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- 05/05/2022 00:00
Eduquémonos para neutralizar y disminuir la actividad delincuencial
Es preocupante que cada día que nos levantamos nos enfrentamos a diferentes problemas sociales que afectan la calidad de vida de nuestros ciudadanos, debido al fenómeno social delincuencial que se manifiesta con más agresividad y en aumento, no solo en los barrios populares, en áreas residenciales, sectores comerciales y otros puntos del país.
Estos grupos delincuenciales, cuya conducta criminal y desviada de la norma social, como perturbadores de la paz pública, alterando el orden social mediante la violencia, con la finalidad de eliminar a su contrincante, sin importar con la dignidad de la sociedad y del Estado, terminan afectando a terceros que no son parte de esa conflictividad. Es importante destacar y conocer la desviación primaria y secundaria, la cual nos indica la primera acción delictiva de un sujeto, cuya finalidad es resolver alguna necesidad, por ejemplo económica, y la otra es la repetición de los actos delictivos, a partir de la asociación del individuo con otros sujetos delincuentes como resultado de su detención, de su procesamiento y de su encarcelamiento.
Por ende, el crimen limita el crecimiento económico porque la violencia implica costos directos que tienen que ver con la pérdida de vidas humanas y del patrimonio de las víctimas, pero también con los gastos para prevenir la violencia, los gastos en seguridad pública, el procesamiento de delincuentes, y los gastos de atención a las víctimas, entre otros. Sin embargo, el delito es uno de los principales problemas que atemoriza a la sociedad actual, por lo cual, el Estado crea distintas estrategias para su combate, pretendiendo neutralizar el índice delictivo, sino aspirar a una disminución y control de esa violencia criminalidad que se vive en nuestros días lo cual es oportuno señalar.
Por lo tanto se debe planificar en nuestro país, mediante el diálogo, con participación de personal conocedor de la materia de seguridad y otros actores sociales involucrados: partidos políticos, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, gremios, empresarios, las comunidad ecuménica, no importa que religión profesen, con el fin de establecer y ampliar el radio de acción en conjunto sobre una política de Estado integral de seguridad. De acuerdo con las estadísticas, éstas confirman que la inseguridad es uno de los grandes problemas. El índice de homicidios se ha duplicado hasta alcanzar niveles que podrían calificarse de epidémicos. Por consiguiente, “es hora de abrir los ojos a la desigualdad en la que viven tantas familias. Es hora de arremangarse para restablecer la dignidad mediante la creación de puestos de trabajo", instó el Papa.
Los panameños exigen una solución al fenómeno social delincuencial, con una comunidad preocupada, inquieta, con ganas de trabajar para construir una sociedad más solidaria que conserve los valores, más responsable y comprometida, a encontrar caminos para la resolución de conflictos, generando los espacios de reflexión de acuerdo con la realidad nacional sobre los hechos criminales recientes en el país que nos enfrentamos y afecta la calidad de vida de nuestros ciudadanos. En este sentido, el gobierno debe fortalecer la atención sobre los grupos de alto riesgo: juventud, desempleados, ciudadanos marginales, etcétera. Además, es necesario que participe con propuestas educativas, que puedan desarrollar cursos con el propósito de que ayuden en las comunidades para que estos sectores de la población no caigan en las garras delincuenciales.
Finalmente, somos del criterio que a través de la formación y capacitación podemos construir una CULTURA DE PAZ, DE DESARROLLO HUMANO Y COMUNITARIO, desde nuestras comunidades, incentivando públicamente en el trabajo de equipo en la comunidad, motivando el desarrollo comunitario, orientando sobre este proyecto que podemos presentar y sustentar, si es considerado, y se convierta así en una realidad para neutralizar y disminuir la actividad delictual.