• 03/01/2023 00:00

Los fracasos escolares

A decir verdad, este es un problema que al parecer no tiene solución en nuestro país, tal vez por el mismo sistema sobre el cual se sostiene la educación y tal vez por la forma estructural sobre la cual está organizada nuestra sociedad.

A decir verdad, este es un problema que al parecer no tiene solución en nuestro país, tal vez por el mismo sistema sobre el cual se sostiene la educación y tal vez por la forma estructural sobre la cual está organizada nuestra sociedad. Sobre estos dos puntos nunca se hace nada; pero cuando llega el final del año lectivo, todos nos alarmamos y empezamos a dar opiniones sobre los resultados trágicos que causan los fracasos escolares. Es probable que quien más pierde es el Estado, por la gran inversión que hace y al final obtiene una cantidad enorme de estudiantes fracasados.

Todos damos una opinión. Para algunos el problema son los docentes; sin embargo, me inclino a pensar que en el fondo son los que quizá ninguna culpa tienen en este flagelo social, porque quien pudiera estar inmerso en las labores que hacen los docentes, se dará cuenta de esto con llana sencillez. Los malos educadores no fracasan a nadie porque ellos no trabajan, o porque para ellos es más fácil poner una nota que no signifique fracaso y así queda bien con todos. El objetivo de los malos educadores no es si el estudiante aprende o no, sino ganarse su salario y por lo general se les escucha decir “yo no fracaso a nadie, la vida se encarga de ellos”. Hay otros que, aún siendo buenos educadores, son grandes, benévolos: les duele fracasar a sus alumnos.

Otros opinan que el fracaso es producto del sistema y le echan la culpa al Ministerio de Educación. Bueno, hay veces que llegan algunas personas a ser ministros y funcionarios que no les interesa lo que pase en el mundo y como el objetivo es la politiquería y ganarse su salario, se sacuden y le echan la culpa a los educadores.

Pero en el fondo hay un detalle que debiera analizarse sin pasiones. El que estudia es finalmente el que fracasa o no; por tanto, es el estudiante quien tiene que ver con mayor responsabilidad lo que hace en la escuela. Si se trata de un niño, digamos hasta los doce años, entonces el padre y la madre tienen mucho que ver en el resultado del fracaso escolar. Si se trata de un o una adolescente, de los trece años en adelante, entonces son ellos mismos quienes asumen el resultado de su responsabilidad. Hay muchos adolescentes que prefieren hacer mil cosas, menos sus tareas y estudiar para los exámenes; y cuando van a la escuela la pasan jugando con otros y haciendo picardías a los demás; “paveándose” de las clases que menos les gusta y haciendo mil formas de bribonadas, menos poner atención al docente que le está explicando una clase, o participar en ella o preguntar o dar alguna opinión. La mayoría de las veces lo que hace es entorpecer el desarrollo de la clase. Por lo general, esa cantidad de estudiantes fracasados que se publican en las noticias, es el resultado de este tipo de estudiantes. Si sus padres, pocos pedagogos, le llama la atención o les reprende por estas cosas, quedan peleando. Igual hacen con los docentes que tratan de orientarlos. Muchas veces ellos no son los culpables, por lo general la juventud es víctima del sistema social que los envuelve, pues los programas violentos, las telenovelas y los juegos de Internet, contribuyen enormemente a desarrollar las mentalidades negativas de la juventud. Alguien, en 1980, cantó una canción que en una de sus estrofas decía:”nuestra sociedad es un buen proyecto para el mal”.

Profesor y Abogado
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