Misión de la Casa Blanca continuará su gira a Colombia

Actualizado
  • 06/09/2023 00:00
Creado
  • 06/09/2023 00:00
En el país vecino visitarán la frontera con Panamá, un ejercicio similar al que efectuaron este martes en Darién donde constataron los inéditos flujos migratorios hacia su país
La selva de Darién, uno de los tramos más peligrosos en la ruta hacia el norte.

La misión de la Casa Blanca encabezada por la asesora de Seguridad Nacional, Elizabeth Sherwoode-Randall, que visitó Panamá este martes continuará su gira a Colombia para hacer un ejercicio similar al que experimentó en la selva darienita panameña. La misión estadounidense visitará, junto con autoridades colombianas, la frontera con Panamá para entender y constatar de primera mano el inédito movimiento migratorio hacia su país, que no inicia en Colombia, o en Panamá, sino en otras partes del mundo.

Las reuniones al más alto nivel se efectúan con el ánimo de plantear sobre la mesa una solución o alternativas conjuntas que provean una gobernanza sobre la crisis a través de una homologación de políticas sobre el control migratorio. Desde la semana pasada los encuentros se acentuaron con un acercamiento entre funcionarios panameños y costarricenses.

Los ministros de Seguridad de Costa Rica y Panamá, incluidos funcionarios de otras instituciones, como la canciller Janaina Tewaney, dialogaron hace unos días sobre los desafíos en los puestos fronterizos, la administración de los flujos y las relaciones bilaterales al más alto nivel.

“La visión de la migración debe ser organizada”, manifestó la canciller Janaina Tewaney este martes, unas horas antes de la cita que sostuvo con el presidente panameño, Laurentino Cortizo, y la asesora de Seguridad Nacional de EE.UU., Elizabeth Sherwoode-Randall.

“Panamá y Costa Rica van a tener una sola voz con los organismos internacionales, pero también con aquellos países aliados, como Estados Unidos, cuyas acciones repercuten en el flujo migratorio”, añadió la canciller.

Se espera que próximamente el ministro de Seguridad, Juan Pino, anuncie las medidas internas que adoptará Panamá “para salvaguardar la seguridad nacional”.

La visión de Panamá sobre los flujos migratorios se ha inclinado, más que a un tema de derecho migratorio, a un asunto de seguridad nacional. Se calcula que hasta agosto han cruzado la selva de Darién unas 300.000 personas, que a su vez son transportadas en buses hasta la frontera con Costa Rica.

En Colombia, por ejemplo, la visión apunta a un tema de derecho al tránsito de difícil control.

A pesar de las diferentes perspectivas, todos los países que de alguna forma sienten los efectos migratorios coinciden en que la solución no puede ser unilateral, sino regional.

El asunto es que en cada territorio –por donde viajan los migrantes– la coordinación está rebasando la capacidad de las autoridades locales. “Se trata de hacer presión sobre aquellos países que tal vez no tienen la misma consideración con Panamá, como sí la tiene el istmo con el norte. “Enviamos información inmediata (a Estados Unidos) sobre la cantidad de personas y la identidad de los migrantes que van en busca del sueño americano. Si ese es un elemento básico mínimo de derecho internacional, aquellos encargados de monitorear ese cumplimiento deben llevar a cabo las acciones diplomáticas necesarias para que los demás se incorporen”, manifestó Tewaney.

En las últimas reuniones las quejas de Panamá hacia su vecino Colombia se han enfocado en la ausencia de datos sobre la cantidad de personas que ingresan a la selva de Darién.

Colombia no tiene la capacidad de controlar los flujos de viajeros irregulares que ingresan a suelo panameño ya que lo hacen por diversas rutas, no solo Darién. Colombia se apega al derecho del tránsito de los migrantes en conseguir una nueva vida, un fenómeno que en el caso de Venezuela atribuyen primordialmente al bloqueo económico sobre ese país impuesto por Estados Unidos, una de las nacionalidades que se cuenta por cientos de miles en las estadísticas.

La selva porosa de Darién impide establecer un control sobre la cantidad de personas que ingresan desde Colombia, y de alguna forma este último país cumple parcialmente con las peticiones de Panamá en cuanto a proporcionar datos básicos, como la cantidad de personas que emprenden su viaje en la peligrosa selva de Darién.

Estados Unidos, por su parte, hace hincapié en que la mejor forma para entrar a su país es por la vía segura. Es decir, aplicando por la vía legal ante centros de atención establecidos en México, Colombia y Guatemala, donde los interesados pueden aplicar a visas para trabajos temporales, estatus de refugiados o reunirse con sus familiares.

El ejemplo más certero de que este tipo de medidas funcionan es el de Haití. Desde 2010 a 2019 los haitianos y cubanos lideraron la lista de tránsito irregular por la frontera de Panamá con Colombia. Sin embargo, este año son la tercera nacionalidad –con 34.165 personas– que cruzó Darién, precedida de Venezuela (138.588) y Ecuador (34.894).

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