• 18/11/2011 01:00

Costos y beneficios de los subsidios

Los subsidios son respuestas a las imperfecciones del mercado, que la libre oferta y demanda no resuelve por sí sola. Estas imperfeccion...

Los subsidios son respuestas a las imperfecciones del mercado, que la libre oferta y demanda no resuelve por sí sola. Estas imperfecciones se definen como externalidades; positivas o negativas. Un ejemplo de externalidad positiva es cuando un vecino siembra flores y otros perciben el aroma (se llama externalidad, porque un tercero recibe los beneficios, mientras que los costos de plantar y mantener el jardín los asume otro). Una externalidad negativa es cuando un vecino hace una fiesta y genera ruido contaminando el ambiente.

Los subsidios buscan estimular las externalidades positivas. Por ejemplo, el Estado gasta en educación y salud bajo la premisa de que el beneficio que se deriva por toda la sociedad además del beneficiado, es mayor que el costo. Así, a través de la educación, la sociedad recibe un gran beneficio por cuanto que la población se hace más civilizada y productiva y menos violenta, por ende el Estado gasta menos en seguridad y cárceles, permitiendo a la economía crecer más rápido. Otro ejemplo, cuando se invierte en vacunas para prevenir enfermedades transmisibles y se evitan epidemias.

Los subsidios se dividen en directos e indirectos. Los directos comprenden transferencias en dinero o especies a los beneficiaros. Un ejemplo en Panamá serían los programas ‘Red de Oportunidades’ y ‘100 a los 70’. Mientras que los subsidios directos se enfocan en lo social, los indirectos en lo económico. Un ejemplo de indirectos incluye subsidios a las exportaciones agrícolas en Panamá y se denominan Certificado de Fomento a la Agro—exportación.

Los subsidios deben responder a principios fundamentales y uno de ellos es poder medir sus costos y beneficios, que se enfoquen en la población más necesitada y evitar que se inhiba el potencial de autosuperación de los individuos y empresas.

En general un subsidio que invierte en aumentar el capital humano permanente de la persona (como educación, salud y vivienda) es positivo para todos. Existen otros que solo estimulan el consumo temporal sin mejorar la condición permanente de la persona, lo cual no es bueno. ‘Pan para hoy, hambre para mañana’. El criterio preferible es ‘Al que tiene hambre, no solo dale pescado, enséñale a pescar’.

En efecto, algunos subsidios generan ineficiencias. Por ejemplo, los subsidios agrícolas que otorgan los países ricos a sus productores causan artificialmente que los países más pobres pierdan competitividad en el mercado mundial.

Otro ejemplo: si bien los subsidios para vivienda ayudan a que personas de bajos ingresos tengan mayor acceso a las mismas, también estimula que se produzcan más casas de las que se producirían bajo condiciones de libre mercado. Es decir, se construyen más casas de lo que el mercado demanda a los precios vigentes y la sociedad invierte recursos que podrían haberse destinado a la producción de otros bienes y servicios más prioritarios.

En Panamá, según cifras del MEF, para el 2011 se ha proyectado un programa de subsidios de 709.3 millones de dólares (5.4% del presupuesto incluyendo empresas públicas) que agrega subvenciones para los programas señalados, además de tanques de gas de 25 libras, combustibles, intereses preferenciales, beca universal y transferencias a la Caja del Seguro Social entre otros.

Desde un punto de vista de enfocar los subsidios a los más pobres y a actividades que aumentan la capacidad productiva permanentemente, haría falta una revisión y un rediseño de algunas de estas herramientas, necesidad que el propio Gobierno ha reconocido como un tema pendiente en la agenda.

ECONOMISTA. CENTRO NACIONAL DE COMPETITIVIDAD

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