• 12/11/2024 11:33

Ciberhumillación a profesores (‘ciberbaiting’)

... ningún profesor en el aula de clases se escapa de ser acosado o ser objeto de ciberacoso. Estamos ante un problema mundial, en el que se indica que hay mayor frecuencia en los centros educativos públicos...

Hoy en día podemos comunicarnos con el celular, en tiempo real, con los demás; escuchar música, estar informados, conectarnos en las redes sociales, ver y grabar videos, captar fotos, entre otros. Aunque también tiene efectos negativos por su excesiva dependencia, las personas sienten miedo irracional (nomofobia), o porque suele darse un mal uso para cometer estafas, vía llamadas por el celular, o grabar videos o imágenes para intimidar, amenazar, acosar, entre otros.

Así tenemos que el celular puede emplearse para hacer bullying (acoso) y ciberbullying (ciberacoso) entre compañeros de colegio, en contra del personal administrativo, o para acosar o llevar a cabo ciberacoso escolar en contra de los profesores en los centros educativos.

Este último fenómeno en contra de los profesores se llama ciberbaiting o ciberhumillación, y a diferencia de las bromas inocentes que normalmente han hecho los estudiantes a sus profesores, se torna complejo y difícil, pues hoy, facilitado por el celular que ha entrado al aula de clases, se maltrata al profesor, se le degrada o humilla, y con ello también se afecta el normal desenvolvimiento de las clases.

El ciberbaiting o la ciberhumillación escolar no es más que una forma de ciberbullying, y para los estudiantes es algo sumamente gracioso. Estos no agreden físicamente al profesor, sin embargo, lo afectan emocionalmente, al captar y grabar con el celular imágenes o videos comprometedores del profesor, y luego los publican y divulgan por las redes sociales, internet o WhatsApp.

Esto es una forma de maltrato digital, pues se efectúa con el ánimo de burlarse, humillar y dañar la imagen del profesor, y crea situaciones que provocan al profesor, como interrupciones continuas en las clases, bromas, humillaciones o lo agreden verbalmente, con el fin de sacarlo de quicio, con la finalidad de que este muestre sus reacciones o actitudes ante ese hecho, para grabarlas y desprestigiarlo publicándolo en las redes sociales, entre otros.

Solo valga recordar que no fue nada raro que los estudiantes se burlaran o hicieran bromas sobre sus profesores en pandemia, respecto a la falta de conocimiento tecnológico, entre otros, o respecto a otras situaciones que ellos mismos grabaron.

Con la ciberhumillación el objetivo son los profesores, generalmente de colegios públicos, que con estos actos afectan su honor, dignidad e imagen, y les provocan problemas de salud física, estrés, ansiedad, hasta la pérdida de su trabajo.

En general, ningún profesor en el aula de clases se escapa de ser acosado o ser objeto de ciberacoso. Estamos ante un problema mundial, en el que se indica que hay mayor frecuencia en los centros educativos públicos y que hay una tendencia a que sean más afectados los profesores más jóvenes y con menos experiencia, y las mujeres (Lrazon, 2018).

En nuestro país, por el momento, el bullying entre estudiantes es el problema más grave y se reportan 336.000 casos diarios, de acuerdo con la Organización Global de Prevención ante el Bullying (Berna, 2024). Se han adoptado medidas para promover la convivencia escolar en las instituciones educativas, aunque esto no quiere decir que no ocurran también otros tipos de acoso, como, por ejemplo, de profesores hacia estudiantes.

También se ha indicado en un estudio Oficial de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras para América, Europa, Asia, Oceanía y África, realizado entre marzo 2022 y abril de 2023, que los casos de bullying a nivel mundial van en aumento: 7 de cada 10 niños sufren todos los días algún de tipo de acoso y ciberacoso, causantes de más de 200.000 muertes.

En resumen, el bullying entre iguales, el acoso y ciberacoso contra profesores o contra cualquiera persona, incluyendo miembros de una comunidad educativa, no puede ser tolerado, y el continuo aumento de la violencia en todos los ámbitos y en la comunidad educativa, constituye un desafío para todos, como bien indica la OMS (2024), dado que la sociedad en general, los padres de familia, “las autoridades deben promover políticas públicas centradas en la educación, la sensibilización y el fortalecimiento de los valores como el respeto y la empatía”.

* La autora es catedrática de Derecho Penal, UP

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