• 26/05/2024 00:00

¿Es posible la minería metálica sostenible?

Si nuestro país puede avanzar y progresar sin la minería metálica, pues avancemos

Ahora que ya pasaron las elecciones, y tenemos nuevo presidente y nuevos diputados, es hora de retomar el debate sobre el espinoso asunto de la minería metálica en Panamá. Deberemos hacerlo de forma inteligente, sin apasionamientos y sin miedo a perder votos porque ya la campaña terminó.

Y fíjense que el título de este artículo se refiere a la minería metálica. No al fenecido contrato minero, que por inconstitucional y espurio ya fue erradicado cual si fuera una enfermedad prevenible. Ese ya es un asunto resuelto. La mina debe cerrarse cuanto antes y aprovechar las 132,000 toneladas de concentrado de cobre que quedaron almacenadas en el proyecto Cobre Panamá, y representan cerca de mil millones de dólares que son nuestros y los necesitamos.

Por otro lado, lo que no está resuelto, es si podemos y debemos ser un país minero. Eso no lo discutimos a profundidad. Nos dejamos llevar por el contexto político del momento, prevaleciendo los argumentos - políticos, sociales y ambientales - en torno al contrato minero.

En aquel momento muy pocos consideraron que, el cierre de la mina y la prohibición de la minería metálica tendría graves consecuencias económicas y sociales para nuestro país. Hoy sí que son harto conocidas, y es obligatorio tenerlas en consideración a la hora de avanzar en el debate para saber si es posible la minería metálica sostenible, y decidir si podemos ser un país minero, o, en su defecto, desarrollar otros proyectos para enfrentar y superar las consecuencias económicas y sociales que tendría la negación de esa posibilidad.

Dicho lo anterior, entendamos que, la minería metálica sostenible es un concepto que busca equilibrar la extracción de minerales metálicos con la conservación del medio ambiente y el bienestar de las comunidades locales. Aunque para muchos semejante declaración es un oxímoron, pues no es posible tal equilibrio, no son pocos los que afirman que, “si bien la minería puede tener un impacto significativo en el medio ambiente y en las comunidades cercanas, existen enfoques y prácticas que buscan minimizar estos impactos y hacer que la minería sea más sostenible”.

En ese contexto, los invito a analizar - sin apasionamientos y con una mirada crítica racional - algunos de los principios y prácticas clave que se aplican en la minería metálica sostenible, y preguntémonos si esos principios podrían guiar las prácticas para la minería metálica en Panamá.

Lo primero es la evaluación de impacto, que implica elegir sitios con menor impacto ambiental y menos poblados; así como identificar y abordar posibles riesgos y efectos adversos antes de iniciar proyectos.

En esta etapa y durante todo el proyecto, es obligatoria y determinante la participación efectiva de la comunidad local para abordar sus preocupaciones y necesidades, y para garantizar que los beneficios económicos se compartan de manera equitativa; así como la adopción de prácticas empresariales responsables, transparentes y respetuosas con los derechos humanos.

También es necesario el cumplimiento normativo con las regulaciones ambientales y laborales, y someterse a auditorías independientes; lo cual va de la mano con la garantía de certificaciones que acrediten la sostenibilidad de las operaciones y; el seguimiento continuo de los impactos, compartiendo información con las partes interesadas.

No menos importante será implementar tecnologías más limpias y eficientes, que reduzcan las emisiones y la contaminación; así como el uso eficiente de recursos, que permita reducir el consumo de agua y energía para minimizar el impacto ambiental; la restauración de sitios para recuperar las áreas minadas a su estado original o uno compatible con el entorno; la promoción del reciclaje de metales y la recuperación de minerales de fuentes secundarias y; la disposición de forma segura de los desechos mineros para minimizar riesgos ambientales.

Todo lo anterior implica obligatoriamente la existencia de los recursos humanos gubernamentales suficientes, con la capacidad demostrada para la efectiva supervisión de todos los procesos; así como el compromiso con la transparencia y la ética, lo cual obliga a divulgar información sobre las prácticas, impactos y beneficios de las operaciones.

Para concluir es forzoso repetir que, la sostenibilidad en la minería depende principalmente de la voluntad de las empresas, la supervisión gubernamental, la participación de la comunidad.

Sin embargo, ninguno de los principios y prácticas clave señalados antes garantiza que la minería metálica sostenible no dañará el ambiente y la salud de las personas. Aunque sí se pueden minimizar los daños y recuperar parcialmente los ecosistemas lesionados; la decisión de ser un país minero debe considerar argumentos no solo financieros, sino también éticos, morales y humanistas.

Alcanzar el equilibrio entre la extracción de minerales metálicos con la conservación del medio ambiente y el bienestar de las comunidades locales es un proceso harto difícil, si no es que imposible de lograr.

Si nuestro país puede avanzar y progresar sin la minería metálica, pues avancemos. Pensemos además qué tendríamos que promover y llevar a cabo para lograr el desarrollo con justicia y equidad, y sin minería metálica en nuestro territorio, pues lo que nos estamos jugando es el futuro del país.

El autor es médico, exrepresentante de la OMS
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