• 14/08/2011 02:00

Ricardo Martinelli entre dos fuegos

EMPRESARIO. A parte de los partidos opositores, cuyo objetivo es conocido, hay dos grupos extremadamente opuestos, pero que están unien...

EMPRESARIO

A parte de los partidos opositores, cuyo objetivo es conocido, hay dos grupos extremadamente opuestos, pero que están uniendo fuerzas para combatir al actual régimen: la izquierda, cuya meta siempre ha sido remplazar a quienquiera esté gobernando; y la extrema derecha, conformada por los multimillonarios, dueños de casi todo el país: Zona Libre, bancos, diarios, televisoras, hoteles, líneas aéreas, cadenas de ferreterías, urbanizadoras, etc. que siempre han apoyado a cualquier gobierno que no les afecte sus ganancias.

Del primer grupo se puede esperar cualquier cosa, pero sí sorprende la actuación del segundo; pues, con visión extremadamente miope e irresponsable están arriesgando la estabilidad política del país, de cuyas consecuencias ellos serían los primeros afectados. Y solo lo hacen porque el gobierno actual los está obligando a pagar impuestos, como siempre hemos hecho los menos adinerados. De tales impuestos salen los fondos para poder ejecutar la inmensa cantidad de imprescindibles obras sociales que se están ejecutando y que nos benefician a todos; pues es el inicio de la necesaria distribución de la riqueza.

A propósito, algunos economistas y no economistas opositores, preocupados por la inmensa labor de inversiones del gobierno, que por falta de capacidad jamás podrán igualar, intentan amedrentarnos basándose en una posible recesión en los EE.UU., y piden suspender la ejecución de obras públicas. Hacerlo equivaldría a crear nuestra propia recesión panameña, puesto que estas siempre se originan de la falta de inversión. Ello crearía menos empleos, menos dinero en la calle, etc., a la vez que tener más dinero en los bancos, que ya están llenos, y no solo aquí en Panamá, sino aún en los propios EE.UU.

Algunos de estos que rehúsan pagar impuestos, que nunca antes habían escrito un artículo en los diarios para criticar a otros gobiernos, incluyendo al nefasto de los militares—PRD, ahora han salido a hacerlo, con argumentos tan poco convincentes que no han logrado minar la alta popularidad que aún mantiene el presidente Martinelli.

Dijo Einstein, acertadamente, que ‘todos somos ignorantes en muchas cosas’, pero afirmar que este gobierno es dictatorial, es el colmo de la ignorancia; o de la mala fe. ¿Qué político en cuál país del mundo entregaría los poderes del Estado a sus opositores? cuando lo consecuente es que para desarrollar sus planes de gobierno es imprescindible tener anuencia de los órganos decisorios. Esto, tan lógico, lo han hecho todos los gobiernos del mundo en todas las épocas, algunos hasta a sangre y fuego, como durante el gobierno usurpador de los militares, pero que no es el caso del democrático que hoy tenemos.

Recientemente presenciamos las dificultades que tuvo el presidente Barack Obama por haber perdido el control de la Cámara, que se vio obligado a transar con la oposición, en contra de su propuesta de continuar subsidiando, irresponsablemente, a los desempleados, en desmedro del ya muy golpeado erario público norteamericano.

Todos los grupos de presión de Panamá quieren imponer sus propios planes de gobierno, siempre a favor de sus intereses, y ello, aunque ilegítimo, es comprensible; pero, eso sí, ninguno quiere someterse a los rigores eleccionarios para en propiedad hacerlo, prefiriendo, en cambio, utilizar la vía de trucos y presiones reñidas con la ética. La responsabilidad de gobernar es de y la está ejerciendo el presidente de la República, de acuerdo a la Constitución y las leyes nacionales. Así lo entendemos y así lo aceptamos las mayorías nacionales.

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