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La ciencia en Panamá y su evolución en el siglo XXI
- 02/09/2021 00:00
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A partir de este siglo, los logros en la ciencia han continuado progresivamente con el objetivo de alcanzar su máximo nivel. En 2002 se efectuó la creación del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat) para promover el desarrollo de las biociencias en el país, según datos de la campaña 'Hitos de la ciencia en Panamá', liderada por la Secretaría Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación (Senacyt).
Ese mismo año se creó la Fundación del Centro Nacional de Metrología (Cenamep) para el desarrollo de la ciencia de las mediciones y sus aplicaciones, que establece y mantiene los patrones nacionales de medidas.
“El desarrollo histórico de la ciencia en Panamá es vanguardista, ya que presenta un considerable crecimiento a tono con los estándares globales, sobre todo en esta última década, debido a que se ha procurado establecer acciones que faciliten fortalecer y potenciar más lazos de apoyo entre el sector público y el sector privado”, expresa la presidenta de la Asociación de Mujeres Médicas de Panamá, Dayara Martínez. Agrega, además, que se debe seguir respaldando y construyendo más iniciativas con fundamentos que modelen una sociedad sana, con el fin de ver resultados ampliados en cada esfuerzo.
En la línea de acontecimientos en el sector, vemos que en 2004 se estableció el sistema de concurso por méritos de la Senacyt, iniciando con el programa de becas de investigadores y demás modalidades de convocatorias de investigación e innovación.
Hay profesionales como el biotecnólogo e investigador panameño Fermín Acosta, de 33 años, oriundo de la comarca Ngäbe Buglé, que han sido impactados de manera positiva con esta iniciativa mediante el programa de becas Ifarhu-Senacyt para estudios doctorales. En su caso, hizo sus estudios superiores en España.
“Con los nuevos cambios globales y tecnológicos nuestro país ha ido cambiando y sembrando semillas de conocimiento que poco a poco comienzan a dar frutos. En ese sentido, se empieza a dar más espacio a la ciencia, al fomento de conocimientos científicos documentados mediante artículos científicos, y al desarrollo de profesionales especializados con ayudas institucionales”, subraya Acosta.
Posteriormente, en 2005, la Senacyt inició el fomento de emprendimientos innovadores, patentamiento y la aplicación de un modelo para enseñar las ciencias por indagación y fomento de vocaciones.
En 2006 se establecieron las Asociaciones de Interés Público (AIP): Infoplazas y Cenamep como modelos de gestión público-privada.
En 2007 se aprobó la carrera de investigador, a través del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), con sus diversas categorías y apoyo a nuevos integrantes.
Posteriormente, en 2009, Panamá aisló la cepa pandémica de la gripe A (H1N1) y la entregó a representantes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Ese mismo año se protegió al tiburón ballena, se prohibió su pesca, captura y comercialización en Panamá. En 2014 se reguló su avistamiento en el PN Coiba, sustentado con evidencia científica.
En 2011 se inauguró el Primer Observatorio Astronómico de Panamá en la sede de la UTP en Coclé.
El siguiente año se publicó en PLoS One un estudio sobre el genoma panameño, donde se determinó que el linaje materno es principalmente nativo americano y la genética paterna es europea en más del 70%.
En 2013 se publicó la “Guía de enfermedad por virus hanta en Panamá” y la “Norma de vigilancia epidemiológica del síndrome pulmonar por virus hanta”.
En 2015 un equipo de investigadores afiliados al Indicasat describió el genoma completo del parásito Leishmania panamensis, causante de la leishmaniasis en Panamá. En ese mismo año se creó el Centro de Investigaciones Científicas de las Ciencias Sociales (Cenics), para promover y realizar estudios que generaran conocimientos al servicio del desarrollo del país.
Luego, en 2016, el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud inauguró el Centro de Diagnóstico de Enfermedades Desatendidas, en Metetí, provincia de Darién. En ese año también científicos y amigos de la ciencia crean el movimiento 'Ciencia en Panamá'.
Al año siguiente se inauguró un laboratorio de diagnóstico de tuberculosis (TB) en el Ministerio de Salud de Colón, para mejorar el diagnóstico, monitoreo y tratamiento de TB y TB multirresistente, y para hacer estudios.
En 2018 se creó el Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (Cieps Aip) para generar conocimiento con investigadores propios y contribuir a las políticas públicas. El mismo año se comenzó a operar la Estación Científica Coiba AIP, que en la actualidad tiene 27 científicos afiliados que efectúan estudios sobre biología marina, oceanografía, ecología y pesquería sostenible.
Las acciones no terminan aquí, ya que en este periodo se inauguró en Divisa, el Centro de Investigación de Enfermedades Emergentes y Zoonóticas, proyecto desarrollado por el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud.
Luego, en 2019, se reabrió el Museo de El Caño, en Coclé, donde se muestran artefactos precolombinos encontrados durante una década en los proyectos de investigación de la arqueóloga Julia Mayo.
En 2020 el personal del Instituto Conmemorativo Gorgas trabajó en el aislamiento y secuenciación del genoma del SARS-CoV-2 causante de la pandemia y realización de pruebas diagnósticas.
Voces del sector
Para Martínez, los hallazgos científicos más destacados en la historia de Panamá se han realizado durante la creación y la ampliación del Canal de Panamá, con los avances de la entomología y la botánica que permiten controlar enfermedades endémicas; en salud, los avances de los diversos dispositivos tecnológicos incluyendo la creación de App para abordar las inquietudes que facilitan las modalidades de la telesalud, la telemedicina, la integración de la inteligencia artificial en el campo del servicio al usuario y la implementación robótica, entre otros más, que destacan grandes aportes a los avances de la ciencia que no se reportan propios de Panamá, pero que sus actores intelectuales son panameños.
Con relación a la participación de la mujer en el sector, dice que en los últimos años se ha observado un auge con el protagonismo de la mujer en el campo social y científico. Sin menoscabo del varón. “El rol integrador de la mujer en la sociedad le hace propicia para que, en aras de ir creciendo en el sector científico, se establezcan más oportunidades de participación imprescindible en el oficio de la ciencia, por lo que su empoderamiento es cada vez más beligerante en todos los campos del saber”.
Por su parte, Acosta opina que en 2021, con todos los cambios que se siguen generando tras la pandemia por covid-19, prevé un aumento de mayor interés de los jóvenes por carreras como las ciencias médicas, virología, biotecnología, ingeniería espacial e industrial y agronegocios. “La idea es que los jóvenes despierten esa curiosidad de investigar o de generar ideas innovadoras. En ese sentido, los colegios y las universidades juegan un papel importante en la transmisión de los conocimientos. Se requieren más investigadores académicos que puedan facilitar y ayudar a los jóvenes, especialmente a las mujeres, en la toma de decisiones en las carreras científicas”.
En cuanto al escenario de la ciencia panameña con miras hacia el futuro, señala que puede ser bueno o mejor si desde ahora en el país se comienzan a sentar las bases necesarias para fortalecer las diferentes ramas de la ciencia. “Potenciar la ciencia desde ahora ayudará a que nuestro país crezca en conocimiento y que prepare al istmo para la toma de decisiones sobre los diferentes temas (salud, educación y economía) basado siempre en evidencia científica”.