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- 27/12/2022 00:00
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En los despachos de las fiscalías del Ministerio Público hay 5,010 casos por estafas, lo que equivale a un promedio de 450 casos por mes. Personas que han caído en los engaños de sus victimarios. Les venden viajes en cruceros que no existen, carros que no son suyos o pagan con cheques de cuentas cerradas.
Estos delitos los investiga la fiscalía contra el Patrimonio Económico, creada en mayo y desde entonces el fiscal Nahaniel Murgas ha recibido 1,100 carpetas. Algunas de ellas califican en este delito porque existió un engaño, no obstante, otras ocurren por incumplimiento de contrato y pasan a la esfera civil, explica el fiscal Nahaniel Murgas, a cargo de las investigaciones. Antes de mayo las denuncias eran atendidas por la sección tercera de delitos contra el patrimonio que continúan investigando más de 3 mil carpetas que ingresaron antes de mayo.
La cifra de este año representa un leve incremento de 4% en comparación a noviembre de 2021. En ese año se registraron 4811 casos en los que las víctimas fueron burladas y el victimario obtuvo un provecho ilícito.
Una víctima contó a La Estrella de Panamá que compró un viaje en un crucero, pagó $9 mil y todo fue un engaño.
Otro caso reportado a este diario ocurrió cuando una joven publicó la venta de una tablet en $400. Una persona que dijo ser amiga de la familia se interesó en el producto, al parecer había hackeado los datos de la víctima previamente, lo que le dio confianza a la víctima por la información que tenía. Al pensar que se trataba de una persona conocida confió en que le depositaría el dinero. Se apareció un hombre que le mostró una identificación que más adelante se dieron cuenta de que era falsa. Ella le entregó la tablet y el tipo se esfumó con el dispositivo. El caso fue denunciado a las autoridades, pero aún no ha arrojado resultados la investigación.
El caso anterior es un ejemplo de la forma más común en la que se ejecuta este delito, a través de las redes sociales, donde se hacen promociones de productos o vehículos. Engañan a la víctima, le quitan el dinero pero no le entregan el producto. También ocurre al revés. Una persona que pone a la venta un artículo en redes sociales o una página digital y recibe el pago con un cheque hurtado o de una cuenta cerrada. Después, cuando ya es muy tarde, se enteran que el documento tenía algún reporte de robo o que no existe la cuenta.
Se han dado denuncias de compras de cruceros o viajes de turismo, pero las empresas no existen o no están constituidas. Los victimarios se hacen pasar por funcionarios de empresas, se llevan el dinero pero no hay empresa, tal como le pasó a la víctima que habló con La Estrella de Panamá, quien solicitó omitir su nombre.
Hasta ahora la fiscalía no ha logrado cuantificar a cuánto asciende la totalidad de las estafas, no ha hecho el cálculo porque explica que antes de este paso debe verificar si el delito se cometió o no. Generalmente las pesquisas son complejas y tiene un periodo determinado para hacerlo.
Sin embargo, en la modalidad de estafa agravada, Murgas mencionó la reciente desarticulación de una banda dedicada a la estafa de vehículos con una afectación patrimonial de más de $100 mil.
La organización publicaba el auto en las redes con un precio tan atractivo como para no dejarlo pasar por las víctimas. Atraídas por la oferta entregaban el dinero pensando que compraban una ganga y luego se daban cuenta que el auto en cuestión no era propiedad del anunciante, sino de una empresa arrendadora.
En el caso de estafa agravada, es decir, cuando la afectación a la víctima es superior a $100 mil o cuando se emplea documentación alterada para cometer el delito, la pena va de cinco a diez años de cárcel. Este año la fiscalía ha recibido 252 casos de estafas agravadas. En caso de tratarse de una estafa simple es necesario que sea superior a mil dólares, y si el monto es menor se refiere a un juez de paz.
Otra modalidad muy común que describió Murgas, ocurre a través de llamadas telefónicas. La víctima recibe un telefonazo de una persona que se hace pasar como empleado de una empresa, ya sea de venta automotriz, u otro artículo, y le da la buena nueva de que se ha ganado un premio. Pero, para poder recibirlo debe pagar un impuesto que siempre está arriba de los mil dólares.
Las víctimas se la creen, no revisan quién les está llamando. Tal vez la emoción les impide ver que los premios por lo general no acarrean pagos extraordinarios para recibirlos. Quienes cometen estos delitos son panameños y extranjeros.
Los fiscales siguen escuchando de estafas que se hacen desde la cárcel, “especialmente cuando se trata de llamadas telefónicas, engañan a las víctimas y les dicen que tienen algún familiar secuestrado, también que se han ganado un premio”, describe el fiscal Murgas. En algunas investigaciones también se han adelantado delitos por extorsión en este tipo de llamadas.
Una modalidad poco común es la prenda hipotecaria sobre bien ajeno que se vende a un tercero cuando el verdadero dueño es el banco, porque está hipotecado.
El resultado de las investigaciones depende mucho de la información que proporciona la víctima. En el caso de la red que estafaba con autos, la fiscalía tardó aproximadamente cuatro meses para lograr un resultado. Hubo un grupo considerable de víctimas, lo que permitió recopilar nuevos datos sobre el modus operandi, hacer reconocimientos y dar con los responsables. Pero no todos los casos corren esa buena suerte. La mayoría son más difíciles porque los delincuentes ocultan su identidad en redes sociales y nada fácil identificarlos. Usan nombres ficticios, páginas falsas, que obligan a la fiscalía a acudir a peritos informáticos forenses para lograr los peritajes.
La fiscalía ha logrado algunas sentencias gracias a acuerdos de pena que realizó. En casos que culminan con mediación la víctima logra recuperar su dinero, a veces en su totalidad. En caso de que el victimario no cumpla con los pagos, entonces el proceso continúa en los tribunales.