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- 27/02/2018 01:00
‘La forma del agua' y el menosprecio social
Hay películas que nos roban el corazón, porque ponen a prueba nuestra humanidad, sobre todo en los tiempos que vivimos con tantas muestras de menosprecio hacia los desvalidos y más humildes. Ganadora del Festival de Venecia y nominada a varios Premios Oscar, el filme ‘LA FORMA DEL AGUA', del director mexicano Guillermo del Toro (‘El laberinto del Fauno' y ‘Mama') nos arroba y mantiene pegados a la silla. La historia es sobre las ambiciones de los políticos y las guerras ideológicas; donde no se respeta en absoluto la dignidad de los seres vivientes, humanos o animales; sea destruyendo el medio ambiente, las estructuras / ciudades añosas, o pisoteando infamemente a los más frágiles de la sociedad; a los sin rostro, los humildes, los iletrados, los diferentes, los honestos, los idealistas, a quien se interponga; con tal de asegurar su poder (¿Les suena familiar?).
Considerada por los críticos la mejor película del director Del Toro, para mí es un retrato imaginativo, bellísimo y poético de nuestras sociedades ‘civilizadas', donde prevalece la ley del más fuerte y sentimientos como la compasión, el amor y la justicia son simplemente fachadas del verdadero egoísmo de algunos de los líderes de nuestros países. Así lo demuestra el filme, en donde los que tienen el poder, harán cualquier jugada que afecte a no importa quién, con tal de ganarle al oponente.
La experimentada actriz afrodescendiente, Octavia Spencer, con su grandiosa sencillez y la desconocida Sally Hawkings, son las protagonistas que hacen una actuación mundial; dos encargadas de limpieza quienes pasan desapercibidas, como sucede en muchas empresas, por la naturaleza de sus cargos, que los ejecutivos consideran inferiores. En mis seminarios, pongo de pie ‘al Sr. o la Sra. de la limpieza' y obligo al resto que les den una gran ovación (ante el asombro de muchos); explicando que si ellos no hicieran su trabajo bien, el resto de los almidonados y frívolas ejecutivas enfermarían, por las bacterias y el sucio; demostrando que su rol es tan importante como cualquier otro cargo.
‘La forma del agua', además de ganar varios premios nos ha dejado una inolvidable lección de amor, de soledad, compasión y redención, de los seres ‘invisibles', frente a la arrogancia destructiva y malsana de los ‘más importantes' de la estructura gubernamental o empresarial. Es un grito de viva a la diversidad, la gente diferente, el amor y la paz. Antes que la quiten de las carteleras, vayan a ver esta maravillosa película de suspenso y acción, con el trasfondo de un cuento de hadas; sobre una conserje muda y una peculiar criatura acuática; la cual aunque ambientada en los años sesenta, durante la "Guerra Fría" (Rusia y EE.UU.), plantea reflexiones actualísimas sobre el debate sobre la tolerancia, la empatía o la rabia contra lo distinto.
PSICÓLOGO, DOCENTE Y ESCRITOR.