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- 13/12/2012 01:00
Espacios celestes
El cielo es el espacio celeste por excelencia, es de todos y todos cabemos debajo de él. En esta ocasión, no me refiero a ese inmenso regalo de Dios que permite la vida en nuestro planeta. Hay en nuestro entorno otros espacios celestes, mucho más pequeños, tan necesarios para algunos de nosotros que llegan a ser imprescindibles y tan inmensos y apreciados, casi como el cielo que nos cubre: los espacios para el estacionamiento de vehículos que transportan personas con discapacidad.
Todos debiéramos saber que los espacios celestes están reservados exclusivamente para automóviles que llevan una identificación que expide la Secretaría Nacional de la Discapacidad (SENADIS), y que solo pueden obtener personas que padecen de:
Incapacidad para caminar sin la asistencia de una ayuda técnica u otra persona.
Uso de sillas de ruedas.
Uso de oxígeno portátil.
Ceguera.
Insuficiencia respiratoria o cardíaca severas.
Severa limitación para caminar, debido a condiciones de origen artrítica, neurológica u ortopédica.
Para obtener este carné es necesario, entre otros requisitos, aportar certificación médica que indique con precisión el diagnóstico, tipo de limitación funcional y tipo de ayuda técnica (bastón, muleta, silla de ruedas, etc.).
El abuso por falta de educación cívica de estos espacios, de parte de personas inescrupulosas que no reparan ante las necesidades de sus semejantes con discapacidades, es a todas luces un problema social en Panama. Y lo más sorprendente es que el abuso lo perpetran no solo las personas no discapacitadas, sino también los mismos discapacitados.
No hay excusa que valga. Ni el cansancio, ni un dolor en alguna articulación, ni que voy a traer muchos paquetes, ni que ando con tres, cuatro, veinte niños pequeños, o que ando con mi abuelita, que es muy anciana y se cansa rápido. Todas éstas son solo construcciones egoístas y baladíes para justificarnos a nosotros mismos la necesidad de entrar y ocupar ese codiciado espacio azul, pensando que tenemos razón en hacerlo. O tal vez, simplemente, porque no nos importa.
Pero, como comenté anteriormente, el abuso no queda ahí. Es doloroso constatar cómo médicos de toda extracción se prestan para proveer a personas sin moral la anhelada certificación, que induce a la SENADIS a otorgar el carné. Creo que este órgano debería investigar la veracidad de dichas certificaciones o la vigencia de la discapacidad y multar severamente tanto al que aplica como a su médico, si las circunstancias lo ameritan.
Por último, queda hacer un llamado a aquellos discapacitados que prestan su carné a familiares y amigos, para que estos puedan hacer uso de estos espacios. Aquí son igualmente culpables de falta de moral, tanto el que presta como el que acepta el préstamo, y el resultado final es que los pocos espacios disponibles que hay en nuestro país, los terminan usando en gran medida los eternos ‘juegavivo’.
Los espacios celestes son la expresión de nuestra educación y nuestra cultura. Tú que no tienes una discapacidad, respeta el espacio destinado para la persona que lo necesita. Y tú, discapacitado, sé responsable por el privilegio que te da tu carné.
ABOGADO-ROTARIO.
—COMISIÓN DE VALORES DEL CLUB ROTARIO PANAMÁ.