• 13/05/2024 23:00

Al alcalde electo de Colón

Este año 2024, con la llegada del nuevo quinquenio gubernamental, la mayoría de los ciudadanos colonenses, tomaron la decisión de cambiar a su alcalde con la esperanza de que el alcalde electo haga las cosas diferentes, apegadas a las normas, sin esa actitud del juega vivo y corrupción, que hemos aguantado por años, por quienes no trabajaron por el bien de la comunidad

Las servidumbres impuestas por la ley tienen por objeto la utilidad pública o el interés de los particulares. (Art. 531 Código Civil). Dicho esto, entiéndase las aceras, que deben ser para uso de los ciudadanos colonenses (niños, adultos mayores, personas no videntes, etc.) y que contrario a esto, se ven obligados a utilizar las calles para desplazarse por las avenidas de la ciudad de Colón.

De hecho, hay que mencionar que años anteriores, se habilitaron rampas para uso de personas discapacitadas y así facilitar su desplazamiento de una acera a otra (al menos eso es lo que muchos creemos), rampas que se ven obstaculizadas por vehículos y puestos de ventas de legumbres, frutas y verduras.

Las cuadras o avenidas donde se encuentran ubicados los almacenes están constantemente abarrotadas de mesas y raps de ropa y artículos varios que reducen considerablemente el espacio para que los ciudadanos puedan transitar de forma cómoda y sin tomar el riesgo de tropezar o golpearse con estos muebles.

Eso sin contar que los dueños de estos locales o comercios se sienten dueños de los estacionamientos que también forman parte de las servidumbres legales como objeto de utilidad pública y ni hablar de los buhoneros que también forman parte de este mal, y sin intención de herir susceptibilidades terminan desluciendo aún más la ciudad.

El alcalde saliente durante su campaña política, prometió trabajar y ordenar muchas cosas en nuestra ciudad, sin embargo, lo único que nos llevamos de su administración fue ver cómo a medida que pasaba el tiempo el único cambio que nos ofreció fue un deterioro paulatino de una ciudad que destaca por su alargadas manzanas de norte a sur y que en otrora fue famosa por ser catalogada como la tacita de oro.

Ya no existe esa calidad arquitectónica de edificios, tampoco ese centro urbano famoso por sus actividades comerciales e institucionales, aquel centro de intercambio cultural hoy es solo ruinas, contaminación de basura por doquier y despoblación. Indudablemente, se requiere un régimen de gestión adecuado que será quizás el factor más determinante en el desarrollo de la ciudad hacia el futuro.

Este año 2024, con la llegada del nuevo quinquenio gubernamental, la mayoría de los ciudadanos colonenses, tomaron la decisión de cambiar a su alcalde con la esperanza de que el alcalde electo haga las cosas diferentes, apegadas a las normas, sin esa actitud del juega vivo y corrupción, que hemos aguantado por años, por quienes no trabajaron por el bien de la comunidad.

Sin duda alguna, esto es solo un detalle para la gran cantidad de asuntos que se deben afrontar y trabajar desde la alcaldía del distrito de Colón y donde los colonenses depositaron su confianza para lograr cambios o al menos una mejoría en el Licdo. Diógenes Galván a quien muy respetuosamente me dirijo, a través de este espacio.

En suma, la ciudad de Colón, aquel centro de intercambio comercial, ha visto su desarrollo social restringido por la pobreza e inequidad, la alta tasa de criminalidad e inseguridad y el deterioro ambiental. Pues, por casi cuarenta años ha sufrido los efectos de una negligencia y abuso por parte de quienes en campaña política prometieron hacer cambios y hoy nos entregan una ciudad en ruinas.

La autora es licenciada en investigación criminal
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