El crimen organizado visita el aeropuerto de Tocumen

¡Tac, tac, tac! Era el sonido de las balas en la entrada de la terminal 2, del Aeropuerto Internacional de Tocumen, por donde transitaron 1,5 millón de viajeros en enero de 2023 y la principal puerta de entrada al país.

¿Qué estaba ocurriendo? Es probable que esto se lo preguntaban muchos viajeros, ayer. Se trataba de dos agentes de seguridad que disparaban contra dos delincuentes en un intento por evitar un homicidio.

Todo ocurrió cuando dos hombres a bordo de un auto Hilux blanco se estacionaron detrás de una Prado del mismo color, en la puerta 17, en el área de salida de la terminal 2. Y, al mejor estilo del sicariato, descendieron del auto, con dos armas de fuego, y la intención de asesinar a otro hombre que estaba llegando de viaje.

Los disparos replegaron a los delincuentes. Se escaparon de la escena. Pero, más adelante, a la altura de San Antonio, uno fue interceptado por unidades del grupo Alfa de la Policía Nacional. En la Hilux había dos pistolas, una modelo Glock. En el sillón del conductor había manchas de sangre. Otro de los sospechosos estaba en el hospital Santo Tomás solicitando atención médica.

Criminólogos y abogados expertos en temas de seguridad apuestan a que los hechos están relacionados con el crimen organizado.

El criminólogo Marco Aurelio Álvarez está convencido de que era un crimen por encargo, es decir, un “sicariato”. Una práctica de los carteles mexicanos y colombianos donde el narcotráfico ha alcanzado niveles insospechados. Y que ha adoptado Panamá desde hace dos décadas.

Jonathan Del Rosario, abogado especialista en temas de seguridad transnacional, coincide. Por las características que se han descrito, los hechos podrían estar relacionados al crimen organizado, específicamente a pandillas y narcotráfico, señaló.

Lo ocurrido envía un mensaje: “la inseguridad está fuera de control”, cree Del Rosario, exministro de Seguridad.

Álvarez, por su parte, cree que el crimen organizado está entronizado en todas las esferas sociales, económicas y laborales, tanto que los sujetos que tenían la intención de asesinar al viajero que aterrizó en la ciudad de Panamá, manejaban información del itinerario del vuelo.

Este factor criminógeno (manejo de información) manifiesta dos hechos: infidencia desde dentro del aeropuerto o de los contactos criminales que se manejan a lo interno del país con el crimen organizado internacional, hasta el punto de pagar sicarios que ahora estarían condenados a muerte por no haber cumplido con el encargo criminal.

“Denota que son novatos o sin experiencia”, explicó el criminólogo. Y es que en la terminal área hay cámaras de vigilancia, hay seguridad privada, miembros de los estamentos de seguridad y también está presente la Interpol. Es decir, que existía el riesgo de fallar.

La presencia de pistolas en manos de los delincuentes denota que hay un tráfico ilegal de armas o mal manejo de las mismas por los estamentos de seguridad, que son los responsables de salvaguardar la Ley N.º 57 de mayo de 2011, sobre municiones, armas y material relacionado, concluyó el criminólogo.

Del Rosario cree que no es suficiente con la aprehensión de los sujetos. Las autoridades deben redoblar la presencia policial en el aeropuerto y áreas aledañas. En su opinión, en donde hay más presencia policial, hay menos espacios para que las organizaciones criminales cometan este tipo de conductas.

También recomienda que se siga fortaleciendo la coordinación entre el aparato de inteligencia estatal (Consejo de Seguridad) y la Fuerza Pública para anticipar en lo posible situaciones que ponen en peligro la vida y la seguridad colectiva.

Ebrahim Asvat, exdirector de la Policía Nacional, es mucho más duro. “Hay que hacer lo que hace Bukele (Nayib, presidente de El salvador). Hay que recoger a todos los tatuados y miembros de las bandas y meterlos en una cárcel...”, planteó.

En enero de 2023 parece estar dándose un repunte de las acciones criminales. Las estadísticas de las autoridades policiales dan cuenta de un aumento de 190% de los asesinatos. En los primeros 38 días del nuevo año se reportaron 57 asesinatos, 27 más que en el mismo periodo del año pasado.

La mayoría de los crímenes han ocurrido en Panamá, Colón y San Miguelito. Y están relacionados con el crimen organizado. “En el mundo de la delincuencia, el juego es la muerte, por el valor de la droga, que es comparado con la vida humana”, dijo Gilberto Toro, sociólogo, sobre el incremento de la criminalidad.

De acuerdo con una encuesta de CID Gallup, en los últimos cuatro meses Panamá es el quinto país con mayor percepción de seguridad. A pesar del aparente incremento de los delitos relacionados con el crimen organizado, el país sigue siendo uno de los países más seguros de América Latina. Es el segundo con menor índice de robos, solo superado por El Salvador, en donde el presidente, Nayib Bukele, ha entrado en una guerra abierta contra las pandillas, que lo ha llevado incluso a aplicar un estado de excepción en el país.