• 08/09/2024 13:03

Delitos sexuales en Veraguas: una epidemia silenciosa

La educación juega un papel crucial en la prevención de estos delitos

La violencia sexual se ha convertido en una verdadera epidemia, que opera la mayoría de las veces en silencio, pero que causa severos daños físicos y emocionales a sus víctimas ya sus familias. Alarmantes son los datos que recientemente diera el Ministerio Público sobre la provincia de Veraguas, donde conocimos que hasta julio de este año la cifra de delitos contra la libertad e integridad sexual es de 225. Esta cifra no solo refleja un incremento respecto al año anterior, sino que también pone de manifiesto una brecha en la protección y educación de nuestras comunidades, especialmente en lo que respeta a la protección de los sectores más vulnerables: niños y mujeres.

La violencia sexual se presenta, en su mayoría, en el seno de la familia o en relaciones cercanas al núcleo familiar. Victimarios que son padres, tíos, amigos de familia, tienen la capacidad de causar un daño irreparable a sus víctimas, dejando marcas físicas y emocionales que perduran durante toda la vida. Este ciclo vicioso de violencia, a menudo oculto tras las puertas de los hogares, exige una profunda reflexión y acción colectiva. Como veragüense, con mis raíces en estas tierras, preocupa ver que las cifras no solo se mantienen, sino que aumentan en lugar de disminuir. La comparación de estadísticas del Ministerio Público revela que este año hay 11 víctimas más que el año anterior en este tipo de delitos. Este incremento sugiere que estamos enfrentando un problema que no se soluciona con la indiferencia; más bien, requiere un esfuerzo conjunto y continuo por parte de toda la sociedad.

Una cuestión fundamental que surge es: ¿qué estamos haciendo en nuestras casas para proteger a nuestros niños? Es imprescindible generar un ambiente de confianza donde los niños se sientan seguros de hablar sobre cualquier comportamiento que les incomode. La educación juega un papel crucial en la prevención de estos delitos. Debemos enseñar a nuestros hijos a no callar, a reconocer situaciones potencialmente peligrosas y a expresar sus sentimientos. Además, es fundamental inculcar el valor del respeto hacia sí mismos y hacia los demás, formando así individuos empáticos y responsables.

Por otro lado, la erradicación de la violencia sexual implica un compromiso firme por parte de la sociedad en su conjunto. Como veragüenses, es nuestro deber no solo mirar hacia otro lado, sino actuar activamente en la promoción de un entorno seguro. Es vital que los padres y educadores se involucren en dialogar con los jóvenes acerca de la importancia del consentimiento y de lo que constituye un comportamiento adecuado e inadecuado. La educación sexual integral debe abordar no solo los aspectos biológicos, sino también los valores y la ética personal.

Un cambio significativo comenzará en nuestros hogares. Invito a todos los padres y madres de la provincia de Veraguas a fomentar una cultura de respeto ya ser parte activa de la solución. Hablemos con nuestros niños sobre el respeto hacia los demás, sobre sus derechos y la importancia de denunciar cualquier forma de abuso. No podemos permitir que estas cifras sigan aumentando. La prevención y la erradicación de los delitos sexuales comienzan con la educación y el compromiso de cada uno de nosotros.

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