• 24/02/2015 01:00

Para evitar que desaparezca la memoria de la ciudad

Muchos capitalinos sueñan con tener su propio espacio en medio de la ciudad y vivir a una distancia caminable de donde estudian, trabajan

Muchos capitalinos sueñan con tener su propio espacio en medio de la ciudad y vivir a una distancia caminable de donde estudian, trabajan o se entretienen con espacios públicos y vegetación bien diseñados. Para algunos este espacio es una casa, para otros es un moderno apartamento, para mí sería un apartamento ‘viejo’ en Bella Vista o La Exposición. La elección de reutilizar una vivienda no solo debería considerarse respetuosa del medio ambiente, sino también una opción respetuosa del patrimonio histórico arquitectónico y urbanístico de nuestra Ciudad de Panamá. Una opción que debería ser estimulada por el Estado y acogida por la empresa privada, como una nueva oportunidad de negocio social y ambientalmente responsable.

Sin embargo, en la actualidad desear comprar ‘una casa usada’, como las de Bella Vista, como primera vivienda, representa ser castigado con intereses bancarios a precio de mercado, ya que la Ley 3 de 1985 y su modificación de 2012 le niegan el interés preferencial a quien desee reutilizar un inmueble viejo. Además, uno debe pagar un impuesto de bien inmueble que no pagan los que tienen una edificación nueva en el mismo sector, gracias al interés preferencial, dificultando aún más la reutilización de estas viviendas.

Se trata, pues, de un sistema perverso que privilegia proyectos residenciales nuevos y caros que en realidad no funcionan como viviendas, sino como plazos fijos en concreto, acero y vidrio al alcance de poca gente adinerada panameña o extranjera que compran estas propiedades para dejarlas vacantes y especular con su valor. Si muchas de estas propiedades no cumplen con su función social, al no cobijar a nadie que las necesite por exorbitantemente caras, ¿por qué seguimos financiándolas con nuestros impuestos? ¿Por qué no mejor utilizar nuestros impuestos para salvar el patrimonio arquitectónico, urbanístico y ambiental de nuestra ciudad y ayudar a los capitalinos de ingresos medios y bajos a regresar al centro de la ciudad? La industria inmobiliaria puede ser parte del cambio actuando con Responsabilidad Social Empresarial, considerando los aspectos sociales, ambientales, urbanísticos, éticos, estéticos y patrimoniales de sus inversiones.

El Estado podría extender los beneficios del interés preferencial a aquellas inmobiliarias e individuos que adquieran y pongan en valor viviendas con más de 40 años, además de dar beneficios y estímulos fiscales a quienes puedan certificar el interés patrimonial de un inmueble por su historia y sus características arquitectónicas, como es el caso de las viviendas de Santa Ana, Calidonia/La Exposición, San Francisco y Bella Vista. También se les podría dar descuentos fiscales escalonados, ligados al grado de respeto y conservación patrimonial que demuestren al intervenir y poner en valor un bien inmueble viejo, por ejemplo, exonerándoles del ITBMS en materiales de construcción para estas obras. Además, se podría extender el bono que da el MIVI para la vivienda de interés social a aquellos que deseen vivir en un inmueble de 40 años o más.

Finalmente, mediante ley, el Estado podría darle un estímulo financiero a aquellas promotoras con proyectos de renovación, puesta en valor o reconversión. Además, podría darle utilidad social a las viviendas vacantes al intervenir en el mercado estimulando u obligando el alquiler de toda vivienda sin ocupar por más de cinco meses, arrendándola su dueño al mejor postor, y su venta o expropiación en caso de estar vacantes por más de un año. Esto daría mayor dinamismo y realismo al sector de alquiler privado en el centro de la ciudad.

Con medidas pequeñas como estas, la yunta empresa privada, Estado y ciudadano podría ayudar a prevenir la innecesaria expansión urbana, las invasiones de terrenos, el desorden urbanístico y ayudar a densificar mejor la ciudad respetando el medio ambiente, el patrimonio y el derecho a la ciudad de las personas. La conservación, reutilización y mantenimiento de residencias y edificios ‘viejos’ es clave para ello.

¿Y usted qué piensa?

ARQUITECTO URBANISTA.

Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones