Integrantes de la caravana migrante en el estado de Chiapas, en el sur de México, denunciaron este jueves 21 de noviembre que las autoridades les bloquearon...
- 20/08/2024 00:00
Comprendiendo la ilusión de la incompetencia
El Efecto Dunning-Kruger es un fenómeno psicológico que describe cómo las personas con bajos niveles de habilidad o conocimiento en un área tienden a sobreestimar sus capacidades. Este efecto, nombrado en honor a los psicólogos David Dunning y Justin Kruger, quienes lo identificaron en 1999, se ha convertido en una explicación ampliamente aceptada para ciertos comportamientos humanos en diversas esferas.
¿Por qué ocurre?
Las personas que carecen de habilidad en un área específica no solo cometen errores, sino que también carecen del conocimiento necesario para reconocer esos errores. En otras palabras, su falta de competencia les impide ver su propia incompetencia. Dunning y Kruger realizaron estudios en los que demostraron que los individuos que puntuaban en el cuartil más bajo en pruebas de gramática, humor y lógica se autoevaluaban muy por encima de su desempeño real.
La falta de experiencia o conocimiento impide que los individuos tengan un marco de referencia preciso para evaluar sus propias capacidades. El sesgo de confirmación, una tendencia natural a buscar y recordar información que confirma nuestras creencias preexistentes, refuerza esta autoevaluación inflada. Además, la ilusión de superioridad frente a los demás, también contribuye al Efecto Dunning-Kruger.
¿Cómo nos impacta?
En las organizaciones, puede llevar a decisiones mal informadas, ya que los individuos que subestiman su incompetencia pueden ocupar roles críticos sin el conocimiento necesario. Esto puede crear un entorno de trabajo tóxico donde los empleados competentes se sienten desvalorizados.
En la vida personal, este efecto puede afectar las relaciones y el crecimiento personal. Las personas que sobreestiman sus habilidades pueden rechazar la retroalimentación constructiva y evitar oportunidades de aprendizaje y mejora. Esto puede llevar a un estancamiento en el desarrollo personal y profesional.
¿Cómo se detecta?
No es sencillo, quienes lo experimentan tienden a rechazar la idea de su propia incompetencia. Sin embargo, algunos signos pueden ayudar a identificarlo. La tendencia a rechazar críticas, la falta de disposición para aprender de los errores y la sobreestimación constante de las propias capacidades son indicadores claros.
Además, el uso de evaluaciones objetivas y retroalimentación de múltiples fuentes puede ayudar a identificar discrepancias entre la autoevaluación y el desempeño real.
¿Cómo se evita?
Se requiere una combinación de autoconciencia y apertura al aprendizaje. Fomentar una cultura de humildad y curiosidad intelectual es fundamental. Esto incluye promover la aceptación de la retroalimentación, la disposición a aprender de los errores y la búsqueda constante de mejora.
En el entorno laboral, implementar programas de capacitación y desarrollo profesional puede ayudar a cerrar las brechas de conocimiento. La creación de un entorno donde el aprendizaje continuo sea valorado y recompensado es esencial. Además, las organizaciones deben permitir que múltiples perspectivas se integren en el proceso de toma de decisiones.
¿Cómo se maneja?
Los líderes y mentores juegan un papel clave en guiar a los individuos hacia una autoevaluación más precisa. Proporcionar retroalimentación específica, objetiva y basada en hechos, en lugar de críticas generales, puede ser más efectivo.
Es importante también crear un entorno de apoyo donde los errores se vean como oportunidades de aprendizaje en lugar de fracasos. Fomentar la reflexión personal y la autoevaluación regular puede ayudar a las personas a desarrollar una visión más realista de sus propias habilidades.
Un ejemplo
Consideremos a Juan, un nuevo gerente de proyecto en una empresa de alta tecnología. A pesar de su limitada experiencia, Juan confía excesivamente en su capacidad para manejar un proyecto complejo. Ignora las sugerencias de su equipo y rechaza la ayuda de colegas más experimentados, convencido de que su enfoque es el correcto.
A medida que el proyecto avanza, los problemas comienzan a acumularse. Los plazos se pierden, los costos se disparan y la moral del equipo se desploma. La falta de competencia de Juan se hace evidente, pero él sigue culpando a factores externos en lugar de reconocer sus propias deficiencias. La empresa debe intervenir, asignando un nuevo gerente y ofreciendo a Juan capacitación adicional.