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- 16/08/2023 00:00
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El panameño Jaime Navarro dejó la ganadería tradicional hace siete años para dedicarse con recelo al “loco” negocio de la cría de mariposas, un modelo sostenible que está emergiendo en Panamá gracias a la demanda extranjera y su sistema amigable con el medioambiente.
“Hicimos mucho ensayo en diferentes renglones como la ganadería y agricultura, pero cuando ibas al mercado te encontrabas con una situación desventajosa para el productor, pues perdías el tiempo en producir y la venta estaba por debajo de lo que esperábamos”, cuenta a EFE Navarro, que dedicó unos 10 años de su vida al campo.
Después de que un jaguar matara sus vacas en 2016, se sumergió en una actividad totalmente desconocida y ahora cuenta con una “granja” de unas 500 mariposas: vende su producción al director del proyecto “Mariposario Cerro La Vieja”, el biólogo Samuel Valdés, que a su vez las exporta a Turquía o las ofrece en el mercado local para eventos.
“(Cuando Valdés lo propuso) pensé 'este tipo está loco' porque uno en el campo está sujeto a que la vaquita la vendes para un resultado inmediato y tienes un ingreso. Pero la inversión para criar una vaca es bastante elevada y su subsistencia es peor”, explica Navarro, que tiene su finca cerca de Penonomé, 170 km al oeste de ciudad de Panamá.
El proyecto “Mariposario Cerro La Vieja” comenzó en 2016 como el mariposario “más grande” de Panamá con “1.200 metros cuadrados de área de vuelo con una proyección turística”, según el biólogo.
Pero la pandemia de la covid-19 obligó a Valdés a cerrar el negocio y darle una vuelta de 180 grados: en junio de 2022 la llamada de la embajadora de Panamá en Turquía brindó la oportunidad de comenzar una “granja” de mariposas para exportar a ese país que estaba levantando el mariposario más grande de Europa.
“No había mariposas de Panamá, sí de Costa Rica y otros países del trópico. Había una oportunidad interesante que podíamos explotar como país, ya que somos referencia en términos de biodiversidad”, apunta Valdés.
Panamá, que según las leyendas populares significa “abundancia de peces y mariposas”, tiene un aproximado de 1.600 tipos de mariposas “diurnas”, sin contar las polillas, aunque no hay un recuento oficial, según el biólogo.
Después de “reinaugurar” el proyecto “El Mariposario Cerro La Vieja” en 2022 con un fin comercial, Valdés comenzó a producir unas mil mariposas mensuales de 12 especies distintas dentro de un espacio cerrado a modo de invernadero para exportar y venderlas en el mercado panameño, sus dos principales fuentes de ventas.
“Apenas hemos cumplido un año desde la nueva inauguración, pero esperamos que a finales de 2023 y mediados de 2024 alcanzar unas 4.000 pupas mensuales de exportación”, explica Valdés.
En la “granja” se completa el ciclo de vida de la mariposa: desde que pone el huevo hasta que llega a crisálida o mariposa. Así, puede exportar hasta 500 doradas crisálidas (pupas) a Turquía en un mes o vender las mariposas para liberación de vuelo en bodas en Panamá, una moda en auge.
La crisálida tiene un valor entre “50 centavos y 1,50 dólar para exportación” y “en el mercado local se está comprando entre 25 centavos y 1 dólar, dependiendo de la especie”, por tanto “una producción de 500 pupas mensuales puede estar dando $600 mensuales, que es mucho más que el salario mínimo”, apunta el biólogo.
Todo ello bajo “un modelo de negocio que te obliga a ser sostenible al tener prácticamente imposibilitado el uso de pesticidas e insecticidas y al depender de la biodiversidad, de las plantas nativas del área donde estás y de las mariposas que rodean tu vivienda o tu finca”.
“El proyecto es intrínsecamente de conservación, no puede hacerse de otra manera”, dice Valdés mientras explica que la sustentación del negocio no genera gran demanda económica ya que no hay que dar de comer a las mariposas, ni estas necesitan grandes espacios, al contrario que el ganado.
Valdés está buscando una red de “granjeros” de mariposas para aumentar la producción. De la mano de Navarro, está animando a los ganaderos de la zona a dejar esa actividad y sumarse a este nuevo modelo de econegocio.
Gracias al apoyo de Cobre Panamá (filial de la canadiense First Quantum), Valdés busca a “familias interesadas en la producción de mariposas, dándoles capacitación e insumos materiales, de manera que puedan tener una alternativa sostenible para sus ingresos familiares”.
El biólogo agrega que al sumarse a esta idea, da las herramientas necesarias como la “malla” y la “capacitación”. También les “garantiza la compra (...) para que se pueda producir lo que vamos a comprar”.
Además, el antiguo ganadero añade que la producción de mariposas le ha llevado “a estar como soporte, inspiración y emprendimiento para la familia en mejora de la economía”.