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- 21/12/2011 01:00
Escándalos de corrupción, 2011
F inaliza el 2011 con un crecimiento económico sostenido, sin embargo, los beneficios de esa bonanza no se perciben en el mejoramiento de la calidad de vida de la familia panameña. Persisten bolsones de pobreza, originados por una estructura económica que favorece el enriquecimiento de élites empresariales y políticas, en detrimento de las grandes mayorías.
Durante los últimos años, una ola migratoria extranjera de inversores, turistas y jubilados de alto poder adquisitivo, han contribuido a encarecer el costo de vida del nacional, profundizando el ya existente desequilibrio social.
El alza continua de precios en los alimentos, fundamentalmente de la canasta básica, así como la vivienda y otros bienes y servicios, frente a un salario que no se incrementa al mismo ritmo y que en muchas ocasiones permanece invariable, asfixian el ya desmejorado bolsillo del trabajador.
La situación plantada, es posiblemente el detonante que lleva, durante las últimas semanas, a que trabajadores y empresarios regresen a la Comisión Nacional de Salario Mínimo, para negociar una nueva rata salarial.
Por otro lado, en la ciudad de Panamá, el gobierno dio inicio a la construcción del metro e introdujo el metro-bus, como alternativa a un sistema de transporte más moderno. Este cambio de los tradicionales diablos rojos a los nuevos metro-bus, cuyo propósito es brindar un servicio de transporte más eficiente, aún no satisface las necesidades de los usuarios, quienes se quejan por ‘la demora de la frecuencia de los autobuses, el costo del pasaje y las largas filas’, a las que se ven expuestos.
En el tema del transporte, es necesario recordar que aún cuando se avanza sobre esta materia, todavía no se sienten visos de solución.
El problema latente persiste en las ciudades dormitorio como Panamá Oeste, donde miles de usuarios se desplazan, a la ciudad capital, para trabajar o estudiar.
Tal vez, lo más desconcertante que se produjo durante este año, fue la ruptura de la alianza de gobierno que abrió ‘la caja de Pandora’ permitiendo descubrir escándalos de corrupción, como los de Paitilla y Juan Hombrón, los que son sólo la raíz superficial del árbol, que observa la ciudadanía, deteriorando aún más la ya desgastada credibilidad gubernamental.
La falta de ética, moral y transparencia en el manejo de la cosa pública, sobre todo en el sorprendente volumen de contrataciones directas efectuadas, que a futuro afectarán el equilibrio de las finanzas públicas, así como la intención de aprobar leyes sin respaldo popular, como la de Asociación Público Privada y el clientelismo institucionalizado, han debilitando la imagen del gobierno.
La dependencia de los órganos de justicia o el juega vivo en la aplicación de las leyes, sobretodo cuando se trata de funcionarios de alta jerarquía o allegados, han hecho que la ciudadanía desconfié, se sienta desamparada y dude de la buena fe de los gobernantes hacia un cambio positivo.
Confiemos en que la experiencia vivida, durante el año que culmina, llame a la reflexión de quienes gobiernan y cambien de dirección para lograr el anhelado bienestar social.
EDUCADORA Y ECONOMISTA