• 07/08/2020 00:00

Desinformación viral en tiempos de pandemia

Permanentemente nos preguntamos a qué se deben los temores que nos invaden, al ver las diversas publicaciones que salen en los medios de comunicación o en las redes sociales al respecto de la pandemia de la COVID-19.

Permanentemente nos preguntamos a qué se deben los temores que nos invaden, al ver las diversas publicaciones que salen en los medios de comunicación o en las redes sociales al respecto de la pandemia de la COVID-19. ¿Serán producto de la veracidad o no de las informaciones provistas por dichas divulgaciones puestas a disposición de las personas?

En la opinión de muchos especialistas en comunicación social, el mayor riesgo y temor durante una pandemia, sea gripal o de cualquier otro virus, provendrá de la desinformación sobre su naturaleza y efectos y no a la falta o ausencia de medidas preventivas y curativas para combatirla.

La desinformación en los medios de comunicación sobre temas relacionados con la salud es común, especialmente cuando se trata de enfermedades transmisibles como la Influenza A(H1N1), Chicungunya o el nuevo coronavirus. La desinformación sobre estas enfermedades, desconocidas para la mayoría de las personas, se difunde más rápido y de manera más impactante que la información veraz, cuya tendencia es a ser ignorada por muchos. Por eso, no debe sorprendernos que en la coyuntura de la COVID-19 abunden las noticias falsas o “fake news” que generan incertidumbre y desasosiego social.

La desinformación incluye, en gran medida, a medicamentos para combatir la pandemia, dependiendo de las bondades y efectos curativos o secundarios, que le atribuyan al medicamento en cuestión. Por un lado, aquellos que consideran que tal o cual es el más indicado para atender el fenómeno y que ha tenido éxito en algunos países, o aquellos que la industria farmacéutica pretende introducir, obviamente a altos y costosos precios. Mientras más bondades se atribuyan a medicamentos baratos, pero exitosos, mayor será la desinformación que los intereses económicos de aqualla le indilguen.

El interés por un tema se refleja en publicaciones de todo tipo sobre este. El volumen de publicaciones relacionadas con estos medicamentos, en medios de comunicación y portales de búsqueda en internet, varía conforme vayan transcurriendo los meses de la pandemia.

Si bien la mayoría de las publicaciones relacionadas con los medicamentos en desarrollo y publicada en las páginas y en distintas redes sociales durante los últimos cuatro meses no sea falsa, sí puede ser engañosa. Muchísimos medios tradicionales, constituidos en fuentes que generan muchas interacciones en las redes, tienden a exagerar los resultados positivos de estudios preliminares sin indicar que, en todos los casos, la evidencia científica sigue siendo a lo sumo preliminar y claramente insuficiente o no concluyente. De igual manera, las principales potencias mundiales se encuadran en competencias, por mucho desleales, para promover sus propios estudios, sobre la base de denigrar los de otros países, al margen de cuán prometedores sean los resultados iniciales.

Nos encontramos inmersos en torrentes de informaciones cada día: cientos de tuits, mensajes de correo, cadenas de WhatsApp, videos, audios y noticias llegan a nuestras pantallas y cada día nos encontramos más afectados, debido al aislamiento social y a la ansiedad por estar informados. Lamentablemente, también somos desinformados. Incluso para los más versados en la materia, se ha vuelto cada vez más difícil discernir entre la información veraz, confiable y útil, de aquella que es engañosa o busca confundir. Cuesta mucho el esfuerzo constante por filtrar los datos que recibimos, lo que genera una fatiga que hace más difícil mantenerse bien informado, respecto a la pandemia y lo que de ella el futuro nos depara.

En tales circunstancias, es de gran importancia asegurarse de recurrir a fuentes autorizadas que puedan transmitir información verificable. En su ausencia, la necesidad de información confiable genera un entorno fértil para el flujo de la desinformación: el rol de los Gobiernos, al entregar información cruzada, cambiante y poco creíble, ha sido fecundo en facilitar las dudas y falta de credibilidad por parte de los ciudadanos.

La situación planteada pone de manifiesto la importancia de categorizar por niveles de certeza y confirmación las informaciones producidas durante la pandemia, para evitar caer en la propagación de falsedades. Ello supone el diálogo honesto y el saber escuchar las principales estrategias para combatirla. Acudir a las fuentes confiables y a las autoridades pertinentes, en lugar de hacerlo ante charlatanes y comentarios interesados que de manera anónima atacan e invaden las redes con informaciones falsas.

Confiamos que próximamente podremos reanudar las actividades productivas en nuestro país. Las vidas perdidas y el dolor resultante de la pandemia de la COVID-19, debe ser una lección de que la verdad debe prevalecer sobre la desinformación y que juntos, los panameños, podemos derrotar esa calamidad. Así sea.

Abogado
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