Semiconductores, un desafío comparado con la ampliación del Canal

Actualizado
  • 14/08/2023 00:00
Creado
  • 14/08/2023 00:00
Especialistas del sector público y privado brindan valoraciones sobre el potencial de la llegada de los microchips a Panamá y los retos que se deben enfrentar para consolidar el sector
Panamá busca incursionar en el sector deensamblado, empaque y pruebas (ATP).

“Que Panamá sea parte de la cadena de suministro de semiconductores debe ser prioridad para este Gobierno”, sentenció el diputado Gabriel Silva, a través de sus redes sociales.

Silva asegura a La Estrella de Panamá que tiene previsto presentar un proyecto de ley que busque sacar provecho a la asociación que Panamá y Estados Unidos anunciaron a finales de julio, para “explorar oportunidades de aumentar y diversificar el ecosistema global de semiconductores” detallando que el mismo puede ser presentado en las próximas tres semanas, dependiendo de su avance.

“Hay una tremenda oportunidad de empleo e innovación en el sector de los microchips y los semiconductores, pues nos puede abrir las puertas hacia el posicionamiento de Panamá como un actor relevante para el sector, a nivel internacional”, pondera el funcionario, quien destaca el impacto de Intel en Costa Rica, el cual en sus 25 años en ese país, cuenta con 3,700 empleados, ha brindado oportunidades a 5,600 contratistas  y posee una planta de 26,000 metros cuadrados y 17,000 metros cuadraros de laboratorios, según información extraída del sitio web de Intel Costa Rica.

Franklin Morales,   consejero comercial de la embajada de Panamá en Estados Unidos, comentó durante un foro virtual incentivado por la  Cámara Americana de Comercio e Industrias de Panamá (AmCham), esta semana, que los semiconductores o chips son el “cerebro” de toda electrónica moderna y están presentes en todos los aparatos electrónicos, desde celulares y computadoras, hasta memorias.

El desarrollo de una planta de ATP, requiere de una inversión cercana a los $600 millones.

Morales detalla que la cadena de valor los chips se compone de cinco fases: investigación y desarrollo; diseño; fabricación; ensamblado, empaque y pruebas (ATP); y la distribución.

Dentro de esta cadena de Valor, lo que se está buscando en Panamá es establecer la cuarta etapa del proceso, es decir, la ATP. “Una vez que se fabrican los discos de silicio [que requieren los semiconductores], estos son enviados a plantas, para que sean cortados, empacados y probados para garantizar su desempeño. Este proceso requiere de mano de obra técnica, pero mucho menos especializada que la del proceso de fabricación”, explica el funcionario.

Morales reitera que lo que se está buscando desarrollar en nuestro territorio no es ni el proceso de investigación y desarrollo, ni el de distribución, dado que sería necesario una inversión de $40 mil millones para ese tipo de fábricas, un espacio cercano a las 300 hectáreas y un gasto de agua equivalente al de siete piscinas olímpicas, al día.

Lo que no está descartado es el proceso de diseño. “Esta es una oportunidad que existe para Panamá, porque depende más de que la fuerza laboral entienda la tecnología, pero no es nuestra prioridad actual”, reconoce.

El diputado Gabriel Silva tiene previsto presentar un proyecto de ley relacionado al tema.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos, explicó en un comunicado que la alianza entre ambos países iniciará con una revisión de la industria de semiconductores de Panamá actualmente, su marco regulatorio y necesidades de mano de obra e infraestructura.

Es precisamente la mano de obra, lo que hace que Panamá sea atractivo para EE.UU. en lo que a semiconductores se refiere, pues según Morales, el alto costo de la mano de obra en ese país, hace que la fase ATP, no sea rentable para ellos.

Sobre la colaboración entre ambos países, el funcionario explica que actualmente se encuentra en un periodo de análisis, por lo que no es seguro que Estados Unidos traiga esa inversión a Panamá, de allí que sea necesario garantizar que se pueda dar.

El 'nuevo oro'

Según Morales, el desarrollo de una planta de ATP, requiere de una inversión cercana a los $600 millones, necesita hasta 3,000 empleados por planta (con formación predominantemente técnica), unos 40 mil metros cuadrados de terreno, un gasto energético cercano a los 10 megavatios, la llegada de material por vía marítima y su exportación por vía aérea.

“Aunque hay otros países en la región que desarrollan chips, nuestro diferenciador es que solo nosotros contamos con la infraestructura necesaria para ser un hub logístico global”, pondera el especialista.

Fernando Vigil, director ejecutivo de Unik Transport Logistic & Solutions, comentó durante un foro impulsado por La Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), que Panamá tiene la “mesa servida”, tanto en infraestructura, como en organización para incursionar en el sector.

Este sentir es compartido por Fausto Arroyo, quien es ejecutivo principal del  Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y experto en logística y cargas. “El oro del presente y del futuro son los semiconductores”, explicó durante su participación en el foro.

“Que algo tan importante pueda situarse en Panamá es una enorme noticia y una oportunidad de que este país pueda demostrar al mundo su capacidad logística”, analiza.

Arroyo compara la trascendencia de esta oportunidad con el proyecto de ampliación del Canal de Panamá. “La consolidación de ese proyecto logró transmitir al mundo que Panamá era capaz de identificar un reto de alto nivel, organizarlo, construirlo y hacerlo funcionar” y esto vuelve a poner en desafío a esa capacidad.

Se trata de un sentimiento compartido por Morales, quien comenta que, a mediano plazo, el sector se puede consolidar como un agente de alta importancia en el Producto Interno Bruto (PIB) de Panamá, dado que Intel, en Costa Rica, representa, en la actualidad, un 25% de las exportaciones totales.

Aun así, Arroyo aclara que, para que esto logre funcionar, es necesario trabajar en equipo. “Esto no va a funcionar si se ve como un proyecto industrial, de capacitación y logístico, exclusivo del sector privado o público”, destaca.

“Este proyecto hace más urgente la necesidad de reformar la institucionalidad y generar una aceleración de la estrategia logística del país (...) Panamá fue considerado en un momento muy adecuado, porque tiene el enfoque y la capacidad para abordarlo, pero tienen que moverse rápido, para generar el entorno de negocio”, añade Arroyo, quien ve en esta industria un posible punto de conexión entre el actual Gobierno y el que viene en 2024.

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