• 01/08/2024 00:00

Educación con visión de futuro

Urge una educación que equilibre lo humanístico con lo técnico y que fortalezca las debilidades de la formación en nuestros hogares

La educación es un derecho inalienable en toda sociedad que se precie de ser democrática, plural, inclusiva y que pretenda garantizar a su ciudadanía una verdadera igualdad de oportunidades. Como todo derecho ha de estar basado en unos valores, cuya piedra angular sea el respeto a la dignidad de la persona, y en profundidad, a la vida

Panamá enfrenta importantes desafíos en su sistema educativo que deben abordarse con urgencia. Es crucial otorgarle a la educación la prioridad que merece y situarla en el centro de la agenda nacional. Uno de esos retos es la educación en valores que contribuya a fortalecer la ética para contrarrestar la corrupción y el juega vivo malentendido, en el argot panameño.

Urge una educación que equilibre lo humanístico con lo técnico y que fortalezca las debilidades de la formación en nuestros hogares, fraccionados muchas veces por la mono parentalidad, que alcanza casi el 53 % de las familias en América Latina que genera riesgo de pobreza y de dificultades sociales, en consideración con los núcleos biparentales o tradicionales. Habitualmente la mono parentalidad conlleva menos tiempo, cuidado y atención a los niños por parte de sus progenitores.

Pensadores como Aurelio Peccei y Daisaku Ikeda consideran que la educación juega un papel fundamental en su visión de un futuro sostenible y pacífico para la humanidad.

Por otro lado, en el país existe una cantidad considerable de niños que nacen de madres menores de 20 años, tres de cada diez niños vienen al mundo en esta condición. Dicho análisis resalta el riego social de la niñez y una estructura familiar debilitada, debido a la cantidad de padres menores de 20 años con hijos, que al final resulta una medida desfavorable para enfrentar los retos familiares.

Esta situación mantiene su arrastre en la educación sexual, inmadurez, protección y cuidado o por otros fenómenos que sería un tema importante analizar en otra circunstancia. Y si la familia, que es el núcleo principal de la sociedad está erosionada, ¿qué podemos pretender construir como país?

Los análisis indican que sí se puede disminuir la incidencia de embarazo precoz en un país. Tenemos el caso de Europa, especialmente Alemania, Italia y los países nórdicos, que presentan los índices más bajos de embarazo adolescente, mientras que las regiones en desarrollo como África Subsahariana y América Latina tienen las tasas más altas a nivel mundial. Nuestra América con un 61,8 % de dichos embarazos. ¿Y qué se necesita para disminuir esta alta incidencia.?

Entre las alternativas están: aumentar la visibilidad del embarazo adolescente como un problema de salud pública, desarrollo y derechos humanos, mejorar el acceso a anticonceptivos modernos y gratuitos, incluyendo el anticonceptivo oral de emergencia, prevenir segundos embarazos en adolescentes que ya han estado embarazadas, promover la educación sexual integral en las escuelas, brindar oportunidades de capacitación técnica y empleo decente para adolescentes embarazadas y madres. Sin embargo, en Panamá aún tenemos una deuda pendiente en materia de educación sexual formal y este es un tema que debe tratarse con urgencia notoria.

Por otro lado, existe una carencia de enfoque en la formación integral de los estudiantes y el desarrollo de habilidades prácticas. Otra deficiencia es la falta de atención adecuada a las personas con discapacidad. Se recomienda generar escuelas con educadores especialistas, comprometidos con el proceso educativo y capaces de orientar a las familias en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Es esencial abordar estos desafíos de manera urgente para evitar mayores repercusiones en el desarrollo y bienestar de los jóvenes y en el futuro de la nación. Una educación de calidad, con visión de futuro, que forme ciudadanos integrales y competitivos, es fundamental para el progreso de Panamá.

La autora es docente universitaria
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