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Polígonos de arena submarina están ubicados entre dos áreas protegidas
- 26/06/2023 00:00
- 26/06/2023 00:00
En el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) reposan tres estudios de impacto ambiental (EIA) que fueron admitidos en mayo pasado para la extracción de arena submarina, a la espera de la firma correspondiente.
Se trata de tres polígonos contiguos que solicitó la empresa extranjera Grupo Los Farallones, de los cuales pretende extraer 14 millones de metros cúbicos de arena que cubrirían una superficie de más de 1.400 hectáreas, de acuerdo con la documentación que presentó la empresa a MiAmbiente.
La cantidad de arena a sustraer equivaldría aproximadamente al volumen de 5 edificios del famoso Empire State de Nueva York, considerando que este tiene una superficie de terreno de 7.240 metros cuadrados y una altura de 381 metros (sin considerar la antena), según las dimensiones que publica la empresa propietaria del edificio, Empire State Realty Trust, ubicado en la quinta avenida de Manhattan.
Los polígonos en mención se encuentran ubicados en el mar territorial, entre la zona protegida por la iniciativa Panamá 30 x 30 denominada Área de Recursos Manejados Banco Volcán en el Caribe panameño y el Parque Natural Portobelo, que protege importantes comunidades de arrecifes (ver mapa). En el límite de este último se encuentra el polígono I compuesto por una superficie de 448 hectáreas frente a las costas de los corregimientos Puerto Lindo y Cacique, en el distrito de Portobelo, del cual se piensa extraer un volumen de 4 millones de metros cúbicos de arena submarina.
Grupo Los Farallones pretende usar la arena para suplir a futuro actividades de relleno que requieran el material para sus proyectos, según la documentación a la que tuvo acceso La Estrella de Panamá en la que se plantean detalles de la solicitud.
Aunque libra la zona marina protegida, pone presión sobre la iniciativa de MiAmbiente para la preservación de la zona marina que en marzo pasado mereció a Panamá el reconocimiento como líder azul por haber alcanzado la meta de proteger 30% o más de sus océanos.
MiAmbiente aún no ha dado el visto bueno a los EIA, y sin la firma, la empresa no puede acudir al Ministerio de Comercio (Mici) para tramitar la concesión del área de extracción por un periodo de 20 años. Recientemente el ministro de la cartera, Federico Alfaro, rechazó públicamente la actividad en la zona. A su voz se unió la de la Cámara de Comercio de Colón, la comunidad organizada y el sector turístico, quienes pidieron a las autoridades la desaprobación de los tres EIA.
Este diario contactó a los abogados de la empresa, pero informaron que no estaban autorizados para brindar declaraciones, aunque prometieron contactarnos en el futuro para ofrecer detalles del proyecto.
Grupo Los Farallones aún no cuenta con aviso de operación, según los registros del Mici, pues no ha iniciado actividades comerciales.
La sociedad anónima fue inscrita en el Registro Público en enero de 2020 y tiene como agente residente a la abogada Tydemaith Moreno Singh. Como directivos de la empresa figuran Alfonso Madrid, Ian Johnson, Nailini Navarro (suscriptor) y Nicole Moreno.
Stanley Heckadon, uno de los investigadores más reconocidos del Instituto Smithsonian, alertó sobre los efectos que arrastraría esta actividad en la zona.
La extracción de arena submarina es un asunto sumamente sensible para los lugareños y biólogos marinos. Explica que cuando se extrae en pocos meses arena de un sitio en particular –un recurso que a la naturaleza le toma siglos formarse– se crea un hueco submarino. Con el tiempo la naturaleza busca la forma de rellenar el espacio con el movimiento de las corrientes. El problema es que “lo hace con la arena más cercana, la que está en tierra firme o más alta, por ejemplo, con la que está en las playas de Portobelo y/o la costa arriba. Esto provoca que el material se escurra hacia el hueco que va dejando la draga succionadora”, señaló Heckadon.
Con los años las playas de costa arriba se irán reduciendo, y si tomamos en cuenta la elevación del nivel del mar a consecuencia del cambio climático, “más pronto que tarde la mar se va a tragar los caseríos de la costa”, añadió Heckadon.
“La Decana” tuvo acceso al mapa que detalla los polígonos de donde la compañía extranjera pretende extraer el material.
La cantidad de metros cúbicos de arena marina varía según el polígono. Por ejemplo, en la zona Farallones I se desarrollará dentro de un área de 450 hectáreas y el volumen de arena a succionar es de 4 millones de metros cúbicos. La profundidad de la extracción estará entre 20 hasta 50 metros y la duración de la actividad entre 50 y 150 días para volúmenes entre 1 millón y 3 millones de metros cúbicos.
La colecta se plantea por medio de una draga de succión autopropulsada con tolva.
Las dragas autopropulsadas extraerían la arena para cargarla dentro del barco sin necesidad de crear zonas de acopio en tierra. En este sentido, la carga podría trasladarse hasta los proyectos que necesitan el material arenoso y descargar donde el cliente lo requiera para relleno.
El resto de los polígonos detallan lo mismo que el primero. La diferencia es que en el polígono II y el III, que ambos se desarrollarán en 484 hectáreas, del primero se pretenden extraer 4 millones de metros cúbicos y del III otros 6 millones de metros cúbicos.
Dar luz verde a la empresa para desarrollar la extracción de arena submarina pondría a prueba la política de conservación marina que Panamá prometió cumplir en marzo pasado, cuando el país se posicionó como líder en la protección de los recursos marinos al crear a través del Decreto Ejecutivo el Área Protegida de Banco Volcán en el Caribe, que aumentó la superficie protegida hasta 93.000 km, asegurando el 54% de sus aguas de la zona económica exclusiva.
Esta zona, la del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap) de la República de Panamá, está formada por un polígono completamente oceánico que tiene un gran valor ecológico. Su formación se compone de una cadena de montañas submarinas consideradas formaciones geológicas excepcionales, y la biodiversidad asociada a estos ecosistemas.
En enero de 2023, durante la conferencia Our Ocean realizada en Panamá, el país se comprometió a proteger la biodiversidad amenazada por las actividades humanas no compatibles y la desconexión por falta de corredores biológicos; mitigar el cambio climático al conservar áreas de alta captura de carbono y que ayudan a disminuir inundaciones, erosión y altas temperaturas; y por último asegurar los beneficios para la raza humana, ofrecidos por la naturaleza de ámbitos económicos, recreacionales y culturales.