• 23/05/2022 00:00

Con Dios y con el diablo

El Gobierno Nacional a través de su bisoña canciller, continúa a nivel internacional, poniendo en aprietos la seguridad, la vida y el bienestar de todos los panameños.

El Gobierno Nacional a través de su bisoña canciller, continúa a nivel internacional, poniendo en aprietos la seguridad, la vida y el bienestar de todos los panameños. En la más grosera exhibición de torpeza que he visto en la política exterior panameña, declaró recientemente en China que “…el pueblo panameño siempre recordará el apoyo del pueblo chino a la justa causa de retomar el ejercicio de la soberanía del Canal de Panamá, y los aportes realizados por el pueblo chino al proyecto del ferrocarril y el Canal de Panamá en los primeros años. Gracias por el fuerte apoyo de China a la lucha de Panamá contra la epidemia. “...Panamá se adhiere firmemente al principio de no injerencia en los asuntos internos y América Latina y el Caribe no son el «patio trasero» de ningún país”. Parafraseando al colega Dídimo Escobar, por un momento pensé que se nos había hecho el milagro de la decencia y dignidad de Estado. ¿Cómo se puede decir esto y a renglón seguido pedir a los chinos que se adhieran al Tratado de Neutralidad del Canal?. De todos es sabido, que este tratado es nulo por las circunstancias en que se introdujeron sus enmiendas y que pone la protección y defensa del Canal bajo la exclusiva responsabilidad de Estados Unidos. Un tratado que permite el paso expedito y por ende discriminatorio a los barcos de guerra estadounidenses, “independientemente de su armamento”. Un tratado que se depositó en la OEA porque como instituto de neutralidad, nunca habría podido pasar por el tamiz de las Naciones Unidas. ¿De qué neutralidad hablamos? Esta solicitud de la canciller istmeña, ha sido catalogada como “indecente” por parte de distinguidos académicos. (véase https://www.laestrella.com.pa/nacional/ 220404/panama-solicita-china-adherirse-tratado-neutralidad-canal). Como si fuera poco, días después y en forma escalofriante, Panamá se adhiere en las Naciones Unidas al coro de países que por abyección a los Estados Unidos, votaron en contra de Rusia, en su conflicto por el asunto ucraniano.

¿Dónde queda entonces nuestro no alineamiento y neutralidad? Nadie hasta ahora puede entenderlo. Incoherencia, contradicción e inconsistencia, frente a nuestro real y verdadero interés como país. Aún en las circunstancias especialísimas de nuestra relación con los Estados Unidos, lo mejor habría sido la abstención. No se puede servir a dos señores (Mateo 6:24); no se puede estar con Dios y con el diablo al mismo tiempo, más allá de a quién tengamos por diablo y a quién por Dios.

El mundo cambió geopolíticamente y seguirá cambiando en forma dramática, no importa cual sea el desenlace del conflicto entre eslavos. Por ejemplo, los rusos han dispuesto, respecto a los países que han dado en llamar hostiles, que sus principales productos de exportación, deberán cancelarse en rublos; por otro lado, Arabia Saudita y China vienen analizando hace años, la posibilidad de la sustitución del petro dólar por el yuan, como la moneda de pago de las importaciones de petróleo de aquel país árabe. Mientras tanto, Panamá continúa aferrada a los acuerdos de 1904, amparando su economía y su principal recurso, El Canal, en una moneda que hace mucho dejó de tener respaldo y día a día pierde la confianza universal. (https://www.laestrella.com.pa/nacional/220408/ nuestro-curioso-singular-regimen-monetario)

La discusión no es si debemos ser leales al Tío Sam. El Tío Chan está aquí hace mucho tiempo y a mitad de camino están los rusos. Los panameños debemos ser conscientes de que se trata de una disputa geopolítica de dominación entre superpotencias, que hace mucho dejó de ser ideológica. Cada una en su beneficio mira a Panamá, su posición geográfica y el Canal, como un asunto prioritario de sobrevivencia. Todo es cuestión de equilibrio, coraje, inteligencia y genuino interés nacional. (véase https://www.laestrella.com.pa/opinion/columnistas/180921/pie-siu-a pple). Esta conducta no la vemos en el gobierno nacional y mucho menos en su canciller. Mientras tanto, tendremos que seguir soportando una política exterior y canciller sin ningún sentido de Patria. Quizás, el revisar qué pasaportes ostenta dicha canciller, nos ayudaría a entender un poco el asunto.

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