a una carrera armamentista con la creación de armas de destrucción masiva a distancia, para disminuir pérdidas humanas; creaciones que modificadas pasan al uso para la producción industrial y el comercio. Fenómeno que se estima su inicial presencia a partir del medio siglo anterior y aceleración a finales del mismo.
Esta novedosa presencia tecnológica, basada en la cibernética y la electrónica; todo basado en la llamada inteligencia artificial; con el uso de computadoras y celulares, mediante los servicios de la denominada internet, indudablemente, para quienes, con mi longevo calendario, no es fácil digerirla; pues nuestra consciencia responde a códigos del pasado; con manifestaciones muy presenciales para destacar nuestra personalidad, con la producción de significativos valores trascendentales en la sociedad.
Nuestro andar estaba basado en principios morales e ideales inclaudicables para la liberación. Quizás por ello somos calificados como la generación de hierro. Construimos sobre ideas para la eternidad; parangonando a R.W. Emerson. Nuestra tecnología presencial fue el lápiz, el cuaderno, los libros y el buen uso de la palabra oral. Fuimos inquisidores rebeldes hasta el enfrentamiento con riesgo de vida, contra lo injusto. Con pocos instrumentos de trabajo y el uso de la imaginación creamos respuestas para beneficio colectivo. La extracción de una respuesta se obtenía mediante el debate reflexivo y de confrontación presencial. En nuestra etapa de mocedad adolescente, con autónomo impulso, supimos destacarnos, a nivel nacional e internacional, tanto en lo literario como en el deportivo; con el aliento de demostradas, a lo interno, relaciones fraternales; tanto fue esa trascendencia que, para asombrosa sorpresa cuando fuimos a otros países, nos informaban de nuestra procesada existencia estudiantil.
Es nuestro propósito describir brevemente ese pasado que inevitablemente, como enseña la historia universal, debía ceder espacio a nuevos instrumentos de comunicación-producción; tal como existe en la actualidad. Empero, tal es lo abundante, no presencial; remplazando, en gran medida, el pensar humano, que se avizora el reemplazo del sujeto humano por el objeto; sirviéndole exageradamente dependiente, con alienación enajenante, más el sujeto al objeto; y no a lo inverso. ¿Podemos sentir un desarrollo humano si lo creado por nosotros, disminuye significativamente nuestra capacidad pensante?
¿Estaremos reeditando otro “ocio griego-romano” para que esta nueva generación, bautizada como “cristal”, se desligue sin consultar a la de “hierro”; adoptando gustos y modales novedosamente copiados de las redes virtuales-tecnológicas; ¿con intento de reemplazar la docencia institucionalizada y el liderazgo paternal? Presencias para pensar y debatir, en la búsqueda de causas y propuestas con alternativas fortalecedoras para una sociedad más humanizada.
Empero, ¿qué hacer ante lo que parece un antagonismo generacional para extraer lo positivo? Abro el debate con sugeridas salidas: 1. Que, mediante los ministerios orientadores, para el desarrollo de la educación y la cultura, se creen instancias de diálogo-debate, sobre temas de interés general, pasados y presentes, entre estudiantes y figuras relevantes del ayer. 2. Que, en los centros de educación media, se induzca la lectura y estudio de lo creado por figuras relevantes del pasado; y 3. Inducir a los medios de comunicación masiva para la presentación de encuentros generacionales y aleccionadores.
Aprendamos, tal como lo hacen sabiamente otras culturas, a integrar y no a desechar.